CAPITULO 14

732 Words
Capítulo catorce ¿Se han sentido alguna vez demasiado desesperados y enojados como para hacer las cosas sin pensar sin importarte las consecuencias? Es exactamente así como me siento en este momento. Yo, Anastasia Lambert, le voy a demostrar a Christian Grey que no soy sólo una estúpida niña como él piensa, ni es tan obvio que él me guste. Así que en vez de seguir mi plan inicial de salir en modo de turista por la calles de Londres, decidí volver al hotel e idear un plan. Lo tengo todo listo, sólo espero que todo salga como lo planeé. —Ay, Anastasia... ¿Qué estás habiendo? —me pregunto a mí misma mirándome en el espejo en la lujosa habitación del hotel. En otro momento odiaría mi reflejo en él por la manera en la que estoy vestida ahora, pero todo es parte de plan. Y no me arrepentiré ahora. Así que me doy un vistazo más, viendo como el maquillaje me hace ver mayor de lo que soy —que es exactamente lo que quiero— y salgo de la habitación. —¿Qué carajo...? ¡Joder! ¡Qué susto! ¡Esto no era parte del plan! —¡Se-señor Grey! Que sorpresa —murmuro, mirando a todas partes menos a sus ojos. —¿Adónde diablos crees que vas vestida así, Anastasia? —Miro hacia abajo, viendo mi pequeñísimo vestido rojo y mis zapatos de tacón. Hace tanto que no me vestía así, pero estoy tan enojada y su pregunta susurrada entre dientes renueva mi enojo con más fuerza. —Disculpe que se lo diga, señor Grey, pero eso es algo que a usted no le importa. Él respira profundo y se pasa las manos por el cabello mientras murmura por lo bajo algo sobre chicas exasperantes. —Entra a la maldita habitación y cámbiate. Tenemos que hablar. —Yo no tengo nada que hablar con usted. —Me aparto él y me dirijo al ascensor. —No pongas un pie dentro de ese ascensor, Anastasia, o realmente me vas a conocer. Maldición, se escucha muy enojado... Y es malditamente sexy. Marco el botón del primer piso y espero hasta que las puertas se abren. ¿Saben qué? Me siento tan rebelde... se siente increíble. —Anastasia, te lo advierto... Lo miro por encima de mi hombro y murmuro mientras pongo un pie dentro del ascensor: —¡Ups! Entro por completo y le doy al botón para que las puertas se cierren. Está boquiabierta y no puedo evitar sonreír. —¿Aún me crees una niña, Grey? —pregunto suavemente y las puertas se cierran. Por fin sola dentro del cubículo de metal, respiro profundo cuando un sentimiento de miedo me embarga. ¿Y si me despide? Después de todo es mi jefe. ¿Qué pasaría si se me va la mano esta noche? ¿Qué pasaría si empiezo algo que sé no podré terminar? —Tonta, mil veces tonta —me digo a mí misma. Cuando salgo del ascensor y veo la oscuridad de la noche por los ventanales de vidrio del vestíbulo, empiezo a arrepentirme de mi inestable decisión. Pero no me detendré ahora. ¿Ir por las calles de un país que no conozco, adentrarme en el primer bar que vea e intentar seducir al primer hombre que se me acerque? Sí, ¿qué podría salir mal? *** —Señorita, ya le dije que necesito su identificación. —Y yo ya le dije que no la traigo conmigo. ¿Dónde en este vestido la pondría? —Oh... no lo sé, tal vez en su bolso. Bien... eso tiene sentido. Joder. Pensé que me veía lo suficientemente mayor. El guardia no me quiere dejar pasar y ya estoy cansada. ¡Necesito entrar ahí! —Está bien, Josh, ella viene conmigo. —Señor Miller —murmura el guardia con respeto y yo no puedo creer mi mala suerte—, no sabía que vendría por aquí hoy ni que estuviera acompañado. Disculpe las molestias, señorita, no sabía que el jefe estaba con usted. Abro los ojos como platos y observo al señor Miller. Me sonríe y pone una de sus manos en mi espalda baja. —No pasa nada, Josh, no te preocupes. Y con eso, entramos al club. "No quiero que vuelvas a hablar con él, Anastasia. Es una orden" Oh, oh... esto no será bueno.
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