Luisa nerviosa recibe la bandeja que su esclava ha dejada fuera de la habitación, allí esta la sabana y la joven se sonroja al recordar la conversación con su madre.
Flash back:
Luisa termina de arreglarse para su matrimonio, se siente nerviosa y un poco desorientada pues no sabe como debería de actuar con Luis, las dudas siguen pero espera que todo se aclare con la mayor brevedad posible pues no quiere hacer algo que talvez arruine su felicidad, ha escuchado que los nervios en las novias son normales pues hacen parte de todo lo que se refiere al matrimonio además de que al ser señorita hay temas a los que ella no esta acostumbrada y su madre le ha recalcado la importancia de ser sumisa con Luis en los asuntos privados pues según ella eso es lo que a los caballeros les agrada, le ha dicho que debe hacer lo que él le pida pero no sabe a que se refiere.
Doña Rufina interrumpe en los aposentos de su hija para ver como está y darle unas últimas indicaciones de como deberá de comportarse durante el matrimonio, tras haberse confesado solo un día antes por los "pecados" qué esta por cometer su madre le hace enrojecer cuando le comienza a hablar de su primera noche al lado de don Luis.
-Pero madre, el sacerdote ha dicho que es pecado hablar de ello - se sonroja.
-Pero debemos hacerlo, mira Luisa esto es para que lo uses cuando hagan eso - le entrega una sabana con un agujero en una parte estratégica.
-¿Y cómo... cómo? - la pregunta queda en el aire pues doña Rufina quien la ha visto sonrojada contesta antes de que su joven hija pueda hacer o decir algo más.
-Solo dile a don Luis que debe ponérsela y sigue sus instrucciones, más te vale que esa sabana quede manchada o la deshonra se ceñirá sobre nuestra familia...
-Pero madre, si hay sangre de por medio es porque me dolerá - murmura nerviosa.
-Perdón interrumpir ama Rufina y ama Luisa pero don Pedro ha mandado a llamarlas, dice que todo está listo para su matrimonio - sin poder seguir con la conversación doña Rufina le pide a Isaura llevar la sabana y entregársela a su ama después de la ceremonia.
Fin flash back.
Luis sonríe viendo a su joven esposa sonrojada llevando en sus manos la bandeja, él la recibe y la coloca sobre la mesa más cercana, vuelve a su lugar y la toma de la barbilla lentamente acaricia su rostro deteniéndose en sus labios a continuación une los propios a las femeninos, con la otra mano la atrae a su cuerpo acariciando su cintura, Luisa parpadea y cierra los ojos dejándose llevar por él, nunca la habían besado de tal manera y le empieza a gustar olvidándose de todo para darle paso a sus sentimientos por su esposo, le gusta sentir las llamadas mariposas en el estomago pues es lo que don Luis le despierta.
Luis lleva las manos al corsé del vestido desanudando los cordones lentamente, la siente temblar e inmediatamente baja sus besos por el cuello y al llegar a la clavícula desliza suavemente la parte superior del corsé por los hombros, la joven se aferra a su cintura sintiendo gran vergüenza pero también como partes de su cuerpo empiezan a hacerse notar, Luis se toma su tiempo para besar los hombros hasta apartarse unos cuantos centímetros de ella y poder ver como con las manos sostiene el corsé para no dejarlo caer.
-Eres preciosa señora Jimenez Azcárraga - ella entreabre los labios y su mirada se muestra diferente sus mejillas sonrojadas y labios hinchados claros signos de la pasión de su marido, empieza a sentir que los dos fueron hechos para estar juntos - no hay de que avergonzarse, soy tu marido y esto es normal entre los esposos - parece leer sus pensamientos.
Puntualiza al acercarse nuevamente, continúa besándola hasta dejar caer el corsé a su totalidad dejándola con ropa interior sonríe, pues aún hay prendas por quitar acomoda su pantalón pues su excitación es más que notoria, Luisa esquiva mirar pues según lo que dijo el sacerdote es pecado sentirse como ella lo esta experimentando en esos precisos momentos, además la mirada de Luis le gusta y se siente más consciente de si misma y de sus sentimientos por su esposo.
Dulcemente lleva las manos al faldón buscando quitarlo, gruñe y no deja de sentirse afortunado por tenerla como esposa y en momentos tan preciosos como ese el tenerla como su mujer, Luisa se siente nerviosa al quedar en ropa interior frente a su esposo con lo cual se muerde un labio intentando cubrir su cuerpo.
-Te ves muy bella - se aparta para quitarse la ropa pero decide acercarse a ella, la joven le mira sintiendo que su corazón quiere salir de su pecho a medida que la acaricia o besa - ven, hazlo por mi - gruñe deseándola como nunca lo había hecho con ninguna mujer y bendiciendo el momento en que la conoció y más la forma en que ella lo hace sentir - quiero sentir que tu también me tocas... - la joven traga saliva sintiéndose extrañamente bien y decidiendo ignorar todo lo que le dijeron que seria entregarse a "eso" con su marido.
-No sé como - admite nerviosa mientras siente por primera vez como esa parte de sus pechos se va endureciendo lenta y dolorosamente a la espera de algo pero no sabe exactamente de que.
-Déjame guiarte - su voz suena de una forma en que la joven se estremece hasta la punta del cabello, él la toma sus manos y se las besa - desee tanto esto, no sabes las veces que me he imaginado haciendo esto a tu lado, mi querida Luisa.
Con las manos de Luisa entre las propias las lleva a su camisa y la guía para que la saque de sus pantalones, luego hasta abrir los botones la joven se muestra sorprendida al ver su torso desnudo reacción que a Luis le gusta, la guía para que le quite la camisa dejándola caer al suelo, guía sus manos a que le acaricien el torso la siente temblar bajo el contacto. Suspira antes de volver su atención a la morena, lleva las manos al dobladillo de la siguiente prenda deslizándolo hacia arriba pasando por sus piernas sabe que ya debe estar a poco de quedar desnuda, pasa por la cintura y la siente estremecerse se pasea por la parte superior de su torso y siente la curva de sus senos.
Continuará...