–¿Y ahora qué?–Mi hermano me había preguntado lo mismo en la última media hora, luego de una corta y breve charla con Patrick, quien ya tenía un par de horas desde que se había ido. Yo estaba en la habitación de invitados, acostada en la cama, mirando hacia la pared de mi lado derecho, pensando en nada, porque había tanto que procesar, que no tenía idea por dónde empezar, era demasiado, sentía que si seguía dándole vueltas a todo esto, terminaría de nuevo con un ataque de ansiedad. Patrick me había dado detalles de toda esta situación, cosas que yo necesitaba saber, pero de las que no me alegraba. ¿Cómo podía sentirme luego de que cada cosa vivida con Tobías fue todo parte de su plan? ¿Tenía que ser menor el impacto del daño solo porque su “amor” hacia mí no lo hizo completar su ven