Capítulo 5: Un Momento Especial

904 Words
Mateo y yo jamás tuvimos la oportunidad de hablar acerca de lo que sería vivir un embarazo juntos. Sabíamos que queríamos ser padres pronto, pero no llegamos a soñar despiertos con un momento así. Mientras que Gabriel me revisa, mis ojos se cierran imaginando como hubiera sido darle la noticia a mi esposo. Me imagino su cara de felicidad, puedo verlo besando mi abdomen y diciéndole a nuestro bebé cuando espera poder conocerlo y es tanto lo que viajo en mi mente, que de pronto puedo escuchar un sonido tal y como si fuese un corazón latiendo. Veo a Mateo llorando de la emoción y siento como algunas lágrimas se derraman por mi rostro. —¿Lo escuchas?— Oigo la voz de Gabriel y debo abrir mis ojos para darme cuenta de que no lo he imaginado. El sonido se vuelve más fuerte cuando Gabriel mueve una perilla en la maquina y mi llanto pareciera ir acorde —Estoy embarazada— Pronuncio como si no lo hubiese sabido nunca y él sonríe. —¿Ahora estas cien por ciento segura?— Me pregunta y asiento mientras que trato de quitar las lágrimas de mi rostro, pero es casi imposible porque al quitar una, llegan diez más. —No estoy sola— Son las tres palabras que salen de mi boca y a él pareciera ilusionarle lo que he dicho. Niega —No lo estas, nunca más lo estarás, mira— Me pide y señala la pantalla —Esto pequeñito que ves aquí es tu bebé, tienes ocho semanas de embarazo— Informa y la sonrisa más genuina de todas después de perderlo a él, se dibuja en mi rostro. —Es el milagro de mi vida— Expreso sin dejar de mirar aquella pantalla donde observo el motivo más hermoso para seguir adelante. Gabriel asiente y mueve el ecógrafo un poco más —Es muy pronto para saber el sexo del bebé, pero te puedo decir que todo se ve muy bien y que tienes que cuidarte mucho— Me alienta y asiento sin dudarlo. —Lo cuidare con mi vida— Digo y son las palabras más firmes que he pronunciado desde que lo perdí a él. Una vez que Gabriel termina con lo suyo, deja el ecógrafo en su lugar y me da un poco de papel para que me limpie el gel. Lo hago sintiendo su mirada sobre mí y trato de no prestarle mucha atención hasta que él respira profundo haciendo que deba verlo a los ojos —Nicole— Pronuncia finalmente y agradezco que empiece a hablar ya que me estaba poniendo nerviosa. —¿Pasa algo? ¿Me mentiste y mi bebé no está bien?— Comento nerviosa y sonríe. —No, ¿Cómo crees? No es eso… es que no sé cómo decírtelo sin que suene extraño— Explica. —¿Qué cosa? No entiendo de que hablas— Respondo completamente confundida. Él vuelve a respirar profundo —No sé si te ha pasado alguna vez, pero por alguna razón siento esta enorme necesidad de cuidar de ti y de ese bebé… Es como si algo dentro de mí me estuviera pidiendo hacer lo que intente hacer por mi esposa e hija, pero no pude— Habla finalmente y apenas puede mirarme —Sabes, llevo siete años tratando de encontrarle sentido a mi vida, creía que lo había hecho trabajando aquí, pero en estos instantes es como si hubiese algo que me estuviera empujando a querer protegerte a ti y a tu hijo… no quiero sonar como un psicópata, te lo juro…— Intenta explicarse y por alguna razón sus palabras me hacen sonreír. —Para mí, no suenas como un psicópata— Digo y me mira a los ojos. —¿No? Porque mir que traté de decirlo lo mejor que pude, pero sigue sonando extraño— Comenta divertido y ríe supongo que de los nervios. —Creo que te entiendo, yo siento que debo cuidar a mi bebé con todo mi ser porque gracias a Mateo está creciendo. Me pongo en tu lugar y pienso que tendría una cuenta pendiente en este mundo si no hubiese podido hacer nada por mi esposo y mi hijo. Aun sabiendo que no fue nuestra culpa, siempre sentiremos que hay una cuenta pendiente, y me incluyo cuando digo eso, porque yo también estoy tratando de saber como saldarla. Es difícil de explicar, pero por dentro sientes que si no has muerto ese día, es por algo y que tal vez ese algo sea salvar otras vidas… y creo que me he enredado en mis propias palabras— Me quejo finalmente y sonreímos. —Te entendí, así como tú me has entendido a mi— Declara y sonríe —¿Entonces? ¿Puedo acompañarte y cuidarlos?— Me pregunta bajito y asiento. —Puedes, necesito que alguien me ayude con esto que sé que será difícil… sentiré tristeza a cada día y llorare cuando imagine que es lo que hubiera hecho él en ese momento— Susurro. —Yo estaré encantado de ayudarte, si te soy sincero, me culpo muchas veces por lo que paso, y siento esta enorme necesitad de saber que puedo ayudar a alguien a salvarse de algo, así sea del dolor— Responde y supongo que la vida ahora se trata de esto, de sanar, de entender lo que paso, y buscar como seguir adelante.
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