Levanté mis manos a la altura de mi pecho con las palmas hacia él, mientras no apartaba mis ojos de los suyos que me miraba como si yo fuese una aburrida película en blanco y n***o. —Señor Rodrig, lo siento —me disculpé, con grandes ganas de retroceder, pero sus ojos me mantenían en el mismo sitio—. Lo lamento, de verdad. Creí que era un… Sacudí la cabeza cerrando los ojos con fuerza, él no entendería lo que le estaba diciendo. —ΠРOCTͶΤҼ —le pedí perdón en ruso, quizá con una mala pronunciación, pero tenía que intentarlo—. No sé hablar su lenguaje aún, pero cuánto quisiera que entendiera las disculpas que le estoy suplicando. Junté mis manos cerradas, esperando a que al menos me maldijera de alguna manera. Pero no hablaba, no se movía, sólo me mir