7. IMPREVISTOS

1496 Words
NARRACIÓN Han pasado seis meses desde que James vio por última vez a la misteriosa mujer, pensó por un momento buscar su paradero, rastrear el dinero, pero decidió que era mejor ignorar lo que vivió. En su vida había aprendido que si bajas la guardia, pierdes, esta vez le tocó perder. Así que era mejor aceptarlo y no dejar su ego, o poco sentido común que demostraba cerca de ella, se interpusiera en su planes. Su nuevo cliente se contactó con él, había llegado el momento de dar luz verde a su operación, que con suerte sería la última antes de su retiro. Una opción que pocos tenían en su mundo, la de poder salir con vida de esta profesión. Llegó muy temprano a la enorme mansión, pasando por todos los controles de seguridad. - Bienvenido James – lo recibe con un bastante fuerte, e intimidante apretón de manos su nuevo jefe. - Un placer hacer negocios con usted – devuelve el apretón con una reverencia. Arnarldo Ferrer, conocido por muchos, temido por todos ellos. Había servido a la familia Harris por años antes de retirarse con honor. ¿Por qué? Por lo que hasta el más temido que los hombres puede caer: el amor. Pero, aunque parte de su vida ahora era conocida , como propietario de una gran empresa tabacalera, la gran mayoría seguía siendo un misterio completo, uno que nadie quería investigar, pues meterse con él era invocar a la misma muerte. - Tu objetivo es claro – dice – vas a ser la sombra de esta mujer, hasta que se marque el día que debe desaparecer. ¿Revisaste su información? - A la que tengo acceso sí, pero aún no conozco su identidad – Arnaldo suspira. - Su identidad… – suelta una sonrisa algo sarcástica. – Hoy vas a conocerla, si mis hombres logran traerla – revisa su celular. - Debo advertirte que es… ella es… - su mandíbula se tensa, cierra los ojos con algo de rabia y da un golpe a su escritorio. – Una piedra en el zapato, alguien a quien es bastante fácil detestar. Pero no importa lo que hagas, no podrás matarla. Aunque se te permitirá ser algo rudo, en cierto nivel. - Entendido señor – presiona un botón e inmediatamente tocan la puerta. - Señor – ingresa un hombre mayor. Tiene una gran cicatriz en su rostro, que se extiende de la mejilla izquierda hasta su ojo que se nota lo perdió. - Paco, ubica a James en su dormitorio y dale una guía por toda la propiedad, que conozca cada detalle de la misma. También asígnale un arma, uniforme y un vehículo. Estará a cargo de la invitada – el hombre por unos segundos demuestra algo de preocupación, de temor. - Entendido señor – señala la puerta. – Vamos James. Sale del lugar, Arnaldo bota algo de aire cerrando los ojos. Masajea su frente buscando liberar el estrés. - Que Dios se apiade de ese pobre infeliz – murmura. – Veamos si ella no acaba con él, o si me toca a mí mandarlo al infierno. JAMES Camino por el lugar, observo las cámaras, los hombres ubicado alrededor con armas. Este lugar es una fortaleza, totalmente alejada de mi vida con los Bolton. - Debes ser bueno – me dice sin dejar de caminar. – De otra forma el Sr. Ferrer no te hubiera encargado esta misión. - Creo que lo soy – responde con frialdad, no tengo intensiones de hacer amigos. – ¿Qué puedes decirme de mi blanco? – respira profundo. - Oficialmente – se detiene frente a una puerta sosteniendo la perilla - que la necesitamos fuera del juego hasta que podamos resolver un tema de vital importancia. - ¿Extraoficialmente sin que el Sr. Ferrer se entere? – me mira. - Es una perra que nos ha costado millones y la necesitamos controlar antes de que nos arruine - abre la habitación e ingresa. Me da un tour, si así se le puede llamar. El lugar es amplio, una cama, dos veladores, un escritorio con su silla, televisión, un mini refrigerador y baño. Dejo mis maletas y continuamos. Tras el recorrido de varias horas, que incluyó un bastante silencioso almuerzo con una parte de los hombres que trabajan en el lugar como seguridad, regresamos a la oficina. - Veo que terminaste a tiempo – me dice cuando nos quedamos a