Pov Nadia Mi cuerpo se siente liviano. El estado de relajación que siento justo en este momento, es tan placentero, que me siento flotando en una nube. Albert no nada más lavó cada parte de mí, sino que también me hizo un masaje. ¡Bendita sean sus manos! Mis hombros se sienten como si un peso hubiera sido quitado de encima. Mis piernas están tan complacidas, que no las quiero ni mover. Incluso, mis pequeños pechos fueron masajeados y el hormigueo aún persiste, y ni hablar de mi cuero cabelludo. ¿Cómo es que es tan pasional, con algo tan simple como un baño, pero le cuesta demostrarlo con palabras? Aunque mi madre me decía siempre; es mejor hechos tangibles, que palabras bonitas, pero vacías. Sin duda alguna, Albert lo sabe. Estoy acostada en su cama, con un camisón de seda que él mis