Detrás de él, obstinada e irritable como siempre estaba su asistente, cuyo nombre hasta ahora desconocía, aunque tampoco era como si me interesara. —Decidí pedirle a Carla que por favor me trajera a tomar un poco de aire, lo necesitaba —dije, mirando a Carla que posterior a mi explicación asintió. —¿Nos dejas solos? —le pidió a mi amiga. Carla me dio una corta despedida y pasó a un lado de nuestro jefe tras su “con permiso”. —Tú también, Emma —le dijo a la serpiente. Esta, tras blanquear los ojos se dio media vuelta y le siguió los pasos a Carla. Luego tuve que fijar mis ojos en sus esmeraldas. —Hoy tu madre dio signos de consciencia —dijo. Exhalé, expulsando el aire que había estado reteniendo, tremendo susto. Pensé que él estaba molesto