Dicen que las mujeres desarrollamos nuestro instinto nuestras habilidades para ser madres durante el embarazo, pero no sé qué tan cierto sea eso. Lo que sí puedo asegurar, es que por más que haya tomado un curso de preparto, y mi mejor amigo sea doctor, no puedo dejar de sentir este miedo tan atroz al verme aquí en esta sala de parto. Por momentos me siento incapaz de todo, pero por otros tengo la sensación de que puedo luchar contra el mundo entero. En medio del dolor, miro a mi alrededor y la soledad me cala hondo. Solo quiero llorar y no por el dolor precisamente, sino por la manera en la que me siento. Me hace falta él… me hace falta su mano sujetando la mía, diciéndome que todo va a estar bien, que muere de ganas de conocer a su hija, que la cuidara de todos… aunque ya lo hizo, la