¿Por qué llevaba tanto tiempo con ella entre mis brazos? Sentía sus huesos, era tan delgada, aquel cabello exageradamente sucio y lo que más me molestaba, esa ropa de hombre que traía puesta con ese olor tan horrible a ellos, ¿por qué? ¿Por qué demonios me molestaba hasta ponerme de mal humor?
Toqué su mejilla, algo me inquietaba, me sentía muy sensible, tanto como para enojarme con facilidad porque ella vestía la ropa del Alfa Jack o como para pensar que había estado con ellos dos, que aún tenía su olor.
Me molestaba mucho eso.
La dejé sobre la cama e hice algo muy inapropiado, pero no podía detenerme con eso.
Me deshice de su ropa.
Yo…la dejé desnuda sobre la cama.
—¡m****a!—no, esto no estaba bien. Ni un poco. Me acerqué a la puerta y arrojé esa ropa fuera de allí, acercándome de nuevo hacia Liana. Tenía todavía ese tenue olor a ellos. Corrí hacia el baño y humedecí una toalla luego de bañarla de jabón. Comencé a limpiar sus piernas llena de tierra, muy sucias y se empezó a ver el color bronceado de sus pies todos maltratados y con mucha aspereza, llenos de pequeñas cicatrices.
Enjuagué la toalla, pero había quedado tan sucia que tuve que tomar otra, para que pudiera quedar su piel limpia. No me resistí a tomar uno de sus pies y pegarlo contra mi cara. Yo…parecía un pervertido y todo esto que hacía era muy, muy cuestionable. Dejé sus rodillas y muslos bien limpios y allí había un cambio de color. De las rodillas hacia arriba estaba más clara su piel, exageradamente muy diferente, como si se había puesto el mismo pantalón o falda por mucho tiempo, con el mismo largo, pues sus muslos no parecían haber tomado sol nunca.
De…mo…nios.
No podía tocarla allí, eso no.
Tomé una toalla seca y le cubrí aquel lugar, intentando no prestar la más mínima atención, limpié su vientre, sus costados y dejé sus brazos para después, notando sus pechos como si me observaran, como si aclamaran mi cercanía. Era obvio que era yo quien los aclamaba a ellos.
Comenzaba a sentirme aún más extraño. ¿Qué pasaba?
No tenía la más mínima idea, pero mientras ese olor desaparecía y solo quedaba el de Liana, era como si…como si pudiera perder el control.
En mi defensa, sus pechos estaban sucios, ¡demonios que sí! ¡Tenía que limpiarlos!
Exprimí la toalla un poco y varias gotas cayeron por su pecho, pasé la toalla con exagerado cuidado y el movimiento de estos me hipnotizaba. ¿Cómo era posible que esta joven me traía babeando desde hace rato?
Limpié sus brazos, esta parte estaba tan sucia como sus pies, y luego su cuello, allí parecía que había un costal de tierra o arena de toda la suciedad que saqué de allí.
Me quedé observando su cara antes de limpiarla, estaba toda golpeada. Me odiaba por no haber hecho más por ella, pero es casi imposible intervenir entre miembros de otras manadas, a menos que te quieras comprar un problema y eso era lo que haría de haber hecho algo en ese momento.
Aquí éramos invitados. Y a decir verdad, todos esperaban que yo actuara de manera agresiva. Ganas no es que me faltaran, pero terminaría dándole lo que muchos querían, verme perder el control. Y no quería hacerlo, a menos que fuera algo muy, muy importante. No debía.
Al limpiar su cara Liana se veía genial, mucho mejor que antes, aún con esa tela surcando su cara y cubriendo su ojo. Su parche rosa antes le quedaba muy bien, era una pena que ya estuviera destrozado e inservible.
Me quedé mirándola durante tanto tiempo, su olor era exquisito, casi embriagar, lograba desconcentrarme y capturaba todo de mí.
¿Por qué? ¿Por qué olía tan bien?
