Marina.
—Hola tiaaaaa. —los tres vienen corriendo a penas me ven.
—Hola mis bebés. —suelto el carro dándoles unos abrazos—. ¿Cómo están?.
—Muy bien.
—Hola Mari. —empuja el carro con los nenes que aún están medios dormidos, pero cuando despierten van a ser un cohete.
—¿Cómo estas?. —nos damos un abrazo moviéndonos—. Están todos con cara de sueño.
—Se levantan todos los días a las ocho y media, pero hoy los levanté una hora antes, pero ya van a agarrar pilas.
—¿Vamos a desayual mami?.
—Tenemos mucha hamblita.
—Ya vamos. —Harley y Oddette se agarran del carro que yo llevo y Ezem del carro que lleva Ara—. Me gusta mucho ahí en la esquina, por eso te dije si nos veíamos acá.
—Por mi no hay problema, donde halla para comer voy.
—Agárrense bien que vamos a cruzar la calle.
—Si mami.
—Ezem no te sueltes. —cruzamos lo mas rápido posible porque es una calle muy transitada—. ¿Desayunamos acá al sol?.
—Creo que es lo mejor, las dos con carros dobles no vamos a saber donde ponerlo.
—Por eso mismo decía, tantos pibes señor. —la ayudo a acomodar a los nenes riendo—. Dios no mandó a poblar la tierra pero nos estamos pasando.
—Mami, ¿Guios mandó qué?.
—Que Dios nos mandó a que tengamos hijos, pero con Mari vamos teniendo muchos ya. —siempre les dice las cosas como son, nada mas que mas suave porque siguen siendo nenas.
—Y eso que falta porque yo quiero tener mas hijos.
—¡Montón de hijos!. —dice Harley con los ojos gigantes.
—Yo queo tenel a montón de hijos, ¿Tu no Harly?.
—Si, montón, como mami.
—No igas eso Harly, papi a se enoja.
—Buenos días, ¿Les dejo la carta?.
—Yo ya sé lo que voy a pedir.
—Hola chicos.
—¿Cómo a estas?. —se nota que vienen siempre—. Yo queo a una lechita con cocholate y unas galletitas de plincesas.
—Yo también.
—Yo también peo a balletitas de autitos y una toltita de putiya.
—Nosotlas también.
—La tienen re clara.
—Bastante. —saca a Fedora del carro que se despertó—. Yo quiero el desayuno americano.
—Yo igual, así no te complicas con tantas cosas.
—Los chicos piden siempre lo mismo que ya me lo sé de memoria, solo que se sienten mejor si me lo dicen de nuevo porque creen que me olvido. —se va por las cosas y ellos ponen las manos en mesa mirando hacia todos lados esperando con paciencia.
—¿Y cómo van en la escuela?.
—Muy bien, a mi a ugusta montón.
—Si, amo espuela.
Intento absorber lo mas que puedo de Ara con los nenes, no tuve mamá y ella tampoco, pero si una abuela que la crío y la guió, yo tuve a mi abuelo que por años yo fui la madre de él, no supo como aconsejarme menos que menos explicarme las cosas de mujeres, fui aprendiendo conforme a la marcha y por la escuela y la iglesia, en las reuniones de mujeres que se dan aprendí muchísimo, como vestirme, a cocinar, a limpiar, a expresarme un poco mas, porque admito que mi carácter es calmado pero soy muy fría, me cuesta demostrar y aun mas decir lo que siento, y veo como le dice cosas lindas a sus hijos y que es muy raro que les diga por su nombre, siempre apodos cariñosos y con Exe también, aunque también lo veo con Lihue en como trata a Michel, porque con Luis no era precisamente cariñosa ni mucho menos amable, pero con Michel es otra cosa.
Recorremos las tiendas de ropa que vemos, decidimos no ir al shopping por el tema de los nenes, ninguna de las dos íbamos a estar tranquilas ya que va demasiada gente y el miedo a que uno de los nenes desaparezca es demasiado, y aunque vinimos por ropa para salir, debo admitir que estoy demasiado incómoda, no me agrada nada esto, nunca me puse un pantalón vaquero, ni cuando era joven, desde mis memorias siempre con polleras y vestidos, mi abuelo jamás me compró un pantalón, ni para el invierno, cuando íbamos de compras le decía a la vendedora que nos muestre las polleras y vestidos mas abrigados y para invierno que tenga, y ya, no había discusión para nada y jamás me llamaron la atención, que ahora siento que voy a ir en contra de mi cultura y mis creencias solo por complacer a mi compañero y a mi amiga.
—¿Qué talle tienes de pollera de jean?.
—Cuarenta y dos. —la mujer me muestra un jean celeste.
—Me pruebo primera así te calmas un poco que tienes cara como que te llevo al matadero.
—Jamás me puse un pantalón.
—¿Y calzas?.
—Tampoco, siempre cancanes y vestidos largos para el invierno.
—Bueno, es mi primer jean también, calzas si pero con una pollera arriba, así que estoy igual de nerviosa que tu, te dije de esto porque estamos en la misma, no le podía pedir a mis cuñadas porque no entenderían.
—Entiendo, pruébate y te digo como te queda.
—Bien. —quedamos fuera del probador esperando—. Voy a abrir la cortina.
—Si mami. —sonriendo veo como abre la cortina y por primera vez la veo con pantalones, es uno hasta la cintura moldeándole el cuerpo a la perfección y si que es uno bello—. Wouuu.
—Que peciosa mami.
—Que helmosa. —se pone roja por los halagos de sus hijos.
—¿Cómo me queda Mari?.
—Hermosa te vez. —se mira al espejo analizándose—. Te vez muy bien la verdad.
—Me gusta.
—¿Y arriba?.
—Me voy a poner una camisa larguita que me va a servir para taparme la cola. —se pone de frente a mi—. Acá delante pongo la tela adentro del pantalón, como con las polleras de jean.
—Yo tenia pensado lo mismo, algo que me ayude a tapar la cola, es que me da como pudor.
—Es que es diferente las polleras a esto, me hace sentir como que estoy desnuda.
—No digas eso que me va a dar mucha vergüenza.
—Me pruebo uno mas y me dices si este o el siguiente. —se prueba uno n***o que se decide por ese, dice que le disimula bastante el pequeño vientre que tiene por los embarazos, elijo dos pantalones a probarme y suspiro dentro del probador.
—Tia Mai, ¿Ya estas?.
—Queemos vel.
—Ya salgo. —salgo con un jean blanco que es tan ajustado que me da la sensación que no tengo nada puesto, tal como dijo Ara que se sentía.
—Wouuu... Que piernas que cargas.
—¿Me queda bien? Siento como si estuviera parada delante de ustedes en ropa interior.
—Te vez genial... Y eso que te doy mas halagos de los que me diste.
—Te veías bellísima, solo que no sabia que decir nada mas. —me miro al espejo analizándome, se me marcan las pompis bien paradas y gigantes.
—Pero que trasera cargas nena.
—Igual a la tuya. —miro el otro pantalón y no quiero probármelo—. Me llevo este, me gustó.
—Bien, fue fácil.
—Bastante, creí que me iba a costar mas en decidirme. —me cambio apurada donde Elias comienza a hacer mañas.
—No llores Eli.
—Tu mami ya a vene y agaa. —vamos a la caja así nos vamos de una vez de acá y vamos por ropa para los nenes.
—Yo los p**o. —niego intentando sacar la tarjeta del bolso—. Yo te metí en esto Mari, déjame pagar.
—Esta bien, yo p**o el almuerzo entonces.
—Bien. —Ezem se sube en el lugar de Elias en el carro donde no quiere caminar, después de recorrer nos vamos a comer y descansar un poco que no doy mas—. Lihue tiene novio nuevo.
