La Visita del Mexicano

1884 Words
Era inevitable no pensar que David sabía algo de lo cual era de mi entero desconocimiento, pero, aunque era una condición de momento solo le llevaría la corriente y me centraría en la misión con el potro mexicano. —Creo que después podríamos hablar de eso David, mientras tanto te agradezco la confianza depositada en mí, te prometo que realizare mi mejor esfuerzo como siempre lo realizo en cada trabajo que se me impone. —Respondí y me alejé de su presencia. Sinceramente se escuchaba como el mejor trato de mi vida en ese momento, de alguna manera era lo que necesitaba y lo que me daría mayor oportunidad de libertad y alcanzar mi verdadero objetivo de libertad completa que estaba intentando alcanzar ¡Máxime ahora que Ariel se encontraba en mis caminos y en mi corazón cada vez más profundo! Debía prepararme mentalmente para ese encuentro con el potro mexicano al día siguiente por la mañana que era cuando estaba previsto que aterrizaría en la pista privada de la finca al lado norte de la hacienda y cubierta por una zona boscosa y un lago a su alrededor. La finca estaba más que resguardada y en ese entonces el presidente de la nación firmo un acuerdo con David para evitar ser molestado en sus fincas mientras durara su gobierno, que por cierto el hijo del presidente de no haber sido que Ariel era mucho más guapo y con alta categoría, ¡De seguro hubiese hecho lo imposible por conseguir una cita con el hijo del presidente para conquistarlo y hacerlo mío! Era un increíble arquitecto que parecía un amor y pan de dios, pero necesitaba a mi lado un hombre que se arriesgara a sacarme de mi lugar de trabajo por lo que en mi interior me decía que Ariel era el indicado para todo en mi vida, estaba más que segura de alguna manera que Ariel estaba dispuesto a muchas cosas conmigo, ¡Mas, por la manera en la que nos entregábamos hasta el momento y esa compenetración que existía entre los dos era más que espectacular! Mientras ellos continuaban festejando en la piscina y deleitándose con las mujeres que estaban presentes en la finca, me encerré después de haber conversado con David, necesitaba respirar y descansar para lo que me esperaba al día siguiente, pero mientras eso llegaba a suceder me pasé todo el resto de la noche pensando en Ariel ya que no contaba con la posibilidad de volver a provocar una llamada, debía dejar que todo pasara para que entonces fuera clara la posibilidad de contactarlo. Me encontraba segura que después de lograr el objetivo tendría toda la libertad necesaria para acudir a Ariel y estar entre sus brazos sin descanso y sin temor a que Salomón estuviese a cada momento insistiéndome u hostigándome con sus palabras y acechos constantes, ¡Estaba más que harta de Salomón y sus constantes acosos que me provocaba a pesar que supuestamente todo eso había quedado en el olvido! Pero era un tipo que no sabía rendirse o aceptar que una mujer no deseara estar a su lado y sin duda me había convertido en su deseo más prohibido que jamás experimento anteriormente. A la mañana siguiente todo estaba más que preparado para recibir al reconocido mexicano que era respaldado por el dueño de su cártel que le apodaban el comandante. Los movimientos en la finca se agilizaron de inmediato, todo debía estar completamente limpio para cuando David saliera de su habitación y se encaminara a revisar que todo se encontrara en absoluto control. Era muy cierto que David le encantaba festejar y desbordarse en cada vez que daba su consentimiento, pero así mismo el desorden no podría estar presente, por lo que todos los empleados de la finca debían permanecer alerta en cuanto a la limpieza y orden de todo el desastre que dejaba cada fiesta. David era un caballero en la vida y en su personalidad, pero un maldito despiadado cuando se trataba de tratar a las demás personas como sus sirvientes o buscar culpables ¡David no se tentaba el alma a la hora de buscar culpables y encontrar al responsable! Estaba dispuesta en ayudar al personal encargado de la limpieza, sabiendo cómo es que a David le parecía mejor la presentación del lugar para recibir a una persona que en ese momento era de los más importantes en la región y deseaba causar el mejor y la mayor impresión posible. Mi acción llevo a que algunos empleados se opusieron a que les ayudara en la labor, pero no debían ni contaban con la autorización para negarse a recibir mi ayuda, no era que me encantara abusar de esa cierta libertad con la que contaba por el momento, pero me impuse e hice que me escucharan porque de ello podría depender la vida de muchos ese día que el mexicano se presentara. En la recamara me estaba esperando un vestido muy fino que adquirí en estados unidos en esa visita donde afortunadamente encontré al pedazo de mi alma y que ahora estaba a mi lado, por ese pedazo de mi vida que deseaba que de alguna manera mi vida encontrara un rumbo diferente y se transformara de pronto en un cuento de hadas que me permitiera escaparme a cualquier parte de la vida pero de su lado, porque si no era de esa manera, definitivamente no deseaba escaparme de esta vida y morir en el cartel sería más que mi deseo y mi única alternativa de vida existente. Soñaba con utilizar ese vestido en alguna ocasión especial con Ariel, pero