Jake no dejaba de rondar mi cabeza. Se suponía que le amaba más que a Andrés, y que me guardaría sólo para él, pero hace unas horas perdí la virginidad con alguien a quien no amo. Me sentí sucia, me sentí una total zorra. Estoy jugando con dos hombres, y esto tenía que parar sea como sea; debía quedarme sólo con uno. Terminé de ducharme y salí del baño, y Andrés ya estaba listo, con la sudadera del equipo puesta, la mochila en sus hombros, y su mirada sexy e intimidadora puesta en mí. -Tardaste mucho – me dijo, acercándose para plantarme un beso en la punta de los labios –. Prepararé el desayuno. -Ok. Apenas salió, posé mi vista en la cama; aún se veía la mancha de sangre seca, la prueba de la pérdida de mi virginidad ¿Me gustó lo de anoche? ¡Claro! ¿Me arrepiento? Sí. No solo porque l