Leonel:
El cambio en mi expresión fue tan evidente, que otra vez brillaba la sonrisa de satisfacción en el rostro del imbécil de Adrián, quien me observaba expectante, sin embargo, valiéndome de mis conocimientos, me esforzaba por no darle el gusto de ver completamente mi desesperación.
— Bueno, ante todo mis padres educaron a un caballero.
Mi mirada se mantenía firme en su rostro, en ningún momento perdí el contacto visual, pese a todo el miedo que estaba sintiendo en ese momento, estaba consciente que mi vida corría peligro, pues, por encima se notaba que no vacilaría en sus intenciones.
— ¡Claro! Pero por favor Leito, yo imagino que tus padres deben estar muy orgullosos del hombre en el que te has convertido, pero, bueno me imagino que también te inculcaron que es de mala edu