Esta humana tenía un olor muy extraño, pero auténtico sin ser perturbada por los olores del Alfa Jack y su Beta.
Poco a poco me fui quedando dormido, pero de una manera que no podía resistirme, mi cuerpo cayó a su lado y mis ojos no volvieron a abrirse.
El ruido de la puerta se me despertó y supe que había creado otro problema para esta joven, por la sencilla razón de que…ambos estábamos acostados en esta cama, ella con su cuerpo d*****o y yo…a su lado.
¡¿Cuándo diablos fue que me desnudé?! No podía dormir con ropa, ¡odiaba la maldita ropa! ¡Pero juro que me acosté vestido!
El Alfa Jack y su Beta estaba en la puerta, miré hacia ellos y luego a la joven que se iba despertando…desnuda.
Aquella pequeña toalla había abandonado su cuerpo y los dos estábamos sobre la como llegamos a este mundo, en cueros.
De inmediato tomé la sábana y la cubrí, dándome cuenta de la situación. Y no, la mala situación no era que ellos creyeran que habíamos estado toda la noche juntos, ¡sino que ella seguía aquí! ¡No escapó!
¡Maldición! ¡No escapó! Había amanecido y Liana seguía aquí.
—Veo que la pasaron bien anoche.—dijo Jack.
Me coloqué frente a Liana que no entendía nada, no sabía ni cómo es que estaba desnuda, solo se escuchaba su sollozo.
—¿No fue para eso que la pedí? Fue una noche agradable.
—Eso veo.—arrugó su nariz, entrando a la habitación, el Beta Sammy se quedó en la puerta.—Ven aquí, muchacha.—mordí mis labios cuando él la llamó y ella procedió a acudir a él, bajando de la cama con sus manos sujetando las sábanas.
Toqué su hombro antes de que ella escapara de mí, antes de que se acercara a Jack, porque definitivamente no los quería a ninguno de los dos cerca de Liana.
—Recién despertamos, ¿no nos podrían dar un poco más de privacidad?
—La mañana llegó y solo te la presté en la noche. Si no la usaste lo suficiente, ya no tendrás oportunidad. Ella tiene muchas responsabilidades aquí, tiene trabajo que hacer. Ahora…ven aquí.—sus pasos no dudaron cuando su Alfa la volvió a llamar y Liana fue con él.
Retiró la sábanas de ella, mostrando su cuerpo d*****o.
He de decir que…no planeé esto. Me repetía una y otra vez que no tenía que intervenir, que no era asunto mío, que…no me involucrara, pero eso no fue lo que hice.
¿Lo lamentaría después? ¡Lo dudo!
¿Me arrepentiría? ¡Jamás!
Mis manos sujetaron las de Jack cuando intentó tocarla, solté un gruñido en su contra. En su territorio, en su lugar, arruinando así la amable bienvenida que él nos daba. Mostrarme a la defensiva había sido un error. Pero mi cuerpo no dudó en cubrir el de Liana e impedir que él la tocase.
¡¿Por qué tenía que tocarla o desnudarla?! ¡¿Por qué?!
“¡Ossian…!”
La voz de Iker sonó en mi cabeza y segundos después él estaba junto a la puerta, con una mano en el pecho del Beta Sammy, impidiéndole entrar a la habitación.
“No te involucres.” Le pedí, pero eso era imposible. Ya estaba hecho.
Liana tomó la sabana a sus pies y se cubrió, la escena era muy tensa y ninguno de los dos hacía nada, solo mirándonos, sabiendo que yo lo acababa de desafiar.
—Es…una esclava.—dijo con calma, pero su mirada buscaba pelea, aunque Jack estaba esperando que yo diera el mismo paso, para que no se viera que él abusaba de su poder en su territorio. Como dije…esperaban que fuera yo el que lo arruinada.—Incluso si decido tomarla aquí mismo o dársela a los demás, ¿qué más te da? ¿Te crees con derechos exclusivos sobre ella? No te confundas. Te la presté y ya la quiero de regreso. ¿Estás…intentando hacer o demostrar algo, Ossian? ¿Te crees con derechos sobre mi esclava? ¿Eso es lo que quieres demostrar?