—No sé. —sigo dándole mamadera a Sefora, la miro en como se pone roja donde siente que metió la pata—. Puedes decirme, a Michel no le digo nada porque va a saber de inmediato que tu me contaste.
—Bueno. —habla casi en susurro donde los nenes son nenes, y dicen todo lo que escuchan—. Fuimos el otro día donde los abuelos y Rosa estaba discutiendo con Lihue y le decía que no podía ser que sea así, que se había separado hace a penas unas horas y ya estaba con otro. —Dios santo, esto a Michel lo va a enfurecer cuando lo sepa—. Y ella le decía que no se meta que era su... De ahí abajo y que hacia lo que quería.
—La verdad que si, es una mujer grande y que sabe lo que hace, aunque eso no quiere decir que me agrade o que lo haría, estoy en contra de ese estilo de vida pero que ella haga lo que quiera, solo que Michel no se lo va a tomar nada bien, de eso estoy mas que segura.
—Encima que ya están medio mal, esto lo empeora.
—Es que debe ser difícil ver a tu mamá con hombres diferente y que con ninguno asiente cabeza, vaya a saber lo que debe pensar en esos momentos porque se pone como piedra cuando me habla de los romances de ella y de las veces que la descubrió con otros hombres.
—Que difícil, ahora es grande pero cuando era joven debe haber sido peor. —miro a los nenes que comen hablando entre ellos y los bebés que ya comen se ríen de ellos comiendo bastante bien.
—Estaba pensando en volver a embarazarme.
—¿De verdad?. —lo dice muy emocionada.
—Si, lo hablamos con Mi, y quiero esperar unos meses y ya, me quiero embarazar.
—Que bueno que lo hablen.
—Si, yo le decía que dejo las pastillas y ya, debo ir al médico a una revisión y a ver que nos dice.
—Yo me embaracé tres veces, traje a cinco hijos y no le pedí consejos a nadie. —lo dice riendo que me llega a contagiar—. Esta bien que lo hablen y que lo planeen, me pone muy contenta por la hermosa familia que estas formando.
—Toda la vida sola con mi abuelo que quiero una familia grande.
—Yo igual, los tengo a ellos pero no niego de otro embarazo para nada, mi sueño es ser vieja y que vengan mis nietos, con los hijos, una mesa grande todos compartiendo, es mucho pedir pero aun ahora le ruego a Dios que me deje verlo y que seamos unidos.
—Voy a pedirle lo mismo, porque también quiero eso. —los miro como comen y se ríen de no tengo idea—. Quiero eso, una familia grande y tener muchos nietos.
*****
Michel.
Termino de prepararme ansioso de nuestra primera salida de esta forma, jamás creí que iba a aceptar salir a bailar, espero que quiera hacerlo y no se quede sentada esperando a que pasen las horas como lo hizo en el cumpleaños de mi mamá, me encanta bailar y las veces que he salido saco a bailar a muchas chicas, porque voy a eso, a bailar.
Bajo cuando escucho que tocan bocina, miro desde las escaleras hacia afuera gracias a los ventanales viendo que es mi mamá, me enteré que está de novia con vaya a saber quien, entonces le dije que venga, que a los nenes no los llevo, una cosa era Luis y otra que no sé quien es el tipo, prefiero que se quede en mi casa, me quedo mas tranquilo de todas las formas, es la casa de mis hijos, si sienten que nos extrañan las cosas los rodean que es muy seguro que nos extrañen porque están con nosotros en todo momento, mas que nada con Mari cuando estoy trabajando, pero cuando llego tomo las riendas con ellos así ella descansa un poco porque si que es agotador, aunque están con mi mamá casi a diario, varias veces al mes pasan el día con ella, y si que la aman porque la ven y se ponen locos.
—Hola amor.
—Hola mami. —nos damos un abrazo—. Los nenes se van a poner locos cuando te vean.
—¿Dónde están?.
—Arriba, en su habitación jugando.
—Ya quiero verlos. —sube corriendo mas que feliz de verlos, voy por agua cuando Mari me llama.
—MICHEL VEN.
—VOOOYYY. —cuando llego a la habitación no la veo—. Mari.
—Ya salgo, quédate ahí no entres. —me habla desde el baño, ya debe estar con el pantalón y super nerviosa.
—Me siento en la cama. —la miro salir con una sonrisa, la recorro de los pies a la cabeza, esta con un jean blanco tiro alto que le llega a la cintura, una remera por dentro y una campera de jean en las manos—. Woou.
—¿Cómo me queda?. —da una vuelta con lentitud, mi vista se centra en el culaso que le hace, ya sé que lo tiene pero con pantalón se le ve mejor.
—Pero que cuerpazo mujer. —me paro mordiéndome los labios.
—¿Dices que esta remera queda? Porque con Ara dijimos de algo que nos tape la cola, pero me dije que si es la única vez que me ponga pantalón debo usarlo como corresponde.
_La verdad que te queda bien, se te marca mas el cuerpo pero con polleras o vestidos es lo mismo así no digo que te vez diferente.
—Bueno, gracias. —la abrazo rodeándole las nalgas con las manos—. ¿Tu mamá ya llegó?.
—Si, estaba con los nenes.
—Bueno, vamos entonces así no se nos hace mas tarde. —bajamos ya que la oímos abajo, la vemos en el sillón con los nenes sentados con ella arrodillada en el suelo hablándoles y haciéndolos reír a carcajadas.
—Me como este piecito.
—Mami. —abre la boca cuando la ve a Marina.
—Pero si te queda re bien.
—Gracias. —se dan un abrazo, me encanta que se lleven tan bien—. Nos debemos ir, quedamos que a las nueve nos veíamos en un restorán así comemos algo antes de ir.
—Si si, vayan, ya planeamos que vamos a hacer con estos bombones.
—Como a las cuatro estamos acá mami. —me inclino dándoles un beso a cada uno de mis hijos—. Si están que no dan mas llámame, no voy a apagar el celu.
—Tranquilo, yo me las arreglo bien.
—Bien, nos vamos. —no solo ella va nerviosa, yo también estoy incómodo porque los hemos dejado con mi mamá para pasar un momento solos pero en la casa—. ¿No te mandaron mensaje para saber si ya están ahí?.
—Ya le escribo. —es nuestra primera salida como pareja, hemos salido con los nenes, y antes de ellos si íbamos a comer nos volvíamos enseguida a la casa como pasa ahora—. Dice que van en camino, seguro que llegamos justo porque ellos llevaron a los nenes donde la mamá de Exe.
—Vive lejos encima.
—Voy nerviosa.
—Yo igual, es que nunca salimos así.
—Esa es una, voy nerviosa porque no sé como van a estar los nenes y porque si lloran tu mamá no nos va a decir nada por miedo a que no se los dejemos mas, y voy nerviosa porque siempre dije que nunca iba a pisar un boliche.
—Van a ser unas horas nada mas. —mira hacia afuera sin decir nada—. ¿Tan malo esta?. —me muerdo los labios donde no responde—. No me estoy burlando, quiero saber. —mira el celu cuando le suena.
—Es Ara, dice que en cinco minutos están ahí. —vamos en silencio donde cree que me burlé de que va a salir a bailar cuando dijo que jamás lo iba a hacer, cuando llegamos veo la camioneta de Exe, mas bien de Ara donde debieron llevar a los nenes donde Julia.
—Llegamos.
—Mari, no me burlé, solo que quería entender.
—No estoy enojada, solo estaba pensando.
—¿Estamos bien entonces?.
—Si. —me sonríe calmándome bastante—. No estés a la defensiva todo el tiempo creyendo que por cualquier cosa me voy a enojar.
