Festividades

1167 Words
El último año de la Universidad, Daniel decidió dejar el equipo de americano, su entrenador trató de convencerlo por todos los medios, pero fue imposible. El primer semestre de su último año quería dedicarse de tiempo completo a todas las materias, ya que eran de Ingeniería aplicada; además de que estaba comenzando a vislumbrar su futuro a largo plazo. Las vacaciones por las fiestas decembrinas fueron la añoranza de la mayoría de los estudiantes, incluyéndolo. Pasaría las fiestas en casa como acostumbraba, con su familia en Ciudad Alfa. -¡Prepara una maleta! –Habló con fuerza, mientras entraba a la habitación de Adams. -¡Oye! ¿Por qué no tocaste? –Se giró con una mano en el pecho, con su tonalidad de molestia y susto -¡Pudiste haberme encontrado cambiándome de ropa! –Daniel no se inmutó, ya se había acostado en la cama desfachatadamente. -¡Por favor! Siempre te cambias en el baño –Le dijo con seguridad. -¿Cómo sabes eso? –Su aserveración la hizo verlo incrédula y preocupada. -¡Eso no importa! ¡Vamos a preparar una maleta! –Se puso de pie y caminó hacia el armario, abriéndolo para sacar la ropa. -¡No, no, no! ¿Qué haces? –Adams se paró frente a él, tapando la entrada del armario. -Ayudarte a preparar una maleta –Respondió con obviedad. -¿Para qué? –La rubia lo cuestionó, porque no tenía la menor idea de lo que estaba buscando con eso. -Porque sé que siempre te quedas aquí en las vacaciones –La habló de manera seria -Ésta vez te compré un boleto para Ciudad Alfa –Su semblante cambió a emoción -Pasarás las fiestas conmigo y mi familia –Terminó por sonreírle abiertamente. -Pero, pero…-Ella tartamudeó, efecto de la sorpresa que le causó la propuesta. -Sí, te estoy invitando ¡Vamos! –Pasó sobre de ella, sacando la maleta que estaba en la parte superior del armario, y la puso en la cama. Se dirigió de nuevo al pequeño clóset, donde estaba Adams aun parada, ensimismada. -¿Qué haces? ¡¿Estás loco?! –Le dijo cuándo Daniel comenzó a elegir ropa. -Ya compré el boleto, no puedes negarte –La hizo resoplar con frustración. -¡Está bien! ¡Está bien! -Lo empujó hacia la cama -¡Pero yo voy a preparar la maldita maleta! –Comenzó a elegir la ropa, sin rezongar de nuevo. ///// Tres horas de vuelo y llegaron a Ciudad Alfa. Daniel vio a lo lejos a Dante y a Soraya, alzó la mano para que lo vieran, aunque en realidad no era necesario, por su estatura sobresalía de entre la gente. Llegó abrazándolos, mientras Adams se encontraba un poco cohibida. -Ellos son Dante –Extendió su brazo hacia su padre –Y Soraya –Luego dirigió su brazo hacia la aludida -Ella es Amaia Adams –Cuando la presentó, la tomó por los brazos. Cuando dijo su nombre completo, la rubia lo miró sorprendida, creía que no sabía cómo se llamaba. Se recompuso con rapidez -Mucho gusto Señor –Extendió su mano para saludar a Dante –Señora –Luego saludó a Soraya. -Me heces sentir vieja, sólo llámame Soraya –La abrazó con fuerza -¡Bienvenida a Ciudad Alfa! –Adams sintió el afecto en el contacto y en las palabras, provocándole corresponder con amabilidad. Dante tomó la maleta de Adams y los cuatro salieron del aeropuerto. El viaje hacia la casa fue en medio de conversaciones, empezando por el vuelo, después acerca del semestre que había terminado, y finalizando con cosas monótonas y triviales como el clima. Instalaron a Adams en una habitación de color morado, con toques femeninos, que la hicieron apostar era de una chica. Se paseó por las fotografías que había en el escritorio, donde veía a Daniel y a la chica en cuestión, que tenía el cabello castaño, sonriendo. Eran demasiadas fotografías: los veía jugando, corriendo, en bicicleta, en la playa, abrazados; y pasaban por muchas edades. Soraya entró a la habitación, mientras la rubia estaba observando con detenimiento cada imagen. -Es Aranza, mi hija –Dejó las sábanas sobre la cama y se paró a un lado de Adams, tomando una fotografía –Daniel y ella eran muy unidos, hasta que se fue a vivir a Ciudad Ómicron –Dio un profundo suspiro -Después Daniel se fue a Ciudad Sigma por la Universidad –Sonrió a medias -Creo que es normal, ambos tenían que seguir sus propios sueños –Terminó Soraya con melancolía. -Ella es muy bonita –Adams reconoció. -Sí, lo es –Soraya le sonrió –Bueno, déjame prepararte la habitación, hace años que no se utiliza –Le dijo más animada. -¿Ella no viene a pasar las fiestas con ustedes? –Cuestionó dudosa. -Por cuestiones de su trabajo no viene, siempre nos envía los boletos de avión para que vayamos a Ciudad Ómicron antes –Le confesó, mientras terminaba de preparar la cama. A la mañana siguiente, Dante despertó a Daniel para que le ayudara en la pastelería, como era costumbre. El 24 de Diciembre, una de las fechas con más pedidos y movimiento en el establecimiento. Antes de irse, pasó a ver a Adams, entreabrió la puerta, para cerciorarse que estaba plácidamente dormida; sonrió al observarla tan tranquila y volvió a cerrar la puerta. Adams bajó a las 8 de la mañana, después de haberse bañado y arreglado un poco, se encontró en la cocina con Soraya. -Buenos días –Saludó educadamente. -Buenos días –Respondió Soraya animadamente –Siéntate a desayunar, ¿quieres café o jugo de naranja? –Puso sobre la barra desayunadora la fruta picada, unos panqueques y la miel. -Jugo está bien ¿Ya desayunaron todos? –La rubia preguntó un poco avergonzada. -Sí, pero es que Dante se va a las 4 de la mañana, para preparar todo en la pastelería. Daniel se fue con él, éstas fechas son las que tienen más movimiento y Daniel lo ayuda con las entregas –Le explicó al ver su cara de preocupación –Yo me quedo a preparar todo para la cena de ésta noche, y éste año voy a tener compañía –Le guiñó un ojo -Siempre estoy sola –Le dijo sonriendo. -Creí que Daniel invitaba a un amigo a pasar las fiestas aquí –Adams le comentó mientras comía el desayuno, totalmente contrariada. -No mi niña, eres el primer “amigo” que trae a casa –Hizo las comillas con las manos en la palabra amigo, se acercó aún con una sonrisa y la besó en la frente. Adams no supo cómo reaccionar o qué decir. Las sorpresas no paraban con Daniel: primero, haberla llevado a su casa; luego, darse cuenta que sabía su nombre; además, de que tenía una hermana; y por último, el enterarse que era la primera persona que llevaba a conocer a sus padres ¿Qué otra cosa descubriría?
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