—Te dije…danos privacidad. Aún no termino con ella. ¿O es que tu amabilidad caduca tan pronto? Recién abro los ojos y me gusta el calor de Liana. Apreciaría que la dejaras a mi lado el resto de nuestra estadía aquí, como muestra de tu buena fe, porque quiero que ella siga calentando mi cama. Si lo haces, te lo agradecería mucho.—no parecía convencido. ¡Intentaba mediar! Pero él no se dejaba.—Me complació mucho durante toda la noche, es normal que no quiera dejarla ir. Asigna a otros sus tareas, quiero que estos días me sirva a mí. Por…favor.
Jack soltó un suspiro y sonrió, dejó una mano en mi hombro al acercarse. Pareció que le gustó que yo lo pidiera de favor.
—Solo no la uses tanto, déjanos algo a los demás.—susurró en mi oído, ya del todo relajado. Solté su mano y él retrocedió, la cosa no iría a más y Liana se quedaría a mi lado, por ahora. ¿Cómo haría que ella escapara si ahora nos tendrían más en la mira?—Déjenlos solos, creo que tendrán la mañana muy ocupados. Recuerda, saldremos a cazar en una hora. Te esperaremos en la entrada, no llegues tarde.
Cerró la puerta al salir.
Giré hacia Liana y ella tenía la mirada hacia el suelo, sujetando la sábana contra su cuerpo con sus manos temblando.
—Dijiste que…no me harías nada. Lo dijiste, pero anoche…—calló de rodillas, pegando su frente al suelo.—¡Ahora nadie me querrá! ¡Mi pareja me rechazará! ¡¿Por qué me usaste?! ¡¿Por qué me usaste?! ¡Dijiste que no lo harías!—pegó golpes al suelo, lastimando su muñeca herida y soltando un grito de dolor, frustración.
¿No se daba cuenta que no hicimos nada anoche? ¿Cómo era que no lo sabía? ¿Cómo podía creer que le hice algo y ella no se dio cuenta?
—Tranquila, no pasó nada anoche, Liana.
Su cuerpo se paralizó cuando dije su nombre, levantó su cabeza del suelo y me miró.
Decidí agacharme a su lado para convencerla que no pasó nada entre los dos.
—¿No me…? ¿No me…?—No era capaz de pronunciarlo. La pregunta estaba en su rostro, pero no salía de sus labios.
—Lo único que hice fue limpiar tu cuerpo y deshacerme del olor de ellos dos.—pero era probable que mi olor se quedara en ella por un largo rato, porque pasamos la noche juntos.
—¿Entonces tú y yo…? Oye…pero sí…
—Te vi desnuda.—su cara se puso un tanto roja y ella desvió su mirada, avergonzada.
—Gracias. Me destrozaría que mi pareja, si la encuentro alguna vez, me rechazara si estoy con alguien más.
—Entonces tú, Jack y Sammy…—¿no había estado con ellos dos?
Liana agitó su cabeza de manera brusca.
Ella no…había estado con nadie, con ninguno de ellos dos. Solo alardeaban.
¡Malditos cabrones! ¡Poniendo la dignidad de Liana por el suelo, cuando aún no la tocaban!
Mandaría a buscar ropa para ella, no podía tenerla aquí desnuda, envuelta en una sábana.
—Gracias, por respetarme. Se lo agradezco mucho.
—Ahora no sé qué haré contigo. No me gusta lo que pueda pasar cuando nos vayamos. Ven con nosotros a cazar, y allí veré como hago para que escapes.
Dejarla aquí era condenarla, ahora sí que Jack pensaba que estuve con ella y estaba muy seguro que Liana podría recibir la misma paliza de anoche.
Si la dejaba aquí, era condenarla.