CAPITULO 11

853 Words
Capítulo once —¿Cuándo volveremos? —Andrea me mira y niega con la cabeza haciendo que guarde silencio inmediatamente. Algo indignada, aparto la mirada y la llevo hasta donde está la suya; el señor Grey acaba de entrar por la puerta del Jet privado se Grey House junto con Ros Bailey hablando a su lado. —¡Vamos, Christian! Sé que no eres estúpido, ¡o tal vez sí y sólo te haces el inteligente! —Hago una mueca cuando escucho como la segunda al mando le habla al jefe mayoritario. Creo que es la única que le habla así. Aunque debo aceptar que yo le he hablado mal un par de veces. ¡Es que soy demasiado impulsiva! De ahora en adelante intentaré controlarme para no darle la razón sobre lo de "adolescente petulante". Seh, eso aún me ofende. Grey se detiene y se enfrenta a su mano derecha. —Déjame en paz. Ya te dije lo que haremos y así se hará. No tengo idea de qué carajos están hablando, así que dejó de escuchar lo que dicen y me concentro en admirar lo bien que se ve Christian Grey en vaqueros y camiseta ligera color blanco. Se ve como un dios con lo que sea. Se podría poner un saco de papas y se vería igual de bien. Inconscientemente, me muerdo el labio observando sus bíceps, su pecho marcado por la camiseta, su trasero... —Señorita Lambert, ¿se encuentra bien? —pregunta con una sonrisa arrogante mientras todo me observan esperando una respuesta. —Sí, sí, estoy bien, gracias. —Giro la cara hacia la ventanilla con tal de que nadie vea mi cara de tomate. ¡Es un jodido egocéntrico! Lo escucho reír leve y cuando volteo brevemente, veo la cara estupefacta de Andrea. —Se está riendo —musita inaudible, sin voz y sólo para mis ojos. Miro a Grey, quien ahora está sentado frente a Ros y yo frente a Andrea. Está a mi lado, y Andrea al lado de Ros. ¿Por qué me tortura con su cercanía sabiendo que no me agrada? ¿Saben qué sí me agrada? ¡Su aroma! Huele jodidamente increíble. Y creo que mis hormonas están revoloteadas. Este será un viaje muy, muy, muy largo... *** —Odio viajar —murmuro para mi misma cuando al fin aterrizamos. Me pasé la mayoría del vuelo dormida, pero estaba despierta al aterrizar. ¡Odio los despegues y aterrizajes! Cuando bajamos, todas nos tenemos que mover rápidamente al ritmo de Grey y su jefe de seguridad. Inmediatamente veo una limusina aparcada. ¿Iremos a ver a la reina de Inglaterra o qué? Taylor se encarga de nuestros equipajes y nos adentramos al exagerado auto, donde todos cabemos perfectamente, y al parecer el chófer sabe exactamente adónde ir. —¿Adónde vamos ahora? —pregunto, sin poder evitar la emoción que siento al estar en Londres. ¡Siempre he querido venir aquí!... A pesar de que sigo odiando los viajes y que Grey sea el que me haya traído. —Vamos al hotel Hampton. Nos hospedaremos allí unos días hasta que terminemos el contrato que vinimos a negociar —responde Ros. Christian está inmerso en su celular, donde escribe de forma rápida y hábil. ¿Hampton? Santo Dios... —Yo hice las reservaciones por tres días. La señorita Bailey y yo volveremos mañana después de la reunión para hacernos cargo de Grey House mientras el señor Grey permanece aquí. Necesito reorganizar la agenda del señor Grey y que tú te quedes a asistirlo aquí. Has estado haciéndolo muy bien. Abro la boca, sorprendida por las palabras de Andrea. ¿Nos dejarán al señor Grey y a mí solos en Londres? —Pero... pero ¿Olivia no está allá? Ella puede hacer lo de las agendas y tú te puedes quedar aquí, con nosotros. O yo puedo volver y hacerlo —digo desesperadamente. Grey levanta la vista y arquea una de sus perfectas cejas. Me encojo, intimidada. —Señorita Lambert, las cosas son así porque así lo impuse. Y así se harán. —Me tiene cansada con su mismo discursito, pero me muerdo el labio intentando controlar lo que quiere salir de mi boca. Es mi jefe. Tengo que ser menos impulsiva. No puedo quedarme sin trabajo. Me repito esto como un mantra y siento la limusina aparcar. Miro a Grey y veo que tiene los ojos fijos en mi boca. Me doy cuenta que sigo mordiéndome el labio fuertemente. ¿Por qué mira así? La puerta se abre y tanto Ros como Andrea, bajan rápidamente del auto. ¿Sentirán la tensión que yo siento cuando estoy cerca de Grey? Lo miro. Me mira. Ninguno aparta la mirada. —Vamos, señorita Lambert, tenemos mucho que hacer. Su voz es ronca y sexy como el infierno. Suspiro y bajo. Siento su mirada en mi espalda... y más abajo. Volteo y, como sospechaba, veo que me está mirando el culo. Lo miro mal y el suspira negando con la cabeza. —Este será un viaje muy, muy largo —lo escucho murmurar. Estoy increíblemente de acuerdo.
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