Layla La noche empezaba a hacerse más fría a cada momento que pasaba. William y Layla habían permanecido hablando desde la cosa más banal existente hasta el tema más filosófico, haciendo que la pelirroja olvidara por completo aquel momento junto a Elliot en la sala El chico soltó una carcajada al tiempo que se sentaba en el césped e invitaba a Layla para que lo siguiera. Aunque ya se había acostumbrado a las frías temperaturas del jardín, no pudo evitar abrazarse a sí misma en un momento de debilidad. La hierba estaba fría bajo sus manos y humedecía su falda. Ni siquiera le importó. -Entonces, ¿trabajáis mucho con vuestro padre? -preguntó curiosa. -En realidad no es mi padre -explicó con una tranquilidad que sorprendió a la pelirroja-. No recuerdo nada de mis padres biológicos, simp