solas. – Porque me están entregando un paquete – sonríe con algo de crueldad. - Estoy listo. Escucho gritos, con sonidos de lucha. Dos hombres traen cargando una mujer, la cual tiene cubierta su cabeza por un pasamontañas, trae las manos y pies atadas, la sientan en la silla junto a mí. “Ese olor” pienso por un momento, descarto la idea, no puede ser posible. Los hombres salen del lugar, tienen rasguños y mordeduras. Arnaldo camina dando la vuelta a su escritorio, se coloca frente a la silla junto a la mía, sonríe victorioso y le quita la funda de la cabeza. Ella se sacude el cabello y lo ve molesta. - Bienvenida de nuevo, Madison – es ella. Su mirada es de rabia, una que no le había conocido. No quita su mira de él, hasta que por un momento regresa a verme sin quitar su ceño fruncido, volteando de inmediato al Sr. Ferrer. - Esto es una trampa – pienso. Pero no puede serlo, si lo seria ella me hubiera observado con más atención. El hombre abre una navaja, observa su hoja y ella no se inmuta, no deja de verlo desafiante. Sin perder su sonrisa divertida, corta sus ataduras de pies y manos, inmediatamente ella se da masajes en las zonas, que tienen marcas visibles. Arnaldo toma su mano, la jala y observa su dedo. - Creo que te falta esto. Le coloca un enorme anillo de compromiso en el dedo, mientras pienso que oficialmente me he metido en un problema serio. Es una trampa y he caído en ella como un novato, por una mujer, el truco más antiguo del planeta. Observo a ambos, nadie repara en mí, lo que me hace creer él no sabe nada. Lo confirmo porque pasan unos minutos y sigo con vida, Arnaldo Ferrer no te dejaría estar completo 2 minutos si llegaste a faltarle el respeto. - ¿Nunca vas a rendirte conmigo? – le dice ella desafiante. – Ya deja de creer soy un activo tuyo. - Pues lo eres – grita él. – Así como esta casa, los carros, este escritorio. ¡Tú eres uno de mis activos! Hasta que yo lo diga. - Aish – se queja – ¡eres detestable! – lo enfrenta, dejando su rostro cerca al suyo. - ¡No más que tú! – él levanta su mano como si fuera abofetearla. Se lleva las manos a la cabeza con frustración, camina hasta la otra esquina y se sirve un whisky. - ¿Quieres uno? – me dice. - No señor, gracias. - Yo sí quiero – contesta ella, viéndome con el ceño fruncido. - Deja de tentarme Madison, que estoy a un paso de golpearte – dice molesto, bebiendo todo el contenido de su vaso. - ¿No vas a presentarnos? – habla con sarcasmo, ahora concentrada en mí. - ¿Para qué? – responde molesto. – Solo debes saber, que tus días de libertad llegaron a su fin – sonríe con malicia. - Oh, ¿me conseguiste un perrito? – su tono odioso me molesta. Tenso mi mandíbula, es una mentirosa. Una estafadora, ladrona, mentirosa, que me utilizó como si fuera un idiota. Es obvio que fingió todo, su personalidad actual me lo confirma. Fingió cada cosa, dejándome en una situación peligrosa con su prometido. - James – habla él. – Ella es Madison. - Qué frío – sonríe y me extiende su mano, la cual estrecho sin comprender qué clase de señales me está enviando. – Mucho gusto… JAMES – hace énfasis en mi nombre, busco no mostrar mi molestia. – Soy Madison, la mujer dueña de la vida del Sr. Ferrer – se acomoda en su asiento, lo ve y mueve sus pestañas intentando parecer tierna, mientras este entrecierra sus ojos intentando entender qué hace. – Por la que vive, por la que muere, por la que su corazón palpita en el pecho. – Le lanza un beso. Ok, me molesta eso. Si no supiera ese hombre puede hacerme mil pedazos, literalmente hablando, quizás lo demostraría, pero tonto no soy. - ¿No vas a darme un besito Sr. Ferrer? ¿quieres James crea que me odias? – este suelta una sonrisa, se acerca y besa su cabeza. - ¿Tienes que ser tan imbécil? – le dice. - Dicen que eso lo heredé de mi papi – sonríe, él regresa a verme. - Este fastidioso ser humano es mi hija, y desde hoy estará a tu cargo. Ella sonríe victoriosa, saludándome moviendo sus dedos. Es oficial, estoy muerto.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD