David fue directo en su cuestionamiento, pero ¡Aun tratándose de David, no sentía miedo alguno! No le escondería lo que sucedió con Ariel en esas dos ocasiones y aunque específicamente no daría los detalles exactos, bastó con el hecho de hacerle saber que me enamore de Ariel, pero aparentemente un amor pasajero, debido a que no debía enredarme con personas que no pertenecieran al cartel de David o allegados muy prometedores.
—¿No sé de qué se preocupa David? La verdad es que Ariel es un muy buen hombre y tiene lo que seguramente no tiene nadie de los que he conocido hasta ahora, pero según me informo Salomón, es que Ariel se marchó del país y por lo tanto no creo que pueda volver a cruzar caminos con su persona.
—Ahora que lo mencionas Rubí, déjame decirte que tengo entendido que Ariel trabaja con autos, ese sería un muy buen negocio para mis intereses, ¿Te dejo algún contacto o dirección donde puedas buscarlo?
—¿Contacto? ¿Buscarlo? —Me pregunté en ese instante.
No me pareció que David se molestara por el hecho que me involucre con Ariel, pero si me generó esa desconfianza en cuanto al hecho que mencionara que el negocio de Ariel sería más que propicio para sus intereses, de igual manera mi respuesta fue negativa.
—Lo siento, pero entre tanta situación y luego esto que me sucedió, no encontré el momento apropiado o justo para sacar información que podría considerarse privada de su parte, así que lo siento, pero no es así.
No quedó en lo absoluto satisfecho con mi respuesta, pero de inmediato se centró directamente en salir del país y regresar a Guatemala, nuestro país de origen.
—¿Te encuentras preparada Rubí? La embarcación está por llegar y debemos presentarnos una hora antes que llegue para controlar que todo esté perfectamente bien para recibir el cargamento y posteriormente largarnos de este país.
Sinceramente me pareció muy rápida la manera en la que saldríamos del país, pero las instrucciones eran de ejecución rápida, así que no me quedó más que asegurar que todo estaba bien de mi parte.
—¡Ya mismo me preparo David! Sólo deseaba no olvidar nada y con esta maleta de dinero se me hace un tanto complicado caminar, ¿Podrías ayudarme un poco con esto?
—¡Por supuesto mi princesa! ¿Cómo no he de ayudar a la mujer que me regaló veinte millones de dólares la otra noche y que aparte de eso con su trabajo me regaló otros diez millones de dólares? Que Salomón se encargue de todo, debo adelantarme así que no lleguen tarde.
Al llegar al puerto donde descargarían toda la mercancía que había enviado David al país del norte, no tuve otra alternativa más que esperar el momento en el cual tendríamos que zarpar de regreso a Guatemala, estaba completamente convencida que mi vida en ese país del norte había terminado como tal y que era muy probable que nunca más volvería a regresar a ese lugar ¡Aun así David me lo solicitara en cualquier tipo de trabajo pendiente! No me sentí en lo absoluto dispuesta a regresar al lugar donde ahora mismo estaba dejando mis ilusiones y un amor perdido del cual no tenía la certeza si algún día tendría la suerte de encontrarlo nuevamente, era como si de pronto ese ángel en mi vida decidió alejarse.
Tras haber cargado toda la mercadería en otros botes y barcos cercanos, no quedó más que regresar a Guatemala. A nuestra llegada los empleados y socios de David se encontraban esperándolos, con una enorme fiesta para celebrar que Rubí realizo el trabajo de una manera espectacular, así como también celebrando que había logrado sobrevivir al ataque que el chaparro me provocó antes de morir.
—¡Rubí es un verdadero placer tenerte de regreso, nos encontramos congraciados con tu capacidad para hacer el trabajo! Pero ahora que están de regreso no nos queda más que felicitarlos, extenderles una bienvenida y que disfruten de esta fiesta que se les ha organizado nuestra querida princesa y a nuestro socio y compañero David.
Los socios de David se veían un tanto nerviosos por algunas cosas que sucedieron en tan pocos días de ausencia, por lo que alcance a escuchar cuando uno de ellos menciono problemas respecto a las caletas que le realizaban a los autos y con toda certeza eso era un problema grave para David.
—Espero que no te asustes David, pero el que realiza las caletas a los autos, se ha marchado y no sabemos su ubicación, actuamos, pero creemos que solo tú puedes accionar en ese sentido.
—¿Cómo es posible que no me informaran de esa situación? Es un tema muy delicado y ahora que estoy comprometido con cargamentos, me urge encontrar a una persona de confianza para que realice esos trabajos.
David me llevo hacia sus brazos y delante de sus socios me preguntó nuevamente.
—¿Exactamente a qué mencionaste que Ariel se dedicaba?
La ansiedad se apoderó de mi ser al escuchar esas palabras, comencé a temer que David estaba intentando mostrar un cierto interés muy diferente, obviamente no deseaba involucrar a Ariel en todo esto, ese atractivo hombre contaba con una vida hecha y seguramente ganando el respeto de las personas que lo rodeaban, por lo que me limite a responder que no le fue de agrado a David.
—Al transporte y modificación de autos, aunque creo que es muy arriesgado esa situación, ¿No sabemos dónde vive y mucho menos de que país es? Creo que lo recomendable seria encontrar alguien del gremio para que se encargue de eso.
—Tienes razón Rubí, no pretendemos que de pronto existan filtraciones de información de nuestro negocio, por ello es que cualquiera debe tener siempre en consideración que nadie está exento de mi castigo si consigo descubrir que alguien se convierte en un traidor de la organización.
—Estoy de acuerdo con eso David, ahora si me permites debo desempacar y mantenerme al pendiente de cualquier orden de tu parte.
David se veía diferente, es como si estuviese probando mi fidelidad hacia el cartel, era más que obvio que mi vida estaba con David y no sería capaz de traicionar la mano que me ha dado de comer durante años y que nunca me abandono sin importar mi situación, pero antes de retirarme no me soltó de la mano y mencionó.
—No te preocupes mi querida Rubí, creo que has hecho un trabajo excepcional y mereces un verdadero descanso, es por ello que he tomado la decisión de autorizarte quince días libres, ¿Qué te parece si los aprovechas para visitar a tu hermana? Desde hace un buen tiempo que no se ven ustedes. —Exclamó con incertidumbre en su voz.
Definitivamente me tomo por sorpresa su propuesta o más bien su orden en ese momento, debido a que David sabia con exactitud que mi hermana Alejandra era trabajadora del Duque de Manchester, situación que me incomodaba de todas las maneras posibles pero que nunca la critiqué o juzgué por haber tomado esa decisión en su vida, pero también me imaginé que David deseaba algún tipo de información y por ello me estaba enviando ese mensaje oculto en cuanto a enviarme de vacaciones con mi hermana.
—De hecho, han pasado varios meses desde que la vi por última vez, pero si autoriza mi salida, entonces cumpliré sin ninguna duda. Te lo agradezco David.
Ese día sin saber nada en lo absoluto, me encontraba en la parte norte del país, mientras que Ariel se encontraba en cualquier otra parte del mundo y sin saber que nuestro destino estaba o podría estar más cerca de lo que nunca imaginé en ese momento en el que me preparé para salir de viaje hacia la parte sur del país, lugar en el cual mi hermana habitaba en compañía del Duque de Manchester.
~ Rubí sabia con exactitud que nada era por casualidad y algo podría suceder en cuanto a lo de su visita con su hermana, lo que ella nunca se imaginó al igual que el CEO Ariel, es que los dos eran compatriotas, permitiendo así que, mientras Rubí empacaba no solo sus maletas de vuelta, sino que también esa sensación que de pronto algo sucedería en su vida.
