Luego, escuchó la respuesta con toda claridad. –¿Un vestido? ¿Para qué quiero un vestido, si no puedo ponérmelo? ¡Mándelo de regreso a la tienda y dígale a la mujer que ya no me sirve y que no voy a pagar por él. ¿Por qué voy a pagar por algo que no puedo disfrutar? Las palabras acabaron en un grito. Davina escuchó como la doncella trataba de calmar a su Señora, pero sin ningún resultado. Una vez más, Lady Brant dijo: –¡Devuelva el vestido! No puedo soportar pensar en él. ¡Qué lo saquen de la casa lo más pronto posible! La doncella regresó al saloncito. –Lo siento– dijo Davina, sintiendo pena por la doncella y luego algo titubeante observó: –No creo que la Señora hablara en serio cuando dijo que no iba a pagar el vestido. Recordó cuando Lucy le dijo que el vestido había costado mu