CAPÍTULO IV-2

1963 Words

—La dejaré aquí— dijo—, no se mueva, pero sostenga las riendas. Las colocó en su mano y a continuación desmontó y levantó los brazos para bajarla a ella del caballo. En aquel momento, ella bajó la vista, y cuando los ojos grises del Marqués la miraron, Deborah tuvo la extraña sensación de que estaban hablando sin palabras. Entonces, con mucha lentitud, él la bajó de la silla y la retuvo cerca de su pecho por un momento antes de soltarla. —Adiós, Deborah— dijo el Marqués con voz profunda—, cuídese, por favor. —Gracias de nuevo— contestó ella y sintió que le costaba trabajo hablar—, siempre… recordaré sus bondades y lo maravilloso que… ha sido conmigo. De nuevo los ojos de él parecían aprisionar los de ella, pero como Deborah se sintió llena de timidez y su corazón empezó a palpitar en

Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD