Un chico malo enamorado

JAMES Salgo del subterráneo en medio de la quietud de esta parte de la ciudad, el viento helado golpea mi rostro y provoca que salga humo de mis labios. Estoy en la última estación, de la última ruta del día. Una persona normal sentiría temor, evitaría esta área a toda costa, pero yo no soy una persona normal. Mi nombre es James. No tengo apellido, familia, edad o pasado, ni tampoco me interesa tenerlos. Elegí este momento y lugar porque es perfecto para evitar la mayor cantidad de personas, me detengo por un instante a revisar mi teléfono y una mujer pasa junto a mí golpeando mi hombro. Volteo a verla. -      Lo siento – dice, brindándome una sonrisa. Por un pequeño momento el mundo se detiene, solo somos ella y yo. Es hermosa, hipnotizante, con esos grandes ojos color caramelo que resaltan sobre una perfecta tez blanca. Su cabello ondulado color chocolate se mueve por el viento, que trae hasta mí su aroma, un aroma tan suave a flores, con un toque de madera, que queda impregnado en el ambiente. No respondo, solo me quedo ahí, congelado en el tiempo observando a la hermosa extraña con bufanda y gorro amarrillos alejarse de mí. Yo soy la noche y ella es mi brillante luna, una que quiero ver más y más. Sacudo mi cabeza tratando de volver en mí, me digo. He tenido muchísimo trabajo protegiendo a los Bolton, sin descansar un solo día me tocó cambiar de país para reunirme con alguien más. Gajes del oficio. Sigo en la misma dirección que ella sin perderla de vista. Unos metros más adelante pasa junto a un grupo de hombres que la ponen incómoda, noto su tensión. Veo las miradas de estos y puedo adivinar sus pensamientos cuando la siguen. Camino hacia mi izquierda para tomar la calle directo a mi hostal, me fastidia meterme en problemas de otros cuando no me están pagando por eso. Después de dar a penas 3 pasos me detengo, suspiro profundo cerrando los ojos y moviendo mi cabeza hacia arriba. No puede ser que me esté pasando esto. Viene a mi mente esa sonrisa, esa maldita sonrisa con su olor me han aturdido. Doy la vuelta, no puedo dejarla así. Hoy me importan una mierda las reglas. NARRACIÓN Madison revisa la hora en su reloj y apura el paso, está llegando tarde a la lectura por la que ha esperado meses y realmente no quiere perderse el final. Sigue sin entender a quién se le ocurrió hacer un evento así en un lugar tan alejado, de noche, en un barrio increíblemente intimidante y en una época tan fría. Al salir del subterráneo choca con alguien, se disculpa sin mirar su rostro y avanza a paso firme. Ve un grupo de personas, se tranquiliza, por lo menos aún hay movimiento en las calles. Su tranquilidad no dura mucho cuando distingue son un grupo de hombres que al notar su presencia empiezan a darle miradas incómodas. Pasa rápido juntos a ellos para dejarlos atrás y siente sus pasos tras ella, se arrepiente de escaparse esa noche. Sigue caminando, sintiendo las miradas y murmullos de los 4 hombres. Van viendo su trasero, lo nota y eso la pone más nerviosa. Encuentra una pareja de ancianos cerrando un local y se detiene, les pregunta por el sitio del evento, pero estos no parecen tener idea de lo que les habla. Espera que los hombres avancen para alejarse lo más posibles de ellos, lo logra. Respira aliviada y continua su camino, solo para descubrir la están esperando junto a un callejón oscuro, después del cual hay una pequeña tienda abierta. Traga saliva, analiza la situación. Si cruza la calle todo está oscuro, por lo menos en este lado, si algo pasara, pueden oírla gritar las personas en la tienda. En el mejor escenario avanzaría a llegar y llamar desde ahí un taxi, o en el último de los casos a él. Se queda de pie por unos segundos, que siente eternos, analizando los posibles escenarios y saca sus llaves del bolsillo para llevarlas como una manopla, al menos le daría más tiempo. No se da cuenta que alguien más la observa, unos pasos atrás, acercándose con rapidez cuando ella empieza a caminar, mientras los hombres sonríen y se ponen en posición. -      ¿Buscas algo? – se ubica junto a ella, provocándole un micro susto que la hace sujetar su pecho, mientras alza un poco su mano “armada”. La voz del extraño es algo ronca, firme, con un tono seguro. Lo observa y asiente. Su mirada es completamente seria, con el ceño algo fruncido, que no permite notar mucho sus ojos que lucen más oscuros que las calles por donde andan. Probablemente a una persona normal podría provocarle algo de miedo, pero ella no es una persona normal. Ha conocido una mirada así antes, una que siempre le ha dado seguridad, la de él. Analiza al hombre junto a ella. Lo reconoce aunque no haya visto su rostro antes, es el mismo chico con el que se tropezó al salir del subterráneo. Ella es muy detallista, aunque todos subestimen su inteligencia. -      Qué susto me has dado – le sonríe con alivio. – Eres sigiloso como un gatito - espera sonría, o algo, pero permanece serio. - Estoy tratando de llegar a la lectura de un libro, pero pensaba pasar primero a comprar una bebida antes. -      También necesito una – retoman el paso. -      ¿Dónde es tu evento? -      Según vi en el mapa es un edificio antiguo, con árboles en la acera, que queda frente a una casa antigua con árboles en la acera – James observa a su alrededor, todos las casas y edificios de la zona son antiguos con árboles en la acera. -      Tu sentido de orientación es excepcional – ella ríe, él permanece igual. -      Soy muy mala con las direcciones. El GPS dice noroeste, pero no sé ni dónde es el norte, o el este, peor el noroeste. Encima sale con a 300 metros, o sea, no ando tratando de descubrir un continente, dime aquí nomás gira y ya – nota una minúscula y rápida sonrisa en él, lo cual la hace sentir ganó un premio. Este se coloca del lado interior de la acera, el lado que da directo a los tipos que no se ven nada felices de su presencia. Entran al lugar que tiene música a todo volumen, es imposible que alguien la hubiera escuchado así gritara con fuerza. Los hombres se quedan ahí. -      Gracias - susurra al entrar, no puede escucharla, pero lee sus labios. -      Ok – responde asintiendo, restándole importancia. -      Voy a revisar la dirección otra vez –señala su celular. -      Yo usaré el baño – él marca sus palabras para que lo entienda. Camina hasta la entrada mientras ella permanece distraída en su teléfono de espaldas a la puerta. El dependiente intenta decirle que el baño está en otra zona, pero lo ignora, saliendo del lugar. -      Deben irse – les dice al grupo mientras los mira sin ninguna expresión, estos ríen. -      ¿Quieres congraciarte con tu novia? – suelta el más alto y fornido. – Nosotros solo queremos jugar un ratito con ella – se acerca de forma intimidante. -      Último aviso – suelta James con expresión de calma. -      ¿O qué? – le da un empujón en el pecho, James respira con fastidio y truena su cuello. -      Ok – suelta un gancho directo al estómago del tipo que da un grito ahogado, terminando de rodillas abrazándose el pecho. -      ¿Qué te pasa? – el segundo más grande saca una navaja e intenta atacarlo, pero dando un giro rápido no solo toma su muñeca haciéndolo soltar la navaja, lleva su brazo hacia atrás. Se escucha un ligero sonido de su clavícula saliendo de su lugar y este grita. Cae al piso junto a su amigo quejándose del dolor. Regresa a ver a los otros dos, sin cambiar su expresión de calma. -      ¿Quién sigue? – dice con voz tranquila, los rostros de ambos hombres demuestran terror. Corren despavoridos, llevando a arrastrones a sus amigos. James camina de regreso a la tienda, ubica a la chica que está al fondo revisando las bebidas. Se acerca y toma una botella de agua. -      Quieres… - ella intenta preguntarle algo, pero este avanza a la caja, paga y sale. Toma su bebida de café y decide hacer lo mismo, extiende un billete. -      El chico que salió ya la pagó por ti - dice el cajero, ella se sorprende. Sale analizando la situación. Para su alivio, los hombres se han ido. Busca a su salvador anónimo, pero tampoco hay rastro de él.