Me quedé helada. Jake nos observaba con una cara inexpresiva, no dejaba saber en qué estaba pensando. Andrés también estaba helado, y por el roce de nuestros codos, pude sentir que temblaba. -Ethan – dijo al fin, seriamente –. Clooney te mandaba a decir que enviará un chofer en una limosina a recogerte a ti y a tu familia. Dio una última mirada a Andrés, y salió por la puerta con paso firme. -¡Mierda! – dijo entre dientes Andrés, dispuesto a seguir a Jake, pero le detuve. -Yo me encargo de Jake – le dije, sabiendo que Andrés lo único que haría era empeorar todo. Salí al pasillo y no vi a Jake por ninguna parte. Corrí a los vestidores y no había ni un alma. Recogí mis cosas y esperé en la puerta principal del estadio a que saliera Andrés. El brasileño llegó en unos minutos, aún muy pá