El CEO Ariel Montes se encontraba en trámites dentro de su empresa para establecer lo que había comenzado desde algunos meses y con los autos listos por llegar a su nuevo taller, se encontraba más que satisfecho materialmente, pero sus sentimientos continuaban igual o peor en cuanto a que su pensamiento se encontraba veinticuatro horas al día en Rubí. ~
El CEO exclamaba en cada momento de su eterna soledad. —¿Dónde estarás Rubí? en verdad espero y deseo que te encuentres bien, a pesar que no sabré sí te volveré a ver en la vida.
La esperanza de alguna manera estaba ahí latiendo cada vez más fuerte, solo que Ariel y Rubí, sentían que el amor entregado y vivido en Massachusetts se alejó de sus vidas, cuando en verdad solo los separaba alrededor de unos trescientos kilómetros.
El CEO estaba un tanto desesperado por llegar a saber nuevamente de Rubí, aunque afirmaba que de alguna manera era más que imposible, guardaba las esperanzas que por cualquier circunstancia de la vida o del destino eso llegará a ser posible nuevamente, mientras tanto enfocarse en su trabajo era lo que más le interesaba, mientras que Rubí tomaba el viaje para visitar a su hermana, misma que no veía desde hace algunos meses en concreto.
El Duque de Manchester era el eterno rival de David, pero por el momento las aguas estaban tranquilas y cada quien dominaba su territorio, pero eso no significa que en verdad se encontraran completamente en paz, siempre hubo algún tipo de complicaciones para trazar sus rutas a lo largo y ancho del país, siendo restringido en algunas ocasiones por don David, pero que de igual manera mantenían un cierto respeto entre ellos, pero que a la más mínima provocación también podría hacer estallar una guerra entre carteles, en un país sumido por gobiernos corruptos que se vendían al mejor postor, olvidándose por completo de su población, ¡Ahora podría mencionarse que existían nuevos aires alrededor de Rubí, pero el destino era el último en tomar la palabra!
—¿Ahora quien será? —Se preguntó el CEO, recibiendo una llamada extraña, dudando por unos instantes en atender la llamada por el número que parecía ser del extranjero, no siendo más, atendió la llamada que parecía ser una salida al pensamiento que mantenía constantemente hacia Rubí.
—¿Cómo se encuentra mi CEO favorito? Cuanto tiempo sin hablarte. —Se escuchó al otro lado del teléfono.
—¿Chelsea eres tú? ¿Pero cómo es que hasta ahora te recuerdas de mí? —Preguntó con molestia el CEO.
Chelsea Midway, psicóloga s****l que adquirió ese título debido a su pasado mientras se graduaba de la universidad como Psicóloga, debido a que durante el tiempo de estudio acostumbraba a atender a sus clientes de una manera distinta a la que cualquier Psicóloga común lo provocaría con sus clientes.
Chelsea se convirtió en una pieza fundamental en la vida de Ariel, ayudándolo a vencer sus miedos internos y dificultades para socializar con el resto del mundo ¡Aunque no consiguió del todo lograr que Ariel realmente se abriera al mundo! Chelsea se convirtió en algo más que solo su Psicóloga, fue su amante durante sus terapias mensuales y que directamente Ariel visitaba a Chelsea en su consultorio en New York.
Tras un poco más de seis meses sin comunicarse y mucho menos encontrarse; Chelsea deseaba saber de Ariel, por ello provoco esa repentina llamada que podría llegar a convertirse en un desahogo para el angustiado pensamiento de Ariel.
—Efectivamente Ariel, me extraña que, en tu reciente visita a Massachusetts, no me provocaras una visita especial.
—¿Cómo te has enterado de mi viaje? —Preguntó el CEO aturdido por la pregunta de Chelsea.
—Podríamos decir que Anesha me informo de tu viaje y también de una situación en la cual podría ayudarte, ¿Qué dices si vienes a visitarme nuevamente? —Respondió Chelsea que deseaba encontrarse con Ariel.
La duda recorrió cada vena de Ariel en ese instante, no era tanto la necesidad de compañía para dejar de sentirse angustiado, siendo Rubí la única que podría calmar esa agonía que llevaba por dentro, pero entonces Ariel tomó su decisión. —Te veré en veinticuatro horas en tu departamento.