Helena se pasó una buena parte de la tarde con una sensación de vacío en el pecho. No quería sentirse así, sin embargo; era inevitable el dolor que estaba sintiendo al verse sola de nuevo en un lugar desconocido y con la sensación de que debía pasar desapercibida con su amigo. Sentía una sensación de culpabilidad al sentir que estaba faltando al trato que había pactado con su él. Eran solo eso, amigos y nada más allá de lo que ella en el fondo deseaba. Era solo un amigo, un amigo al que le estaba haciendo un favor y al mismo tiempo él a ella le estaba dando una oportunidad de vivir como nunca lo había hecho en su vida. Se sorprendió a sí misma con un cálido llanto recorriendo sus mejillas, no tenía derecho a sentirse a sí, se sintió avergonzada limpiándose las lágrimas. Tenía que ser va