CAPITULO 28

973 Words
Capítulo veintiocho La reacción de Jake es inmediata. Me suelta con demasiada fuerza haciendo que me tambaleé en mi lugar. Christian se acerca de manera intimidante y estoy segura de que sacará la mierda de él si lo dejo, así que, rápidamente, me pongo en medio de ambos, intentado contener la fiera de mi jefe. Dios... Él en realidad está enojado. Lo noto en sus ojos oscuros, en su pose dominante y la tensión de su cuerpo alto y musculoso. Demasiado temprano para tanto drama. Le doy una mirada suplicante a Christian antes de girarme y enfrentar a Jake Wilson. —Fuera de mi casa —digo firmemente y él me sonríe irónicamente. Frunzo el ceño ante su sonrisa comemierda. Él definitivamente es un idiota. —Que tenga buen día, señor Grey —murmura cuando cruza nuestro lado. Christian intenta echarsele encima, pero lo retengo con mis manos en sus brazos, suplicandole en voz baja que se calme. —Como siempre, es un placer, Anastasia —susurra guiñándome un ojo y entonces desaparece. Me habría gustado que se llevara una buena paliza de Christian, pero en realidad no quiero que se rebaje así. Él sólo está provocando quién sabe con qué intenciones. Si Christian lo golpea, el simplemente podría denunciarlo. Aunque no saque nada de aquello y no creo que le gane a Christian en algo judicial, un escándalo no es lo que el señor del universo necesita en este momento. El cuerpo de Christian está rígido cuando cierra la puerta de un fuerte portazo, sobresaltándome. Se mantiene de espaldas a mí un momento mientras respira profundo. —¿Qué diablos hacía ése imbécil aquí? —pregunta en voz baja increíblemente enojada, aún sin mirarme. Puedo ver su espalda descender y ascender en su respiración agitada. El miedo se filtra en mí por un momento. No creo que sea capaz de hacerme daño, pero tampoco creía que mi padre podría asesinar a mi madre. Así que, sin confiarme demasido, trago saliva y me acerco a él de la manera más calmada que puedo. —No lo sé —murmuro con sinceridad y lo abrazo por detrás. Estoy confundida por los últimos acontecimientos. Todo ocurre demasiado rápido. —¿Cómo sabe dónde vives? —pregunta nuevamente. Esta vez, su cuerpo tan tenso como una roca. No se gira, ni me devuelve el abrazo. Suspiro profundo. No tengo las respuestas que quiere y entiendo claramente lo que está pensando. Pero tengo que tranquilizarlo y hacerle saber que no hay nadie más en mi mente. —No lo sé —repito. Tengo las mismas preguntas sin respuestas. Me siento lo suficientemente halaga de tener a este hombre celoso y con suficiente miedo por saberlo tan enojado—. Él... Él quería saber si tú y yo estábamos juntos. Me enseñó las fotos de la prensa donde salimos tú y yo en la gala del viernes. Me dijo que si yo estaba follando contigo para conseguir un ascenso. No respondí a nada, tú llegaste justo en ese momento —explico de manera desesperada. Su cuerpo sigue tenso—. Una vez más, justo atiempo, mi caballero andante —digo, intentando aligerar el ambiente. Su espalda tiembla aún en mi abrazo debido a su pequeña risa y no puedo evitar sonreír. De repente él se gira y estamos cara a cara. La electricidad vieja por mi cuerpo con sólo verlo. Sus ojos oscuros aún enojados, pero rebosados de deseo. Su postura alta en intimidante me tienen casi de rodillas. ¿Cómo es que tiene este poder en mí? Sé que él la siente cuando su cuerpo se estremece un poco, casi de manera imperceptible. Me mira por lo que parecen años antes de que él me tome de la cintura y pegue mi espalda a la puerta cerrada. Un segundo después, su boca está en la mía, devorándome, tal y como dijo que haría cuando hablamos hace un rato. No hago más que responderle. Mi respiración agitada mezclándose con la suya. Sus manos bajan a mi trasero y ambas se posan en mis nalgas, apretándolas fuertemente antes de alzarme para que mis piernas se enganchen en sus caderas. Gemimos uno en la boca del otro cuando nuestros sexos se unen a través de nuestra ropa y tengo ganas de gritarle que corra a mi hanitación y repitamos la noche del viernes una y otra vez. Nuestro beso se hace más profundo y entrelazo mis manos en su nuca, para después entrerrarlas en su cabello hermoso y alborotado. Cuando nos separamos un poco por la falta de aire, el sigue dando besos mariposas en toda mi cara mientras intento recuperarme. Me siento un poco decepcionada cuando se separa de mí por completo y me vuelve a dar la espalda. Sus manos en sus rodillas mientras intenta recuperar la respiración como si hubiera corrido un maratón. Dios mío, eso fue intenso. —Tú... —lo escucho murmurar, pero no logro escuchar si terminó esa oración. Entonces vuelve a enfrentarse a mí. Se acerca rápidamente y posa sus manos en mis mejillas, acunando mi rostro—. Tú. Eres. Mía. —Cada palabra sale de su boca con vehemencia y subrayando cada una con su tono—. Dilo —me ordena. —Soy tuya —murmuro hipnotizada por su voz, sus ojos y todo el hombre en sí frente a mí. Él suspira y pega su frente a la mía antes de dejar un beso en la misma. —Ven, vayamos a desayunar. Taylor nos está esperando en el auto. —Se separa y toma mi mano guiándonos hasta la puerta. Pongo una sonrisa boba cuando veo nuestras manos entrelazadas. No sé cuánto tiempo dure lo que sea que tenemos, pero lo que sí sé es que cada día que pase al lado de Christian Grey será todo menos aburrido.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD