Jamás llegué a creer que un encuentro cercano entre Mariel y Lina podría hacer que esta última cambiara de opinión respecto a tantas cosas. Aquella noche algunas cosas cambiaron en Lina. Aceptó casarnos con el acuerdo prematrimonial que le ofrecí, aunque no quiso que la boda fuera después del nacimiento de nuestro hijo, por lo que dentro de tres semanas nos casábamos. ¡Tres semanas! Esa noche, no solo pude ver el dolor de Mariel, la manera en la que miraba el anillo de Lina, los temas que se tocaron, seguro que, a ella, tanto como a mí, nos llegaban los recuerdos de nuestra relación, de nuestro compromiso, nuestra boda. ¿Cómo se sintió al estar sentada al lado de la mujer con la que la engañé? Ella solía ser muy discreta en cuanto a sus emociones, pero aquella noche noté su rostro