—Es que cuando hablamos sobre la iglesia te pones dura y me da miedo.
—Bajemos que ya nos deben estar esperando.
—Si. —vamos de la mano buscándolos, están sentados al lado de una ventana por eso los encontramos enseguida.
—Buenas. —con Ara se abrazan y las entiendo, Ara ha salido pero jamás así de esta forma porque por lo que entiendo va dispuesta a bailar cosa que las otras veces no hizo—. Me imagino que estas cagado de hambre.
—Y no te das una idea, es que con los nenes tenemos horarios y ya estaríamos comidos a esta hora.
—Nosotros comemos a cualquier hora ni hablar cuando Mari va a la iglesia, mas tarde comemos. —le doy un abrazo a Ara riendo—. Pero si estas de infarto con ese pantalón, se te marcan las hermosas curvas que cargas.
—Gracias. —nos sentamos frente a ellos—. ¿Cómo quedaron los nenes?.
—Bien, Lihue estaba feliz de cuidarlos.
—Estaba como mi mamá, que no paraba de sonreir y los nenes en su salsa.
—Es que Julia les hace todas las mañas, entonces aman ir donde ella porque los deja comer lo que quieren, dormir a la hora que quieren y juegan hasta que no dan mas.
—Es que deben terminar el día sin ganas.
—Totalmente.
—Permiso. —traen unos camarones, unas tostadas y unas salsas.
—Pedimos la entrada, perdón pero no venían mas. —el chico nos mira incómodos pero nosotros reímos.
—¿Me traerías una cerveza?.
—Yo también.
—Nosotras jugo de naranja. —se va por nuestras cosas y Marina mira a Ara.
—¿Trajiste tu licencia?.
—Obvio, yo juguito y si este ya empezó con la cerveza ni loca lo dejo manejar, quiero volver con mis hijos.
Que bien que se siente esto, salir a divertirse con personas de tu edad que pasan la misma situación que nosotros, con hijos, trabajo agotador, y junto con Exe que tenemos mujeres cristianas que no quieren hacer casi nada que no sea algo de día y con los nenes en todo momento, los amo a los dos, con todo mi ser, pero es que con Marina no tuvimos muchos momentos de pareja los dos solos, que esto es la gloria para mi, y espero podamos tener mas noches como esta sin que ellas sientan que somos unos malos padres por querer un momento de pareja.
Después de comer nos vamos al boliche de Benicio, hacemos la fila para poder entrar como todo el mundo, aunque podríamos llamarlo y ya estaríamos dentro, pero queremos hacer las cosas como cualquier pareja, sin beneficios, a mi no me importan los beneficios, cuando puedo recibirlos bienvenido sea, pero queremos hacerlo así.
—¿Vamos por algo de tomar?. —vamos a la barra con ellas de la mano y bien agarradas aunque recién van llegando—. DOS CERVEZAS Y DOS AGUAS.
—YA TE DOY. —los cuatro estamos apoyados mirando al muchacho traernos lo que pedimos.
—Vamos a bailar porque no nos vamos a quedar mucho.
—Si. —de la mano la llevo hacia la pista que ya esta a todo dar, la música que no te deja oír nada y las luces de colores que te marean un poco.
—No tiembles. —la envuelvo por atrás hablándole al oído, comienzo a moverme poniendo una mano en su vientre guiándola.
—No sé como moverme.
—Como cuando me montas. —sonrío mientras hablo—. De la misma manera. —lo hace con suavidad hasta que agarra el ritmo de la música—. Mas que bien lo haces. —después de un par de canciones ya se suelta mas y puedo hasta darle unas vueltas y bailar enfrentados—. ¿Te va gustando?.
—Un poco. —miro a Exe con Ara que ella esta casi de la misma forma que Marina, temerosas y sin saber bien que hacer.
—No te preocupes, vas a ir aprendiendo.
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