Perdí las fuerzas y tuve que sentarme en el suelo, con apenas la fuerza en mis dedos para seguir manteniendo el celular en mi oreja. -¿Es-e-está seguro? – tartamudeé. El choque de emociones que estaba sintiendo acabaría conmigo. -Sin duda – contestó firmemente y sentí como mi ritmo cardiaco aumentaba –. Debes dejar de jugar, y devolverte a Inglaterra, el ejercicio físico en exceso y los constantes viajes pueden afectar al bebé. -Lo llamaré luego – dije y colgué. Esto no podía ser posible, simplemente no podía ser posible. Si…en las dos únicas veces que tuve relaciones con Andrés no nos cuidamos ¡Pero se supone que por la amenorrea no puedo quedar embarazada! Y entonces recordé lo que me dijo el Dr. Wilson; de que había posibilidades. Esto sin duda no era bueno, era muy, muy malo. Mi tr