Al llegar a la pastelería, terminó mis horas que me quedan de trabajo. Mi hijo se ha quedado con su Abuelo Franco sentados en una de las mesas jugando al ajedrez. A ambos les encanta jugar eso, y pasan horas en total silencio meditando sus movimientos y siguientes jugadas. Cuando termino, me siento en un taburete del lado de adentro a descansar un poco. -¿Tienes planes esta noche?- me pregunta Margarita con voz dulce. -Sí, tengo una fiesta de antifaz, es un cliente nuevo así que no sé cómo será la velada- le respondo tranquila, ellos ya saben lo que hago, pero de los dos, con Margarita me siento más libre de expresarme, ya que la veo como una mamá a la cual puedo contarle mis más oscuros secretos. -Solo te pido que te cuides, ¿ok? Y que me envíes la dirección en tiempo real cuando llegu