El mismo pendejo

1182 Words
Daniel y Dante disfrutaban una taza de chocolate caliente la mañana de año nuevo, eran los únicos despiertos en la casa, por lo que Daniel aprovechó ese momento. -Papá –Le extendió la mano con un cheque –Es el dinero que me prestaste. Lamento no habértelo entregado tal cual acordamos, podría darte algunas excusas muy creíbles, pero… -Se pasó la otra mano por el cuello sin saber qué decir, solo suspiró. Dante sonrió y tomó el cheque, le dedicó unos segundos de su atención al papel –¡Esto me hace sentir tan orgulloso de ti! Significa que has alcanzado una meta más y además que cumples tu palabra –Levantó su mirada, algunas lágrimas rebeldes se deslizaron por sus mejillas, pero sonrió - … Sin embargo… -Frente a su hijo rompió el cheque. -¿Por qué hiciste eso? –Dijo Daniel con los ojos abiertos por la sorpresa. -Porque no creerás que todo éste dinero es mío –Tomó un sorbo de su chocolate, mientras Daniel le dedicó una mirada de desconcierto – Eso era un regalo de Aranza, Soraya y mío por tú graduación –Dante se encogió de hombros. -Es demasiado dinero papá –La expresión de Daniel era de estupefacción. -Daniel, ¿quién crees que va a quedarse con todos los bienes que tengo? –Dante tenía una sonrisa condescendiente. -¿Y Aranza? –El castaño le preguntó directamente, después de todo también era su hija. Dante ladeó su rostro –Sabes que ella preferiría morir antes que aceptar o pedir algo –Suspiró pesadamente –Además creo que tendrás que hacerte cargo de mí en un futuro –Quiso cambiar el tema, provocando que Daniel frunciera el ceño sin entender –Creo que tendrás que contratar enfermeras cuando sea un anciano, necesitaré pañales y estoy seguro que Soraya no querrá hacerse cargo de eso –Dante comentó en tono burlón –Y tu hermana será una solterona que tampoco querrá cambiarme los pañales –Se rió de nuevo. -¿Aún no tiene novio? –Daniel preguntó con intriga y cautela. -No dice nada, ya sabes cómo es; pero dudo que haya alguien. Y eso está bien, tiene que encontrar al que sea digno, porque ella es alguien muy especial –Dante conocía a Aranza, la amaba demasiado, y siempre había deseado lo mejor para sus dos hijos. Daniel se quedó callado unos segundos, pensando en las palabras de Dante. Después retomó el tema -No puedo aceptar todo ese dinero, papá es demasiado solo por mi graduación, a Johan sus papás le regalaron una consola de videojuegos –Dijo entre risas y su padre se le unió. -Inviértelo en algo, haz que crezca y en algunos años buscamos alguna propiedad por la playa, sabes que a Soraya le encanta, tal vez podríamos retirarnos ahí –La voz de Dante se escuchó un poco más seria. -Me parece buena idea –Daniel aceptó. ///// O&A Tech creció exponencialmente en poco tiempo, en lo económico y social. De un día para otro las cosas habían cambiado drásticamente, de tener una sola oficina y solo dos personas trabajando, Daniel se percató que ya no sabía cuántas personas formaban parte de la nómina y que era un edificio el que acogía a todos los empleados de la empresa. La popularidad y buena reputación los hizo concursar en Innovación Empresarial, y en tan solo 3 años ya habían ganado varios premios. Johan llegó al apartamento de Daniel, necesitaba su firma en un contrato para cerrar de manera legal con un cliente. -¡Luces de la mierda! –Johan se burló del castaño, mientras cerraba la puerta del departamento. -¡Imbécil! Te dije que me sentía muy mal –La voz le salió gangosa y se tiró en el sillón –Dame los papeles para firmarlos - -Buenos días Johan –Adams apareció en la sala, y saludó a Johan que dirigió una corta mirada a Daniel, para después devolverla a ella, pasmado. -Buenos días –Le devolvió el saludo, amable, haciendo que ella sonriera con mofa. Era de las pocas veces que le hablaba educadamente estando fuera de la oficina. –Te dejé un caldo de pollo en el refrigerador, solo tendrás que calentarlo; las pastillas están en el comedor y recuerda beber mucha agua o jugo –Se dirigió a Daniel -Los veo luego –Se despidió y salió del departamento con la mirada de Johan sobre ella. El rubio cambió su expresión -¿Te acostaste con Amaia? –Le preguntó divertido. -¿De qué estás hablando? ¡Claro que no! –El castaño le contestó impaciente, mientras firmaba los papeles. -¿Entonces qué hacía aquí? No me digas que sólo vino a cuidarte –Se burló el rubio, ganándose una mirada severa por parte de su amigo. -¡Vivimos juntos idiota! ¿Ya lo olvidaste? –Le volvió a responder con poca paciencia. -¡¿Qué?! ¡Creí que ya se habría mudado, después de todo tienen un buen sueldo! –Johan sonó anonadado. -Hemos estado tan inmersos en el trabajo… Además no es como que la voy a correr –Daniel dijo desganado, retomando la firma de documentos. -¿En serio no has dormido con ella? ¿Ni una sola vez? –Johan habló lleno de incredulidad. -¡No! Es mi amiga, no veo nada de malo que un hombre y una mujer vivan juntos sin tener sexo –Se mostró de nuevo impaciente. -El problema es que ella está enamorada de ti… –Johan dijo seguro, pero Daniel lo interrumpió, clavando su vista en el rubio. -Eso fue en la Universidad… -Fue el turno de Daniel de verse interrumpido. -Sigues siendo el mismo pendejo de siempre Daniel. Aún está enamorada de ti, no puedo creer que no lo notes. Necesitas superar a esa chica que hace años no te deja enamorarte, seguramente ella ya rehízo su vida, mientras tú estás pudriéndote en tú soledad –Johan siempre lo había sabido, era demasiado intuitivo; y aquellas palabras se las dijo lleno de amargura y coraje –No sé quién es peor, si tú o Amaia, pareciera estar dispuesta a esperarte hasta que el sol se muera. ¡Dame los malditos papeles! –Le arrancó los documentos y salió furioso del departamento. Daniel se quedó pensativo ante el regaño de Johan. Hacia años que no hablaba con la dueña de su corazón, e incluso las cortas conversaciones acerca de ella habían desaparecido. ¿Cuántos años más necesitaba esperar para tomar el valor y gritar que la amaba, aunque el mundo ardiera? ¿Lo había dejado de amar? ¿Sería que aquélla promesa que se habían hecho estaba siendo unilateral? Después de todo, ella no lo había buscado siquiera. Algunas semanas pasaron, Daniel observó con detenimiento a Amaia. Johan tenía razón, pero él no estaba preparado para una relación. Su corazón seguía latiendo por una sola persona, y tendría que buscarla por todos los medios, antes de tomar una decisión respecto a sus sentimientos, debía conocer el panorama completo.
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