13. HAY ALGO

1689 Words
NARRACIÓN A la mañana siguiente Madison toma sol en la piscina. Con un pequeño bikini rojo, que cubre a penas lo indispensable, reposa en una de las sillas con un libro en sus manos, está decidida a pasar su mal humor y torturar a James a la vez. Este permanece cerca, observándola a detalle. Su piel sigue siendo delicada, puede recordar lo suave que era al acariciarla y su olor. El cabello ondulando con el viendo, despeinándola de forma sutil. Está concentrada con su libro, sobre viajes como era de esperarse, sus ojos lucen iluminados al cambiar de página. Por un momento piensa en lo perfecto que sería acercarse, oler su cuello, besar sus labios, un sonrisa está por aparecer cuando la voz de Héctor interrumpe su fantasía. - ¿Qué haces aquí? Yo no te invité – le dice ella con disgusto, mientras este sonríe mostrándole una caja de macarrones. - Lo sé, vine a disculparme. - A disculparte… - lo ve molesta. – O será que papá te pidió tener una reunión acá. - No, vine exclusivamente por ti – sonríe, buscando alegrarla. Toma su mano y la besa, James lo ve a través de sus lentes oscuros con rabia. – Anda, no me gusta estar peleado contigo. ¿Me disculpas? – abre la caja y le muestra los macarrones, ella intenta no sonreír, pero son sus favoritos. Mira de reojo a James, una vena se nota ligeramente en el rostro de él, provocando ella sonría. - Bueno, pero solo por ser tú – le da un pequeño beso, tomando enseguida un macarrón y metiéndolo en su boca de forma coqueta. Su novio la abraza – pero, debes consentirme mucho. - ¿En qué piensas? – la observa alzando una ceja. – Te conozco, ya debes tener algo planeado – ella guiña uno de sus ojos con dulzura. - Hay una exposición. - Lo sabía – ríe. - ¿Dónde, cuándo y de qué? - Mañana noche, el museo principal, ciudades escondidas en el mundo. - Está bien, podemos ir. - ¡Yei! – salta a abrazarlo, besando sus mejillas. – Gracias, gracias, gracias. - Pero debes portarte bien. - Yo siempre me porto bien – se hace la inocente. - Obviamente, todos lo sabemos – besa su mejilla con su dulzura. – Debo irme a trabajar, ¿sí? – acaricia sus manos. - Sí – asiente, comiendo otro macarrón. Héctor besa su frente. - Love u Madi Ma. - Love u too Hécti Hec. - Un gusto verte James – le hace de la mano antes de irse. – Hoy hay mucho sol, le pediré a alguien te traiga una gorra. - No es necesario señor – Madison lo imita burlándose, Héctor ríe. - Claro que lo es, también procura mantenerte hidratado. - No te preocupes mi vida, yo me encargo – dice, tomando un enorme y femenino sombrero tejido que ha traído para ella, el cual le pone a James en la cabeza. Este no deja su rostro serio – Ves, ya está protegido del sol – Héctor ríe. - Deja de molestar al pobre James – la regaña con dulzura. - ¿Yo? Solo estoy cuidándolo del sol. Es más, mira – le sirve un poco de jugo en un vaso, extendiéndoselo. Este lo recibe de mala gana. – Ya lo hidraté, porque me porto bien y por eso merezco salir. - Eres un caso perdido – habla sonriente, dándole otro beso en la frente. – Un lindo día para ambos – se retira. Cuando Héctor sale de su radar, James se quita el sombrero y la ve molesto. - Pero si te quedaba tan lindo – se burla. - No lo necesito. - ¿Seguro? Yo puedo pasar horas al sol – dice extendiéndose sobre su silla nuevamente. - Igual que todas las serpientes – habla con un ligero tono de sarcasmo, sin quitar su frialdad habitual. - ¡Oye! – se incorpora enojada. - ¿No que tu trabajo es ser silencioso? ¿pasar desapercibido? - Con mis clientes, tú no eres mi cliente. - Pero soy tu consumidora – ambos fruncen el ceño, eso no tiene lógica. Ella sacude su cabeza – tú me entiendes, yo soy quien consume tus servicios. Así que ponte el sombrero, no vaya a ser que te desmayes y Héctor me regañe por no cuidarte – James voltea los ojos, Madison sonríe con emoción. – No me digas que te cae mal. - Claro que no, mi trabajo no involucra emociones. Ni buenas, ni malas. - Te cae mal – habla divertida, buscando molestarlo. – Wow, eres la primera persona que no le agrada Victor, ¿por qué será? – pregunta con sarcasmo, James voltea los ojos. - No me cae mal, solo no confío en él. Nadie es tan amable. - Uy, sí – mueve los hombros. - Por cierto – vuelve a sonreír. – Me tuteaste de nuevo. - Aish – sacude su cabeza. - Lo hiciste, lo hiciste – celebra, acercándose. Al hacer esto, James nota algo en su pierna, una pequeña cicatriz. Ella al darse cuenta se cubre. – Tampoco agarres tanta confianza. - No