Mi Match es un Hombre Casado

Marcando Territorio.

Sabrina de inmediato llegó junto a sus amigas con una cara de sorprendida.

-Cariño, saliste de la nada- le dijo ella, ayudándolo a levantarse, haciendo de menos a Vanessa, como si no existiese -Ya no estás para estos trotes, me asustaste-.

-Vamos, no seas exagerada, mujer. No soy un viejo, fue mi culpa por caminar sin ver a mi alrededor- comentó Marcel, algo incómodo con la muestra de afecto de la mujer, pero no mostró indicio de ello.

Vanessa simplemente se levantó por su cuenta y sin que nadie lo notara, se escabulló de la escena. Estaba tan avergonzada con ella misma por haber aceptado aquel reto y ahora verse en esa situación tan incómoda.

Ver la escena de Marcel junto a su esposa le provocó náuseas, estaba asqueada de él ¿Cómo podía fingir tan bien?

Habiendo dado pocos pasos, Martina la alcanzó.

-¿Por qué te fuiste así, Vanessa? Lo que ocurrió fue solo un accidente- dijo ella, tratando de hacerla sentir mejor, de alguna manera.

-Un accidente realmente tonto- dijo Vanessa, sin querer siquiera ver a la cara a Martina -Espero que Sabrina no tenga problema con eso, de verdad me dio mucha vergüenza lo que pasó-.

Más atrás venían Alejandra y Paola, quienes parecían estar muy interesadas en lo sucedido, o mejor dicho, interesadas en la nueva vecina de la residencia.

Sabrina se quedó junto a Marcel.

-Sabrina me dijo que va con su esposo a recoger a los niños a la escuela. Marcel siempre les promete que los buscará, pero nunca lo hace. Me parece que a los hombres de esta generación les hace falta más tacto- mencionó Paola, quien se veía que vivía una situación similar -Mi esposo nunca tiene tiempo de estar con mis niños, todo es trabajo-.

-Debe ser complicado tener hijos cuando se está a cargo de una empresa- dijo Vanessa, tratando de sonar racional, pero se dio cuenta de que su comentario en realidad no le había caído bien a las mujeres.

Decidió que lo mejor sería callar a partir de ese momento.

-Entonces ¿A qué te dedicas?- preguntó Alejandra, con la lengua filosa, como si hubiera estado esperando siglos para poder hacer esa pregunta.

-Soy planificadora de bodas, trabajo de manera remota. Mi esposo es un excelente Coordinador de Proveedores para varias empresas de alimentos congelados- comentó Vanessa, quien ya había meditado su respuesta desde el mismo segundo en el que pisaron el apartamento, ahora el mayor reto sería recordar cada cosa que dijo.

Sonrió y las demás solo asintieron, pensando qué cosa podría jugar en contra de Vanessa, pero parece ser que no encontraron nada sospechoso.

-Mi esposo dirige una productora reconocida de quesos finos- comentó Paola, quien a pesar de haber dicho que su marido no tenía tiempo, ahora estaba presumiendo sobre su empleo.

Vanessa se hizo la sorprendida.

-Tengo que probar eso en una tabla de quesos, me debes la invitación- le dijo con entusiasmo.

-¡Sería estupendo! Me encantaría hacer una pequeña reunión en mi casa luego de la inauguración del local de Sabrina- respondió alegre Paola, mientras que Alejandra se veía estupefacta.

-¿No crees que Sabrina se sentiría opacada?- preguntó Alejandra, ya que, no se sentía segura con la elección de su mejor amiga.

-La reunión la estaría haciendo en su honor, así que no creo que le afecte- respondió Paola con simpleza.

Fue así como las tres empezaron a idear una nueva manera de celebrar a Sabrina y los logros de la familia Villalobos.

Paola las invitó a su casa, la que estaba más cerca de las canchas deportivas.

Alejandra apenas llegar, tomó de la nevera un helado de torta suiza, lo sirvió en varias copas con diseños hermosos y los llevó a la sala.

Paola le prestó un pareo a Vanessa para que se sintiera más cómoda sentada con ellas en el sofá mientras conversaban.

-Esto está delicioso, creo que nunca había probado algo tan bueno- dijo Vanessa.

-Yo los hago- comentó Alejandra- tengo un emprendimiento de helados veganos, de hecho, muchos postres veganos, pero mi esposo dice que no es bueno que una mujer trabaje...- miró al suelo un tanto decepcionada.

-¡Debería de ser más reconocido! En serio está genial el sabor ¿Me dices que esto es vegano? Juraría que tiene leche completa de vaca- Vanessa estaba siendo completamente honesta.

Alejandra se sintió un tanto apenada, pero sonrió por lo bajo.

-Gracias, significa mucho para mí. Solo uso leche de coco en mis postres- fue la respuesta que recibió Vanessa.

Vanessa estaba gratamente sorprendida de que aquellas dos mujeres no fueran tan huecas y plásticas como se veían por fuera.

Quizá el destino la había llevado ahí por una razón.

No le importaba haberse gastado los ahorros para alquilar ese apartamento, porque de esa manera sabía que tenía el control sobre su vida. Ella era dueña de sí misma.

De repente, se escuchó fuera de la casa cómo llegaba una imponente camioneta color gris, se veía blindada y modificada. Vanessa tragó saliva.

-No te preocupes, es solo el padre de Sabrina. Viene junto a su hijo, Sebastián- dijo Paola, a quien parecía que se le iban los ojos con ese tal hermano de Sabrina.

Vanessa frunció el ceño, mirando la escena por la ventana panorámica de la casa.

Vio a un hombre entrado en años pero bien mantenido y a su hijo, un hombre más joven con una sonrisa traviesa, era el tipo de persona que parecía tener en su frente tatuada la palabra "problemas". Era atractivo, eso no se podía negar, sin embargo, había algo oscuro en él que le parecía sospechoso.

-Parece que vienen para acá- habló Alejandra, quien se levantó de inmediato para ir a abrir la puerta, como si fuera su casa.

Vanessa las siguió hasta la puerta, ya que, quería llegar al meollo del asunto.

Los hombres saludaron apenas llegar, tenían gestos muy parecidos.

-Buenas tardes, señoritas ¿Me permiten un momento con su nueva amiga?- preguntó el padre de Sebastián.

Vanessa se quedó en shock.

-¿Habla de mí?- preguntó.

El hombre asintió.

Paola y Alejandra se miraron confusas.

Vanessa avanzó hasta quedar fuera de la casa. Este hombre la invitó a subir a su auto.

Solo esperaba no estar cometiendo un error.