Es extraño estar en un restaurante y a cada momento mirar hacia todas partes como si algo malo fuese a suceder. Afortunadamente no soy yo sola quien se siente así, él también observa a su alrededor de vez en cuando y al darnos cuenta de que todo esta en orden, volvemos a concentrarnos en nuestra cena —Lo que has ordenado se ve muy bien— Comenta mientras pruebo otro bocado. —Trato de mantener una dieta balanceada, mi doctor lo ha dicho— Bromeo ya que él es mi doctor. —Así es, es lo mejor para ti y para la bebé…— Afirma y hace una pausa —¿Te incomoda que sea tu doctor?— Pregunta de repente y lo miro a los ojos. —No, todo lo contrario, me siento cómoda contigo— Le dejo saber y sonríe. —Qué bueno, solo quiero que sepas que si algún día no quieres que sea yo quien te revise, lo entenderé— I