Distracción

1156 Words
-¡Vaya! No me defraudaron jóvenes – El profesor de Ingeniería de Software, levantó la mirada, mientras se quitaba los lentes, para terminar intercalando la vista entre Adams y Olivier. Ambos lucían entusiasmados ante el comentario, pese a que la rubia estuvo aprensiva durante todo el domingo –Tendrán que presentarlo una semana antes de la fecha límite. Hablaré con el Director y seguramente querrá que quede funcionando para antes de que termine el semestre – -Cuente con eso profesor –Habló Daniel con seguridad. A pesar de que utilizaron la base de datos ya existente de los libros, y la base de datos del alumnado, invariablemente los fines de semana los pasaban juntos, programando el software que permitiera la automatización de los préstamos de libros en la biblioteca. Y no solo estaban juntos, sino que además estaban en la habitación de Daniel, a puerta cerrada. Adams quedó impresionada, porque tenía una idea totalmente diferente de la personalidad del mariscal de campo, que no se le insinuó en lo absoluto. -No puedo dormir, estoy nerviosa… -Daniel escuchó la voz de Adams en medio de la obscuridad. Y aunque él también estaba un poco ansioso por la llegada del día siguiente, ya que era la presentación del proyecto, intentó distraerla -¿Cuál es tu materia favorita? –Preguntó. -¿Eso qué tiene que ver? –La rubia llena de fastidio, respondió con otra pregunta. -Solo responde –Insistió con calma y amabilidad. -¿De toda la carrera? –Decidió darle una oportunidad. -Sí –La conversación iba a comenzar, así que buscó una mejor posición en el piso, donde le tocaba dormir. -Creo que Lenguajes de programación –Ella dijo segura -Pero… creo que el profesor fue el que influyó para eso –Agregó un poco más consciente de su respuesta. -Tu turno –Daniel le informó. -¿Puedo preguntar lo que sea? –Adams se giró, para quedar de costado a la orilla de la cama, intentando ver hacia donde estaba su compañero. -¿Segura que quieres gastar tú pregunta de esa forma? –La cuestionó con burla. Adams suspiró, y decidió interrogarlo con algo que siempre había querido saber -¿Es cierto que tuviste un trío con las gemelas Yuval? – Daniel se carcajeó, le pareció absurdo su cuestionamiento -Sí –Aceptó con honestidad, aun en medio de risas. -¡Por Dios! –Se volvió a mover de posición, fijando la vista en un punto del techo -¡Creí que era solo un rumor! –Era una extraña sensación: molestia, decepción, contrariedad. Y lo peor, era que no tenía la menor idea del por qué. -Mi turno, ¿por qué nunca vas a las fiestas? –Él, como un ex–desadaptado social, quería indagar si ella no era invitada. -Porque son una pérdida de tiempo, no ando buscando alocarme –Respondió con rapidez, sin titubear. Con eso Daniel comprendió que sus motivos eran diferentes. Se hizo un pequeño silencio, en lo que ella tomaba valor para hacer la siguiente pregunta -¿Cuándo perdiste la virginidad? –Al fin lo soltó. El castaño entrecerró los ojos, pero respondió -A los 15- ¿Por qué estaba tan interesada en su vida s****l? -¿Fue con alguien especial o…? –A pesar de que se apresuró a hablar de nuevo, se detuvo a media frase, vacilante. -Esa ya es otra pregunta y es mi turno –Fingió sentirse ofendido, como si ella estuviera haciendo trampa en el juego. Se quedó pensativo por un momento -¿Qué prefieres: dulce o salado? – -Lo dulce –Le dio la respuesta al instante -¿Y bien? –Interrogó ansiosa. -¡Ah! Quieres que conteste la pregunta anterior, creí que querrías cambiarla –Dio un profundo suspiro, porque no quería darle lugar a sus recuerdos -Fue con alguien especial –Las palabras le salieron con pesadez, casi como un susurro, pero se recompuso con rapidez -¿Tienes mucho aumento en los lentes? – -¿Qué clase de pregunta es esa? –Realmente la desconcertó por completo. -Solo responde –La volvió a animar con serenidad. -No lo sé –Respondió con sinceridad -Me refiero a que si me comparo con otras personas, mi dioptría es de -1 en cada ojo… es extraño que preguntes eso… -Agregó de nuevo con extrañeza. Sabía que era su turno de preguntar -¿Siempre supiste que querías estudiar esto? – -¡Vaya! Así que ya vienen las preguntas personales –Lo dijo con ironía, pero ella no lo tomó de esa manera -No. Siempre me gustó la computación, pero no sabía que terminaría aquí –Se quedó meditando un poco en ese tema, lo suficiente para escuchar a Adams suspirar. Ella también se había sumergido en sus pensamientos, en sus recuerdos. Un largo silencio se adueñó de la habitación, y solo un poco después, Daniel detectó la profundidad en la respiración de la rubia. Al fin se había quedado dormida. Como si hubieran tenido sexo casual, cuando Daniel abrió los ojos, Adams ya no estaba en la habitación, aún y cuando él se había despertado muy temprano. Se alistó para salir a su día escolar, como de costumbre, y la vio en la clase de Ingeniería de Software. -¿Lista? –Preguntó Daniel conteniendo una sonrisa de burla, porque la expresión de la rubia denotaba más que inquietud y nervios. -No –Aceptó frunciendo el ceño, poco le faltaba para comerse las uñas. Presentaron el proyecto al profesor, frente a toda la clase y el director como invitado. Y a pesar de todas las sensaciones negativas, que se habían apoderado de ellos desde hacía algunas horas antes, no les permitieron que los dominaran; fue todo un éxito. -Jóvenes, deseo el programa funcionando para el final de semestre, ¿una semana es poco para que lo logren? –Preguntó el director, entre emocionado con la mejora y preocupado por el tiempo. -¡Por supuesto que no! ¡Considérelo hecho! –Daniel habló seguro, adelantándosele a su compañera de proyecto. El director, que era un hombre con facciones duras, y que lucía siempre mal encarado, le dio una sonrisa complacida –Daré aviso a la bibliotecaria, para que esté presente en todo momento y puedan orientarla respecto al funcionamiento, y de nuevo: ¡Felicidades jóvenes! –Extendió la mano, para estrecharla a ambos y salió del aula. El profesor llegó con una sonrisa –Les daré la nota más alta, y el resto de las clases para que puedan trabajar en la biblioteca –Puso su mano sobre el hombro de Daniel y posó su vista sobre la rubia –¡Son un muy buen equipo! – Daniel se giró a ver a Adams, dándole una sonrisa cálida. Ella se cruzó con la mirada verde del castaño, y le devolvió la sonrisa, aceptando que lo había juzgado severamente.
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