La nerd

1669 Words
-El semestre será calificado con un proyecto -El profesor de Ingeniería de Software informaba a los alumnos, mientras escribía en el pizarrón -Dicho proyecto será por equipos de dos personas -Escuchó bullicio detrás de él y giró su rostro para pasear su mirada por los estudiantes -Conozco a más de la mitad del grupo y sé con quién no deben de trabajar, yo elegiré a los miembros de los equipos -Los jóvenes comenzaron a abuchearlo, por lo que se carcajeó -No será tan malo como creen. En ésta primer semana trabajaran con el primer punto y sus requisitos -Señaló el pizarrón donde había escrito, para dirigirse hacia el escritorio, tomó la lista de los alumnos, y se sentó para comenzar a organizarlos. Era el inicio del tercer año de la Ingeniería, Daniel compaginaba las clases con el futbol americano, y en ambas actividades era bueno, ya que tenía habilidades natas. Los rumores que lo rondaban, lo catapultaron como el más mujeriego en la historia de la Universidad. -Adams y Olivier -La rubia escuchó al profesor mencionar su apellido, pero ella no sabía quién era la persona que nombró. Levantó la mano, hasta que el profesor le prestó atención -Dime Adams - -No sé quién es Olivier -La voz suave pero firme se escuchó. -Olivier ponte de pie -Le ordenó el profesor al castaño, por lo que obedeció al instante. Adams se giró en su asiento, ella estaba en la primera fila y Daniel estaba en una de las últimas. La rubia de cabello liso, que le llegaba a media espalda, usaba unos lentes que le abarcaban la mitad del rostro, le dedicó una expresión de fastidio, porque lo conocía de vista, y hasta ese momento, por apellido. A lo que Daniel se limitó a sonreír por la actitud de su ahora compañera. El profesor siguió con la lista y terminó la clase con detalles de la primera parte del proyecto. -Te tocó con la nerd -Johan se mofó de Daniel. -Nunca dejaras de ser un idiota, ¿cierto? -Le contestó el castaño, apuntando hacia el frente con la mirada, donde iba Adams. Estaba seguro que lo había escuchado. -Te veo en la práctica -Johan habló entre risas y se adelantó. -¡Adams! -Daniel gritó en medio del pasillo, pero ella no se detuvo aún y cuando lo había escuchado, por lo que tuvo que trotar para alcanzarla -Dame tú celular -Le habló autoritario. -¡¿Disculpa?! -Adams se detuvo en seco, molesta ante el tono de su compañero. Pero Daniel había visto el dispositivo en un bolso pequeño a un lado de la mochila, así que se adelantó tomándolo rápidamente -¡Oye! ¡Devuélveme eso! –La rubia comenzó a caminar persiguiendo al castaño, lo vio tecleando y después escuchó una canción de fondo. Daniel se giró y le extendió su celular, haciendo que ella lo tomara con prisa. Estaba a punto de gritarle, pero el castaño se adelantó a hablar. -¡Listo! -Daniel sacó su celular de su pantalón y comenzó a teclear -Guardaré tu número y tú ya tienes el mío. Tenemos ésta semana para pensar en cuál será nuestro proyecto, te escribo el viernes para reunirnos el sábado -Levantó la vista, después de guardarla en sus contactos -Piensa en ideas, te veo luego -Le sonrió y se alejó de ella tan rápido como había llegado. Adams se quedó en medio del pasillo desconcertada ante la actitud del jugador. La semana pasó sin que se hablaran, y Adams comenzó a dudar respecto a su compañero de proyecto, su fama de mujeriego se equiparaba con la popularidad por ser el mariscal de campo del equipo de americano. Poco sabía ella, que también tenía uno de los promedios más altos en la generación. Y entonces, el viernes recibió un mensaje. //Olivier: Buen día ¿Te importa si nos reunimos en mí habitación del campus? Adams: ¡Claro que me importa! ¿Qué clase de pervertido eres? -Se sintió ofendida al leer el mensaje. Olivier: ¡Lo siento! Tienes razón, suena extraño. La verdad es que el sábado se me complica Tengo práctica temprano por la mañana Por lo que no puedo salir del campus ¿Lo dejamos para el domingo? Adams: También vivo en el campus Te veo en la biblioteca a las 5pm Olivier: Que sea a las 6pm ¡Gracias!