3. ESTA NOCHE

1260 Words
NARRACIÓN Al terminar su inspección, James se sienta en el sillón frente a la ventana y enciende un cigarrillo, observando las calles. - Creo que ha sido la ducha más deliciosa que he tenido en mi vida – dice ella al salir del baño. - ¿Te molesta el humo? – le pregunta. - No – niega con la cabeza. - Estoy acostumbrada, en mi casa fuman mucho – se sienta en la cama a terminar de secarse el cabello. - ¿Quieres uno? – extiende la cajetilla. - Los evito. - Ok – toma una bocanada y exhala el humo de a poco volviendo su vista a la calle. Ella lo observa, las venas de tu mano varonil y su mirada tan seria, fija, penetrante. Como si observara el mundo de una forma diferente a los demás. - ¿Estresado? - Cosas del… trabajo – da otra bocanada a su cigarrillo sin perder la desviar su mirada. - Quizás puedo ayudarte – él suelta una leve sonrisa, sin que esta se refle en sus ojos. La mira. - Créeme, no te gustaría – regresa la vista a la ventana, todo continua tranquilo. - Puede ser, pero a veces hablar de lo que te preocupa ayuda a pensarlo de otra forma – él suspira. - Mañana tengo una reunión para resolver un… problema… Aún no tengo los datos, pero me advirtieron es distinto a lo que realicé antes y necesitaré dedicarle muchos meses. No me gustan las sorpresas, en mi profesión la anticipación y el tiempo lo es todo. Y este cliente es muy importante, hay mucho en juego. - ¿Tu trabajo es? - Seguridad… informática – bota las colillas sobre un cenicero. - Resuelvo problemas para empresas. Llego, arreglo lo que está mal y me voy – lleva el cigarrillo nuevamente a su boda. - Ah, por eso te ves tan serio. Eres de los que abre todo un mapa mental de las situaciones y elige qué hacer. - Puede decirse que sí – apaga su cigarrillo en el cenicero. Da la vuelta y se queda sentando frente a ella, observándola fijamente, dándole toda su atención. Le parece imposible que logre verse aún más hermosa luciendo su ropa, que le queda visiblemente grande. - Bueno, no me lo preguntaste, pero yo soy estudiante universitaria. - ¿qué sigues? - Por ahora nada específico – agacha la cabeza. – Estoy tomando algunas clases de negocios mientras puedo pasarme a literatura. - Es un cambio extremo. - Digamos que la persona encargada de mi educación… de mi vida… ya decidió muchas cosas por mí. Cosas que van con la imagen que debo proyectar. - Por eso llegaste hasta acá hoy, sin un plan de regreso – ella suspira llevando su mirada al techo. - Mi familia es complicada, mi vida es complicada. - ¿Sobreprotectores? - Demasiado, mi papá es un poquito paranoico. Para él hay peligro en todas partes, puedo morir en cualquier esquina. Todo le asusta, todo lo pone nervioso. - Supongo así son los padres con sus hijas. - Supongo que sí… Regresa a verlo y se topa con su penetrante mirada fija en ella. Su rostro es inexpresivo, haciendo imposible saber lo que realmente piensa. Analiza cada detalle de sus facciones algo toscas, hay algo en él que la atrae y al mismo tiempo la intimida. James, por su parte, se maldice en su interior al sentir su corazón palpitando con rapidez dentro de su pecho, ha necesitado emplear toda su fuerza de voluntad para mantener su habitual calma. Se pregunta, por qué. Por qué no logra mantener la tranquilidad que nunca lo abandona, aún en las situaciones más peligrosas. Por qué ante esta mujer todas las defensas que construyó ceden, y solo piensa en la forma de acercarse más. Solo él sabe cuánto deseó la caminata hacia ese café se haga eterna, solo él sabe la emoción que sintió ante la posibilidad de que ningún taxi llegue, para disfrutar unas horas más a su lado. Continuan su cruce de miradas. Ella muerde su labio inferior, mientras él continua sin cambiar de expresión. - Deberíamos dormir – finalmente ella rompe el silencio. - Mañana tienes trabajo y yo debería irme temprano. - Sí – camina hasta su lado de la cama, se mete bajo las cobijas y se acomoda mirando al techo. - Buenas noches – ella se acuesta dándole la espalda - que descanses. - Igual. Por un momento Madison olvida dónde está y se queda profundamente dormida. Voltea hacia James, que permanece despierto, pues su insomnio lo acompaña nuevamente. Ella coloca su cabeza sobre su pecho, haciendo que este estire su brazo para que se acomode mejor. Siente su delicada pierna sobre la suya y su brazo abrazándolo. Se queda paralizado por un momento, no entiende por qué esto le resulta tan cómodo, tan normal. Esboza una sonrisa, sin darse cuenta acaricia el cabello de ella, cerrando sus ojos, yendo al mundo de los sueños. El reloj marca las 4AM cuando James se despierta sintiendo lo observan. Madison lo mira con los ojos bien abiertos, parpadea mucho al percatarse de cómo se encuentran durmiendo ambos. Él sale de la cama de un solo brinco, buscando alejarse de la situación, observa a la mujer que permanece en la cama con el rostro visiblemente sonrojado. Ambos se observan fijamente, sus respiraciones son agitadas. - Yo… yo… - tartamudea ella. - Yo abrazo una almohada para dormir, debí confundirme. - Sí – asiente él. No sabe qué le pasa al estar cerca de esta extraña de la que ni siquiera sabe su nombre, cómo pudo bajar la guardia así. Traga saliva. Continuan viéndose fijamente, sus respiraciones se agitan aún más, hay una clara tensión en el ambiente. Ella da un suspiro mirando los labios de él, poniéndose de pie sobre la cama, James cierra los ojos respirando profundo. Al carajo - suelta, acercándose a ella y tomándola de la cintura para atraerla hasta él, dándole un apasionado beso. Madison responde con la misma pasión, abrazando su cuello y enredando sus piernas alrededor de su cintura. Este agarra con una de sus manos su trasero y la sostiene mientras con su otra mano abraza su espalda. Da la vuelta y camina hacia atrás, sentándose en la cama, quedando ella sobre él. James siento su estómago vibrar. Se separa un poco, sin soltarla, para poder observarla más. Nota como tiembla, está igual que él, confundida, pero emocionada. Ambos sonríen con complicidad. Él pasa sus manos por la espalda de ella con fuerza, quiere confirmar es real. Besa su cuello, su oreja y una electricidad los recorre. - ¿Estás segura? – pregunta mientras se detiene. - Sí – asiente ella, volviendo a besarlo. James sonríe. - Me alegra que no haya llegado un maldito taxi – dice mientras la besa, provocando su risa, una que para él suena como la mejor melodía del universo. Cierra los ojos y se deja llevar por el momento. Madison camina al baño, al regresar encuentra a su compañero de esta noche dormido, se ve tan tranquilo. La expresión de su rostro es de calma, no la de antes, una más suave, más feliz. - Bien, después de todo creo que estoy segura – se mete bajo las cobijas. - Quién diría que iba a terminar durmiendo con un extraño hoy. Se acomoda de espaldas a él, siente como este sujeta su cintura, atrayéndola más cerca y abrazándola. Besa su mano, se acurruca mejor y se entrega también al mundo de los sueños.
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