9 de abril de 1885 Elliot Dos días. Dos malditos días habían pasado desde lo sucedido con Layla>>. Elliot miró molesto como llovía a través de la ventana. Las gotas caían y golpeaban violentamente contra el cristal de su dormitorio, impidiendo que se viera algo más que una imagen borrosa del jardín. El frío que se colaba bajo el marco le producía escalofríos y pronto se alejó de ella. Habían pasado dos días desde la fiesta en casa de los Fleming y no había vuelto a hablar con ella. Lo que en cierta forma lo confortaba, pero al mismo tiempo lo perturbaba. Todavía sentía ese beso en sus labios. Aquello había sido demasiado real para ser un sueño. De ser así, debía darse prisa y hacer que se fuera de aquella casa. Todas las mujeres eran iguales. Solo buscaban su fortuna y estaba