—¿Entonces te gusto?— me pregunta mi médica.
—¿Qué dijiste que era?.
—¡Por dios pizza!, No recuerdas… — calla cuando comienzo a reír —¡Keres!.
—Lo siento— le digo riéndome —Es que es divertido hacer esas cosas.
—A veces me preocupas— me dice riendo —¿Cómo te fue en la fisioterapia?.
—Bien, supongo, no llore como otras veces.
—¿Ya no sientes impotencia?.
—La siento, pero puedo dar más pasos ¿Eso es algo no?.
—Lo es Keres.— me dice —¿Y tu terapia?.
—Seguimos sin recordar, pero el hablarlo se siente bien.
La doctora Larsson se ha convertido en mi única amiga en este lugar, me visita cuando no tiene trabajo, en sus días de descanso, me trae comida de contrabando, no sé qué haría sin ella.
—Encontré información— me dice llamando inmediatamente mi atención.
—¿Qué dice?.
—El doctor James dejo, tus gastos pagados, no sé exactamente como, pero es una cuenta especial que el hospital cobra, dijeron algo que cuando se te diera de alta lo que queda de eso se te dará.
—¿No es extraño?.
—Lo es, pero tal vez tenga que ver con tu operación, porque según esto nunca tuvo hijos ni se casó.
—Eliminando la posibilidad que sea algún familiar mío.
—También me dijeron que les prohibió usar Xinei que es un tranquilizante muy fuerte, porque tu cuerpo no lo toleraba.
—¿Crees que tenga que ver con mis cicatrices?.
—Posiblemente— me contesta —Mi amigo en la policía te busco en el sistema, pero no apareces.
—¿Ni mis huellas dactilares? Esas se registran cuando naces.
—No, pienso que no tiene ese tipo de acceso.
—¿Algo más sobre mi salud?.
—Bueno, confirmamos lo que sospechaba.
—¿Qué es?.
—Tu ausencia del periodo se debe a que no tienes ovarios ni matriz, al parecer te hicieron una histerectomía, pero no sabemos el porqué.
—¿Eso no venía en mi archivo?.
—No.
—¿Será el culpable de lo que me paso?.
—No lo creo, me contaron que cambio drásticamente unas semanas antes de tu llegada, se encontraba nervioso, se iba del trabajo y cuando llego contigo no sé, tienen muchas teorías.
—Y con mi cerebro normal se intensificaron.
—Sí.
—Cada vez me salen más dudas.
—Cambiando de tema, te traje un regalo— me entrega una bolsa.
—¿Para mí?— le digo sonriendo como una tonta.
—No es nuevo, pero aún sirve.
—¡Un celular!— grito.
—Le compré una nueva SIM, le puse vidrio templado y por supuesto guardé mi número y la clave del internet del hospital— me susurra lo último.
—Gracias, gracias, mil gracias.
—Pensé que te serviría, de que estuviera sin usar en mi cajón y que tú lo tuvieras, me agrada más lo segundo.
—Mil gracias por eso.— le digo —¿Te puedo mandar mensajes?, ah, pero para eso necesito crédito.
—¿Eres de la prehistoria?, Nadie utiliza eso, las r************* son las de hoy, i********:, w******p, f*******: y si te quieres entretener t****k y YouTube.
—¿Con el internet se puede?.
—Sí, es raro— me mira —Sabes que es internet y cosas actuales, pero de eso no, tal vez algunos de tus recuerdos a corto plazo tengan un tipo de daño.
—Estamos en modo amigas, no de médica.
—Sorry, sorry
—Do not worry
—Speak English?
— Of course I speak English, ¡my God I speak English!— le digo sorprendida —¿Cómo sé hablar inglés?.
—Tu memoria a largo plazo parece estar bien, tiene la información guardada, cada vez te vuelves más interesante.
—¿Cuántos años tienes?— le pregunto.
—¿Por qué preguntas de la nada?.
—Cada vez te me haces más interesante— le digo sonriendo.
—Soy joven— me dice —Tengo 26.
—¿Eres una especie de joven adelantada? No muchos tienen un título de jefe a esa edad.
—Algo asi— me dice riendo.
—Supongo que yo soy joven también, no tan lista porque perdí la memoria, pero joven.
