Entre el Amor y el Sexo

O&A Tech Co.

Un mes les tomó conseguir a su primer cliente, que fue con el que se disparó la creciente demanda para ellos. El trabajo comenzó a superarlos, por lo que Adams contrató una recepcionista, y Daniel buscó a Johan para que se encargara de las ventas; pero aun así, no fue suficiente. Con el personal que comenzó a formar parte de la nueva empresa, Daniel y Adams se mudaron, buscaron un departamento pequeño, y cerca de la Torre Xing, ya que tuvieron que hacer uso de las dos habitaciones que ellos estaban ocupando para vivir, para lo que realmente eran: oficinas.

-¡Buenos días! Soy el Licenciado Fernando Montes, tengo una cita con el Ingeniero Olivier –El hombre de 50 años, que vestía un traje elegante y cargaba un portafolio, se presentó ante Olivia, la secretaría y recepcionista, de manera educada y carismática.

-Licenciado Montes, permítame anunciarlo, si gusta tomar asiento por favor –Olivia le extendió el brazo en dirección de la sala de espera.

Fernando escuchó cómo Olivia lo anunciaba por medio del teléfono, se negó cuando le ofreció algo de beber, y no pasaron ni dos minutos cuando Daniel salió por una de las puertas.

-¡Licenciado! –Daniel se acercó estrechando afectuosamente la mano de Fernando, que se levantó para corresponderle –Sígame, por favor –Y lo guió a la sala de juntas –Dígame que finalmente ya está todo listo –Había una mezcla de ansiedad y emoción en la expresión del castaño.

-Me alegra informarle que ya todas las cuestiones legales han concluido, ya solo necesito que firme los documentos – Fernando sonrió mientras le dio la buena noticia, y sacaba los papeles de su portafolio.

-¡Excelente! Permítame –Daniel tomó el teléfono –Ingeniero Adams, necesito que venga de inmediato a la sala de juntas, hay una reunión en la que se le requiere -Colgó al instante, sin darle oportunidad a la rubia de replicar –¿Le ofrecieron algo de beber? –Se dirigió a Fernando.

-Sí, pero estoy bien, no se preocupe – El licenciado le respondió y casi enseguida la puerta se abrió, dando paso a Amaia Adams.

Fernando inmediatamente se puso de pie, en un gesto de cortesía –Ingeniero Adams, él es el Licenciado Fernando Montes, encargado de las cuestiones legales –Daniel los presentó, y Fernando estrechó la mano de Adams suavemente.

-Un placer al fin conocerla –Un atisbo de admiración por la rubia, estaba en su voz. Adams saludó con cautela, ya que no tenía conocimiento del motivo por el que había sido convocada. Fernando le ofreció una pluma fuente, la cual ella tomó dudosa –Si gusta firmar aquí… -Le señaló con el dedo índice, la línea donde debía plasmar la firma.

-¿Qué es exactamente lo que voy a firmar? –Adams miró primero al Licenciado con desconfianza, y posteriormente clavó sus ojos grises en los verdes de Daniel.

Daniel sonrió con diversión –Es el Acta Constitutiva, oficialmente nos llamaremos O&A Technology Co, obtendrás una copia del documento. Ahora por favor, firma –La última frase se la dijo autoritario.

Adams dudó un poco, pero al final firmó todos los documentos que le dio Fernando. Posteriormente, el licenciado pasó los papeles a Daniel, que los firmó con diligencia y júbilo.

-¡Felicidades Ingenieros! –Fernando habló entusiasmado mientras recogía los papeles –Les dejo un juego para ustedes –Extendió el brazo con los papeles, haciendo que Adams y Olivier los tomaran respectivamente -Yo me tengo que retirar, pero sigo a sus órdenes Olivier – Fernando le extendió la mano como señal de despedida, de la misma manera se despidió de Adams, y salió de la sala de juntas.

-Daniel, ¿qué significa esto? –Adams cuestionó mientras leía los papeles.

-Qué eres socia de la empresa Amaia –La rubia levantó la vista, clavándola en el castaño, que había usado un tono autoritario. No pasó desapercibido para ella la manera en la que le habló, pero la sangre en su cuerpo la recorría con fuerza, por la emoción y tal vez el miedo de lo que significaban las palabras.

-Pero... ¿Por qué? No invertí dinero –Le dijo apenada y dudosa.

-Técnicamente yo tampoco –Daniel suspiró, y se sentó en el escritorio frente a ella, con una expresión totalmente relajada –El dinero me lo prestó mi papá, y tengo que devolverlo. Es como si hubiéramos ido al banco por un préstamo, solo que fue un poco más sencillo con mi papá. Tenemos que pagarle, y obviamente eso saldrá de tus ganancias… A menos claro, que no desees el 50% de O&A Tech…-Le dio una sonrisa cínica, de esas que hacía tiempo ella no le veía.

-¡Por supuesto que lo quiero! –Lo interrumpió.

-Escucha, aún queda mucho trabajo por hacer, éste fue solo el primer paso –Suspiró a profundidad -Ahora Adams, retome sus labores –Su voz autoritaria regresó, se puso de pie y salió de la sala de juntas, con dirección a su oficina.

Amaia releía su nombre en el Acta Constitutiva, aún no podía creer el camino que estaba mostrándose frente a ella.

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Los meses pasaron, los proyectos se multiplicaron y ampliaron sus servicios, por lo que tuvieron que mudarse de nuevo, pero de oficinas.

Dos fiestas decembrinas que celebraron en la casa de los Olivier, Amaia se sentía aceptada y querida por la familia. Independientemente de lo que sentía por Daniel, llegó a estimar en sobremanera a Dante y a Soraya, quienes siempre la habían acogido con cariño y amabilidad. Adams hizo un análisis retrospectivo en la actitud de Daniel: se había vuelto serio, autoritario y profesional en demasía; tal vez porque debía mostrarse de esa manera en el trabajo, después de todo era el dueño y la figura pública de O&A Tech. Todo ese tiempo habían vivido juntos, y pudo percatarse de cómo sus citas habían disminuido paulatinamente, hasta llegar a ser casi nulas, al igual que las fiestas. Sabía que algunas mujeres que pertenecían a la compañía suspiraban por él, pero Daniel las ignoraba, estaba segura de ello. Johan era el único amigo con el que aún bromeaba y convivía; y con ella no había cambiado notoriamente, seguía siendo esa persona desinteresada, incondicional y protectora. En ese instante de introspección, se tocó los labios, rememorando el único beso que le había dado, y se percató que solo quería enamorarse de Daniel. Preguntas se instalaron en su mente: ¿en qué momento de su vida se encontraba él? ¿Estaría buscando ya una relación formal? ¿Ella tendría una oportunidad con él?