La noche había caído cuando llegué a la casa de mis padres, sintiendo un nudo en el estómago y una mezcla de tristeza que no me abandonada. Había pasado todo el día fuera de casa de mi hermano porque sabía que él estaba allí, varios amigos habían ido a visitarlo, lo cual era bueno, porque él también estaba pasando por una ruptura que además trajo engaños y no quería pasar el resto de las horas encerrada en la habitación, solo… me dejé llevar, recorriendo algunas de las calles de San Francisco, las menos transitadas, para despejar mi mente y solo pasar el rato, así fue como me llegó la noche.
Vine a casa de mis padres para despedirme de ellos.
Al entrar, vi la mirada de preocupación en sus rostros, una clara señal de que habían notado mi turbación o de que Manuel le había contado algo a