ahora era esa ocasión en la que debía utilizarlo, seguramente en algún momento tendría la oportunidad para hacerme de uno nuevo y utilizarlo en una presentación con el que estaba ocupando el único lugar disponible y sano de mi corazón, esa parte que parecía que era la única zona sensible y deseable de mi ser, era la única parte de mi corazón que podría decir que era la más sana y pura de mi cuerpo, ¡Solo mi alma estaba dispuesta a recibir el amor de un hombre que estaba desesperado por encontrarme y llevarme a su corazón antes que a su cama! Por debajo del vestido ¡jamás! en la vida podría faltar mi pequeña amiga de color rosa que me acompañaba a cada misión y sin dejar de lado a sus hermanas que se posaban en mis pechos, con esa compañía era lo único que me llegaba a sentir más que segura y dispuesta a cualquier misión de peligro que se me encomendara. Era el momento de inyectar el veneno con mi cuerpo y aumentar el deseo de aquellas víctimas que solo podrían desear y fantasear con poseer mi cuerpo más nunca llegar a poseerlo y dejar su inmundicia en mi ser, porque solo el elixir de Ariel era lo que me complacía y dejaba más que satisfecha, haciéndome sentir rejuvenecida en cada descarga de su elixir en mi piel. El tiempo de llegada estaba más que a la puerta, los monitores comenzaron a marcar la llegada de la avioneta donde se transportaba el que se consideraba el sucesor del Comandante. Era el momento de la verdad y demostrar de lo que Rubí Echeverri estaba hecha, era el momento de demostrarle a David que era la persona más confiable y segura que podría llegar a tener en su cartel y por mucho superar a Salomón. Sinceramente tuve la bendición de nacer mujer en esta vida, porque los hombres solo son juguetes postrados a nuestros pies, que como perros se pelean entre ellos para cogerse a una mujer y quedar muertos en el acto, mientras que nosotras podríamos comernos a más de diez hombres por día y quedar como si nada. Ellos eran los cavernícolas que se peleaban por un cuerpo y un amor que literalmente siempre va acompañado del interés y del deseo, en ocasiones me daban deseos de gritarles en la cara que el único propósito por el cual algunos hombres existen en la vida, solo es para entregar lo que tienen de vida y engendrar hijos, es para lo único que sirve la gran mayoría, porque existen niveles y el único en mi mundo que estaba por encima de ese nivel y que solo se asemejaba a los mismos Dioses era mi amando y deseado Ariel Montes. —¿Te sientes preparada Rubí? El momento ha llegado mi princesa. —Exclamó David al momento de salir conmigo de la habitación de cámaras a lo que, con un simple gesto en su mejilla, le hice saber que estaba más que preparada. Las escoltas acompañando a David hacia la parte donde se encontraba una enorme carpa para dar sombra y de esa manera recibir al desgraciado del mexicano, obviamente me dirigía en compañía de David de su brazo derecho para que al momento que descendiera de la avioneta se diera cuenta de mi presencia y así mismo se percatara que no era cualquier mujer en el cartel de David. ¡No me sentía directamente nerviosa, pero el hecho de conocer a alguien de esa categoría por primera vez y sabiendo que literalmente tendría que verle la cara o tomarlo del pelo engañándolo, definitivamente no sería algo sencillo de provocar! Esos tipos contaban con una resistencia en cuanto a beber alcohol y a drogarse, que me sería un tanto difícil lograr lo que David me indico, aunque intentaría hasta el cansancio drogarlo al punto que no lograra levantar un solo dedo y estuviese completamente a mis pies. ¡Ese era el objetivo y debía conseguirlo a cualquier precio! Porque no deseaba compartir mi cuerpo con nadie más, este cuerpo que ya contaba con un dueño, solo Ariel Montes contaba con la llave perfecta para abrir la cerradura y regar con su manguera el jardín que estaba siempre dispuesto a recibirlo con gran alegría y deseo. Antes de saludar de frente al mexicano, David me volvió a encomendar la tarea, solo deseaba asegurar que todo se encontrara claro en mi mente. —¡Preparada Rubí! Lo único que tienes que hacer en este momento es no bajar la mirada en lo absoluto y dejar que te salude siempre conservando el protocolo, no se atreverá a hacer algo estúpido en mi presencia. —Susurró David antes que descendiera el mexicano. La avioneta aterriza y con un traje completamente de n***o y botas charras negras con detalles doradas, con su arma plateada de una lado y dorada de otro lado, con un sombrero algo recatado al estilo ranchero, con un ramo de lirios en su mano, descendió y se dirigió directamente hacia donde me encontraba y con una señal de respeto saludó calladamente a David, para luego dirigir su mirada hacia mi rostro, las piezas del tablero de ajedrez de David comenzaron a moverse siendo en mi caso una pieza de esas, el caballo n***o no me quito la mirada y al instante exclamó con su acento muy característico de algunos mexicanos. —¡Señorita Rubí, un enorme placer conocerla finalmente, espero que mi visita sea de muy buenas alianzas entre nosotros y perdone usted, pero le he traído este obsequio, solo no piense que es lo único que he traído conmigo para usted! —¡Le agradezco y sea bienvenido señor!
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