// Adams llegó desde las 5 a la Biblioteca, y cuando vio a Daniel atravesando la puerta principal, miró su reloj de pulsera, 5.55pm. El chico era puntual. Traía el cabello húmedo y despeinado, seguramente se acababa de dar un baño, jeans azules, una playera negra que se le ajustaba al torso y unos convers. Vio que la buscaba con la mirada, por lo que levantó la mano, para indicarle dónde estaba. -¡Gracias! -Dijo mientras se sentaba con la respiración agitada. -Está bien, no te preocupes –Adams le respondió desinteresadamente -¿Tienes alguna idea? -Le preguntó tajante. Daniel se puso de nuevo de pie y sacó una hoja doblada de su bolsillo trasero. La desdobló y se lo entregó. -Son dos ideas –No apartó su mirada de ella mientras leía el papel -¿Qué piensas? - -Suenan interesantes, pero ya se comercializaron ambas con algunas variantes –Su aire de superioridad y arrogancia, estaban en toda su expresión. -Tienes razón, pero el desarrollo que propongo cumple con los requisitos que planteó el profesor -Refutó, mientras la veía sacar una libreta de una mochila que estaba a un lado de ella. -Ésta es la mía -Le extendió la libreta con orgullo. Daniel comenzó a leer, abrió los ojos de la sorpresa, era una idea brillante -Tiene errores en las limitaciones... -Dijo entre dientes, mientras seguía leyendo, pero Adams le arrebató la libreta, incrédula tras escucharlo. Se sorprendió -¡Tienes razón! ¡¿Cómo no lo noté?! -Dijo como un susurro, avergonzada. Daniel volvió a tomar la libreta, puso su mano sobre su mentón y comenzó a leer de nuevo. Adams tomó la hoja de Daniel, no era una idea espectacular, pero tuvo que aceptar que había pensado en todo, no tenía errores. -Está bien, hagamos una de las tuyas –El tono derrotado de Adams, demostraba su frustración; pero no recibió respuesta de Daniel, él seguía con la mirada clavada en la libreta. -¡Lo tengo! –Observó cómo el rostro del chico brilló -Será pan comido si pedimos la base de datos de la biblioteca y de escolar -Se giró a verla con una expresión de emoción -¡Hagamos el tuyo! - -Pero dijiste que tiene errores -Le habló sorprendida -Además hay que entregarlo el lunes, si trabajamos en alguno de los tuyos será más fácil y rápido -Agregó resignada. -¿Tienes miedo de pasar todo el fin de semana trabajando en esto? -La cuestionó retadoramente, levantando la libreta frente a su rostro. -¡Claro que no! -Se defendió, arrancándole la libreta de la mano. -¡Mira! Seré sincero -Se recargó en el asiento y la observó -Tu idea es genial, es creativa e innovadora -Adams abrió sus ojos asombrada -Y las limitantes las podemos definir perfectamente para el lunes –La hizo parpadear varias veces, no le había sucedido que alguien, que no fuera un maestro, reconociera sus habilidades. Daniel se rio por lo bajo, ante las respuestas corporales de la rubia -Iré a comprar algo para comer, tengo mucha hambre y no puedo trabajar con el estómago vacío ¿Te parece si vas por tú computadora y te veo aquí afuera en 30 minutos? -Le propuso Daniel con naturalidad. -Está bien -Aceptó Adams. Estaba frente a la biblioteca, con sus pertenencias dentro de su mochila, cuando a la distancia lo vio. La incredulidad estaba más que reflejada en su rostro. La pizza, frituras y refrescos, eran excesivos para una sola persona. -¿Te vas a comer todo eso? –Cuestionó con asombro. -Podría –Se encogió de hombros –Pero no, no todo es para mí. ¡Vamos! –Comenzó a caminar, guiándola hacia su edificio. -¿A dónde vamos? –Caminaba detrás de él, apresurada, porque no podía seguirle el paso. -A mí habitación por supuesto. No creo que me dejen entrar a la tuya –Escuchaba la vocecita inquita detrás de él, dándole una larga lista del por qué no podía, ni debería entrar, ni siquiera intentarlo. A unos cuantos metros de la entrada dejó de escucharla -¡Ven! No te me separes –Hizo maniobras para cargar todo con una mano, y con la otra jalarla, dejando su mano entrelazada a la de ella. Adams quedó petrificada ante lo que ocurría -¡Peter! -Daniel le habló con animosidad al guardia de turno –¿Cómo terminó el partido de los Osos? –Preguntó, mientras lo saludaba. -¡Ni me digas! ¡Perdieron! –Decepcionado, tomó la bolsa de frituras extra grande que le estaba ofreciendo el castaño. -Aún hay oportunidad para que pasen, no te desanimes –Daniel volvió a tomar la mano de la rubia, y reanudó el paso. -Espero que el próximo si lo ganen –Fue el último comentario que hizo, para verlos adentrarse en el edificio. -¡Inaudito! –Fue lo único que pudo decir Adams. Llegaron a la habitación, que no distaba a la de ella. No era muy grande, pero era la justa medida que un estudiante necesitaba –¿Dónde prefieres trabajar? ¿La cama o el escritorio? –Adams entrecerró los ojos, intentando descubrir si había algún juego en las palabras. -El escritorio –Dijo decidida. -Bien –Daniel puso todo lo que traía sobre la cama –Ponte cómoda –Extendió su brazo en dirección al lugar que ella había elegido, obligándola a dirigirse hacia la silla. Dividieron las tareas, y trabajaron con el sonido de los teclados, o la boca de Daniel mascando la comida que llevó. Así, Adams pasó la noche en la habitación de Daniel, para su sorpresa, trabajando.
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