Un viaje lleno de miedos y dudas

1324 Words
El mismo día Barcelona Gabriel La conversación de esta mañana con Leonor me dejo con muchas dudas, ella abrió una herida que intentaba cerrarla y a estas alturas no sé que es lo que siento por Patricia, tal vez sea una obsesión como todos dicen, en fin, decidí ir a la casa de Ernesto para que busque a alguien más para que representen a la agencia. Tras un largo trayecto llegue a la casa de Ernesto, de inmediato bajo del auto para tocar el timbre hasta que me abre la puerta una de las empleadas que me pide pasar hasta la sala donde aguardo a mi amigo. –Gabriel buenas tardes, no te esperaba aquí un sábado ¿a qué has venido? –me pregunta apenas está en mi presencia. –Hola Ernesto ¿no te lo imaginas? –No tengo idea Gabriel, dímelo– me asegura. –Arturo me impuso ir a Francia en representación de la agencia, tú deberías estar en conocimiento– le reclamo. –¡Ah……! Me había olvidado de la nominación al festival, lo siento tendrás que ir, yo estoy con muchos compromisos y no puedo asistir, además tú eres la persona más idónea para representarnos. –No me hagas esto Ernesto, no te imaginas en el problema que estoy por la bendita invitación, Leonor prácticamente termino conmigo, me dio la libertad para ir tras Patricia– le explico. –¿Qué más quieres amigo? Ninguna mujer haría eso y ella lo hizo, opino que debes sacarte ese clavo de una vez por todas ¡Anda a Paris! –No quiero lastimar a Leonor por hacerlo, ella no se merece tal cosa, no voy a ir a Paris, olvídalo. –Gabriel no seas cobarde, anda y aclara tus sentimientos por Patricia, de esta forma podrás continuar con tu vida, pero si no lo haces entre Leonor y tú siempre estará el fantasma de tu amor de infancia. –Está bien iré, veré si encuentro a Patricia, aunque te aviso que tal vez regrese enseguida. –Amigo estoy seguro que este viaje te cambiara la vida, ya lo veras– me asegura. Dos días después Camino por la amplia sala del aeropuerto de Barcelona, entre miles de personas que también viajan por negocios, otros por sus familias, pero yo ni siquiera tengo idea que lo que me esperaba en Paris, por el momento me esfuerzo por relajarme mientras camino por la manga del avión para abórdalo y apenas ingreso una azafata me guía a mi asiento, me acomodo pensando lo que hare apenas llegue a Paris. Tras dos horas de viaje en avión en lo que imaginaba como seria el encuentro con Patricia, arribe a la ciudad del amor como es conocida Paris, así tomó el primer taxi para irme al hotel y organizar estos días que tendré antes del Festival de Lions Cannes. He llegado al hotel y lo primero que hago es registrarme y preguntar por la dirección de Patricia, ellos me dicen que esta a muy pocas cuadras de aquí, les agradezco y me voy a instalar a mi habitación. Un rato después Paris No tengo idea cuantas veces me he cambiado de ropa probando cual me queda mejor hasta que termino de vestirme, salgo del hotel hecho un manojo de nervios, una y otra vez me repito que esta es la oportunidad que estuve esperando toda mi vida, me reclamo diciéndome Gabriel no habrá más, arriésgate. He arribado a la cuadra donde es la dirección de Patricia, miro alrededor buscando algún bar para tomar un café y darme fuerzas para hablarle además que no estoy seguro si estará en su departamento, hasta que encuentro uno en la calle de enfrente. Tengo un rato esperando que aparezca, pero me siento peor que policía queriendo atrapar a un criminal, solo aguardo impaciente su llegada, aunque no hay señales de ella ¿tal vez ni siquiera siga viviendo aquí? ¿Por qué no la llamo? ¿y que le digo? Son tantas las preguntas que me hago que opto por irme porqué está oscureciendo y no tengo la seguridad de que llegue.  Al día siguiente Toda la noche dando vueltas sin poder dormir, sabiendo que solo unas pocas cuadras no separan, tengo que admitir que me da miedo saber que puedo encontrar ¿será la misma Patricia qué conocí? ¿se acordará de mí? ¿sea habrá casado? en fin, me doy ánimos y salgo a su encuentro. Recorro la calle de ella, hasta que estoy en la puerta de su edificio, pero soy cobarde y me alejo llegando al otro extremo de la cuadra, aunque me reclamo diciéndome que es ahora o nunca, vuelvo a caminar a su edificio cuando mi cuerpo se ha detenido al verla pasar, enseguida reacciono. –¡¿Patricia?! –la llamo intentando parecer asombrado. –¿Es conmigo? –pregunta con dudas. –Hola Patricia ¿Me recuerdas? Soy Gabriel Díaz, estudiamos juntos en Ecuador, Guayaquil– le explico. –¡Gabriel! Claro que te recuerdo, eras el chico becado, te sentabas en la tercera fila ¿verdad? –me expresa. –Veo que me recuerdas bien, pero que pequeño es el mundo, nunca pensé encontrarte aquí. –Gabriel vivo aquí en aquel edificio ¿y tú que haces aquí? –En realidad vine por trabajo, la agencia de publicidad donde trabajo fue nominada en el festival Lions Cannes, aunque decidí aprovechar y llegar antes para conocer Paris. –¡De verdad! ¿si quieres puedo ser tu guía turística? Me hago algo de tiempo y te llevo a conocer la ciudad– me propone. –Patricia no hace falta que te tomes estas molestias por mí, seguro debes estar ocupada.   –Insisto, además quiero saber de tu vida, recordar viejos tiempos, pero ahora debo irme ¿Te parece si me llamas más tarde y coordinamos la salida de mañana? Este es mi número de teléfono– me dice mientras me lo anota en un papel. –Gracias Patricia, sigues siendo tan amable como recordaba, parece que no hubiera pasado el tiempo, pero te dejo continuar tu camino, te llamo más tarde– le aseguro. La veo alejarse mientras no puedo evitar sonreír como un tonto, parece que todo lo que sentía por ella sigue vivo en mí, todavía ella es capaz de cautivarme solo con su sonrisa. Horas más tarde Parte de la mañana me hice tiempo para recorrer las calles de Paris que seduce por su arquitectura, sus estrechas calles adoquinas, incluso he sentido la brisa del Río Sena, así me anime y sin pensarlo he conocido los principales lugares turísticos, como la catedral de Notre Dame, el arco del triunfo, la Torre Eiffel, pero no podía evitar pensar en Patricia, andaba en las nubes por nuestro encuentro, solo contaba las horas para llamarla hasta que me anime y le marque. –Hola Patricia, soy Gabriel te llamaba como habíamos acordado, espero no interrumpir nada– le digo apenas contesta la llamada. –Hola Gabriel no te preocupes, había terminado mi trabajo ¿te parece si mañana te recojo en tu hotel? pásame la dirección y estoy a las 8:30 a.m. ¿si estás de acuerdo? –No es necesario Patricia, yo te paso recogiendo a tu departamento. –Gabriel no es necesario que seas caballeroso, además te puedes perder, no conoces la ciudad. –Patricia está bien voy a dejarte ganar por esta vez, ahora te envió la dirección de mi hotel, no vemos mañana. Cierro la llamada mientras admiro por la ventana la noche parisina que es una de las más bellas por las luces de sus calles, es cierto lo que dicen de Paris te envuelve con su magia, misterio y opulencia, cualquiera puede enamorarse aquí, no sé si esta magia es la que me hace sentirme como un adolescente por Patricia, de lo que estoy seguro es que quiero saber si tengo alguna oportunidad con ella. 
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