—Estás como en tus veinte aproximadamente, pero no más que yo.
—Otro secreto por descubrir en la vida de Keres.
—Sé que puede ser triste, pero ¿Por qué no lo miramos como un nuevo comienzo?.
—Es lo mejor— le contesto.
—¡Madre mía! Se me hizo tarde— dice mirando al reloj —Cualquier cosa me marcas.
—Si Doctora Larsson.
Me da una sonrisa y sale de esta habitación.
Me quedo mirando la puerta unos segundos, apenas se va y la soledad me llega, me asusta la idea de que cuando salga ya no se interese por mí, me estoy volviendo dependiente de ella.
Estoy acostumbrándome a ella en este poco tiempo, pero ni siquiera sé qué tipo de costumbre tengo con ella, solo sé que me encanta pasar el tiempo a su lado, mirarla a sonreír e incluso reír.
¿Por qué me gusta estar con una mujer, verla sonreír y reír si soy mujer?
¿No es muy estúpido buscar eso en Google o sí?
⟶ 5 tips para ver si le gustas a una mujer.
⟶ Cómo hacer reír a mi novia.
⟶ El sexo y la risa: alcanzar el orgasmo entre carcajadas, un …
⟶ Porque a los hombres no les atraen las mujeres divertidas.
¡Pero qué mierda! ¿Qué resultados son esos?, ¿Por qué salen cosas de hombre? Si claramente puse si soy mujer y sexo, ¿Qué tiene que ver con lo que quiero saber? Y esos son solo los cuatro primeros resultados.
Mala idea Keres, muy mala idea ¿Y si busco mi nombre?, no, no de seguro saldrán el significado y esas cosas que no me interesa saber.
Elijah.
El frío de su ausencia aún se siente en mi vida, la culpa de su muerte es como una herropea en mi tobillo, que llevaré arrastrando por el resto de mi patética vida.
Hoy se cumple un año de su muerte y eso no me deja de calar en mi mente.
—Elijah.
—Vete Tabita no quiero estar con nadie.
—Sal de esa habitación— me ordena.
—¡Es tan difícil entender que quiero estar solo!.
—Deja de beber, tienes una junta importante y necesitas estar sobrio.
—¡Cancelé todas las citas!— le grito. —No tengo ninguna maldita junta.
—Honra su memoria, no bebas y fumes, vive por ella.
—Un año, Tabita y su muerte me sigue doliendo como el primer día, ¿Por qué tuve que ser tan estúpido?.
—¿Por qué no piensas que ahora es feliz?.
—Porque eso me hará sentir más miserable.
—Elijah.
—¿Por qué estando muerta sería feliz?, Cuando yo, Elijah Monroe, pude haberla hecho feliz.
—Deja de beber.
—Le ofrecí todo, le ofrecí mi dinero, compre lo que le gusto, ¿No debería ser feliz?.
—¿Eres estúpido?.
—Tabita— le digo sorprendido.
—La llevaste a un punto donde ya no tenía retorno, sabías lo poco que dijo de su vida en la cárcel, sabías que habían abusado de ella, que la molían a golpes, la exiliaban, la dejaban sin comer.
—Cállate.
—Y tú hiciste lo mismo, una y otra vez en los pocos días que estuvo, ¿Cuándo la viste sonreír? ¿Sonrió cuando le compraste toda esa mierda?.
—¡Tabita!— le grito al mismo tiempo que me levanto.
—Tú sabes bien, que sonrió cuando pensó que la ibas a matar, No fuiste mejor que tu padre.
Camino dos pasos hacia donde está ella, pero me caigo como un maldito idiota.
—Soy mejor que él— le contesto.
—¿Lo eres?— me pregunta —Por qué él se miraba mejor que tú.
—¡Ya para!— le giro —Cállate la puta boca.
—Deja de dar lástima y has algo productivo, estoy segura de que si te viera… no vales la pena.
No termina de decir la frase y se va dejándome solo en la habitación, me arrastro hasta el cajón donde tenía sus documentos y los veo.
—Hice a Ana inocente— le digo a los documentos —Ana siempre fue inocente, espero y puedas descansar en… paz…
Un nudo se me atraviesa en la garganta.
—Borre a Ana del sistema, porque eres inocente, por lo tanto, Keres nunca tuvo tiempo para existir…