tenías eso la última vez – habla sin pensarlo. Madison se sonroja, alejándose, él se incomoda unos segundos, antes de volver a su calma habitual. - Cuidado James – trata de cambiar el tema. – Papi no te paga para admirarme en bikini - se lanza al agua. - ¿No quieres nadar? Héctor es malo nadando, puedes ganarle en eso – James voltea los ojos. - ¿No? bueno. Supongo las serpientes disfrutamos el agua - extendiendo sus manos y pies mientras flota. Descubrió una debilidad de James y va a aprovecharla. Para su cita en el museo Madison pone de cabeza su cuarto, lanzando su ropa por todas partes. Se mira en el espejo una y otra, con pantalones, faldas, vestidos cortos, vestidos largos. A este evento en particular asistirán profesores de la universidad que ama, puede imaginar las conversaciones sobre la historia de las ciudades, los sitios que esconden para el mundo, sitios que espera descubrir. Se emociona. Horas después, con un cabello recogido de forma impecable, unos sutiles aretes de perlas y un traje blanco sencillo, pero elegante, Madison sonríe. Al bajar se encuentra con James, quien se queda congelado al verla. No solo luce preciosa, está resplandeciente gracias a la enorme sonrisa que adorna sus labios. Por un momento olvida que luce así para otro hombre, por un momento siente vuelve a ser solo ella y él. Madison lo observa, notando su interés y esto hace su sonrisa crezca aún más. Por un momento olvida su enojo con el hombre frente a ella, sintiendo nuevamente mariposas volar en su estómago. - Qué hermosa te ves – Héctor interrumpe el momento sin notarlo siquiera, ella dirige su mirada hacia él y James regresa a su estado sin emociones. - Gracias – la toma de la mano, haciéndola girar. - Eres hermosa, ¿acaso mi novia no es hermosa? – le pregunta a Arnaldo y Víctor que se acercan. - La más hermosa de todas – dice su tío sonriente. - Única e incomparable – completa su padre, ella les lanza besos a ambos hombres. - Estoy totalmente lista – saca su celular y observa la pantalla, deslizándose por la misma. – Hice anotaciones del orden en que quiero ver la exposición, pensé que podemos aprovechar e ir al ala de arqueología también, porque aún se manteniene la exposición a la que no pudimos asistir, entonces dije: Madison, aprovechemos esta noche. Así que también sumé el jardín, dicen que el recorrido nocturno es aún más hermoso, con flores que… - levanta la cabeza, mira los ojos de su novio, de su padre, de su tío y su sonrisa se borra. – No vamos a ir… - su voz se apaga. - Lo lamento Madi, tu papá y yo pensamos no es tan seguro. Pero podemos ir otro día, quizás… - Mentira – susurra. - ¿Qué? - ¡Mentira! – ve a su novio molesta. – No lo pensaron mi papá y tú – dirige sus ojos a su padre, observándolo con rencor. – Lo decidiste tú y ya – Arnaldo se enoja. - Madison, no quiero pataletas por algo sin importancia. - ¿Sin importancia? – se acerca a este con una visible rabia. – Todo lo que es mío, lo que me hace feliz, ¡es algo sin importancia para ti! - Chiquita – su tío busca calmarla, le habla con dulzura. – Tu papá solo está preocupado, habrá mucha gente, no podemos garantizar… - ¡No lo defiendas! siempre lo defienden y por eso él cree que tiene razón – lo señala, un par de lágrimas asoman de sus ojos. James observa en silencio, su corazón parece ¿sufrir por ella? No puede ser. - Mi vida… – Héctor intenta acercarse, pero ella da un paso atrás. - ¡Déjame! Siempre lo elegirán a él, aunque eso signifique quitarme todo a mí – sube las escaleras. - Insisto, deberías contarle todo – Víctor ve a su amigo. - ¿Qué le cuento? ¿Que personas de mi pasado ahora buscan desquitarse con ella? ¿que hay amenazas sobre su cabeza? – Víctor lo observa con tristeza. - Ella comprenderá, te ama. No dejará de hacerlo si hablas con la verdad. - Lo hará, yo lo sé, yo lo haría. James – pasa a verlo. - ¿Encontraron quién tomó las fotos de hoy en la piscina? - Aún no señor, pero el ángulo es desde el interior del área de servicio. El personal sigue analizando la nota que llegó junto a estas, buscan algún rastro. - Supervisa lo investiguen adecuadamente. - Entendido, señor. - Dale otra revisada a su habitación, que no haya nada sospechoso y monta guardia en la puerta. Puede gritar, llorar o patalear, pero no te separas de ella. - Así lo haré – se despide con un movimiento de cabeza y desaparece en las escaleras, a penas está entendiendo el enorme peligro que acompaña a Madison Ferrer.
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