Capítulo veintinueve
—Nunca hubiera imaginado al gran Christian Grey desayunando en un lugar como éste —digo, divertida y lo veo sonreír.
Estamos en un IHOP, comiendo panqueques como desayuno. Cada vez que conozco más a Christian, más cosas me sorpenden. De verdad que jamás lo imaginé aquí. Pero debo decir que me encanta.
—Pues ya ves —responde, llevándose un bocado a los labios—. Papá nos traía aquí a mis hermanos y a mí, cuando era un adolescente, sin que mamá lo supiera. Era como nuestro secreto, o algo así —me explica después de tragar y aún manteniendo su sonrisa.
—Eso es... lindo —murmuro con sinceridad.
Otra vez tengo la sensación de familia perfecta que dan los Grey y todo lo que alguna vez yo pude desear. Desde la gala del viernes tengo entendido que cuanto se aman. Me sigo preguntando por qué Christian no parece cercano a ellos.
—Aunque mamá siempre lo supo. Y nosotros sabíamos que ella lo sabía, excepto papá. —Se ríe, mientras niega con la cabeza de forma leve.
Verlo algo relajado después de nuestro comienzo tan intenso hace un rato, hace cosas locas en mi estómago.
Después que salimos de mi apartamento y subimos al auto, Christian me dejó dentro y habló con su guardaespalda fuera del auto con la obvia razón de que yo no escuchara. Pero no soy estúpida, sé perfectamente que tiene que ver con lo que ocurrió con Jake Wilson y que para Christian Grey las cosas no quedan al azar.
Lo escucho suspirar y, de repente, su expresión se endurece y su sonrisa desaparece.
—¿Tuviste algo con Jake Wilson mientras estuvo en la empresa? —pregunta directamente, su mente cayendo exactamente en lo que estaba pensando.
Me sorprende que aún pregunto sobre esto. Pensé que lo habíamos dejado claro. Y es más que obvia su posición y celos sobre mí. La verdad es que no sé cómo sentirme respecto a eso. ¿Debería sentirme asustada por la forma en la que me dice que soy suya? ¿O debería sentirme feliz de que al menos un sentimiento de posesión se arriga en él? Porque claramente él no está enamorado de mí, pero ¿qué sé yo del amor?
—No, entre Jake y yo no hubo nada. Lo conocí por unas semanas o algo así —respondo en voz baja, negando con la cabeza para darle énfasis a mi explicación.
—A mí me conoces hace unos meses y aún así te acostaste conmigo —dice con vehemencia y sus palabras son como una patada en mi estómago. Hago una mueca de dolor, sin ser capaz de responder nada o incluso discutirle como siempre hago. Lo escucho exhalar, ya que no puedo mirarlo—. Lo siento, nena, no quise decir eso —murmura totalmente arrepentido, tomando mi mano por encima de la mesa con mantel de cuadros.
Niego con la cabeza, apartando mi mano de la suya. No digo nada, temiendo que mi voz se rompa.
Tragándome el nudo en mi garganta junto con las lágrimas, me atrevo a mirarlo a los ojos.
—Pero lo dijiste —digo en un susurro.
—Ana, yo no quise...
—Está bien, señor Grey, no es nada. Veo de dónde viene el pensamiento. En realidad, debo parecer una zorra que se acuesta con su jefe por dinero sin siquiera conocerlo.
—Anastasia, no vuelvas a hablar sobre ti de esa forma —me ordena, toda su anatomía tensa y su voz demandante. Está, por supuesto, otra vez enojado. Pero yo estoy herida por sus palabras, por más dramático que eso sea.
¿Por qué me tuve que enamorar exactamente de él?
—Mira... —Suspira—, lo lamento con toda mi alma lo que dije. Supongo que son sólo los celos hablando. Son... sentimientos que no eran conocidos para mí y ahora que los experimento me cuesta adaptarme. Por favor, danos tiempo. Todo esto es muy reciente, Anastasia, somos jóvenes aún, pero de verdad quiero estar contigo y me enfurece... tanto que otros hombres te deseen y tú simplemente no pareces ser consciente de ello lo cual te hace aun más deseable... —Se detiene, poniéndose de pie y acuclillándose a mi lado, girando mi rostro al suyo con sus manos en mi rotro—. Estoy balbuceando como un demente, pero lo que quiero decir es... lo que quiero decir es que me tienes loco, ¿entiendes?
Asiento lentamente.
Sí, ya recuerdo por qué me enamoré exactamente de él.
Espero que mi mente no se haga ideas locas, pero todo en mi corazón y mi mente me gritan que eso estuvo muy muy cerca de ser una declaración.
O tal vez lo fue... al estilo Grey.
—Bien, ahora bésame —demanda y no puedo evitar sonreír antes de besar suavemente sus labios. Él suspira, mientras siento mi corazón saltarse unos latidos. Dios... lo amo—. ¿Estás lista para irnos? Mi cama en Escala se siente demasiado grande y fría sin tu cuerpo debajo del mío.
—Sí, estoy lista —respondo riendo, aunque ansiosa por estar en esa cama, ya.
—Entonces vamos. —Me toma de la mano después de dejar un billete en la mesa y comenzamos a caminar con nuestros dedos entrelazados hacia el auto. Me siento... increíblemente feliz y emocionada. Creo que mi querido jefe me volverá tan mercurial como él. No puedo creer todas las sensaciones que provoca en minutos—. Debo advertirte... —murmura en mi oido cuando estamos ya en la parte trasera de su SUV—... que estoy increíblemente excitado y que no seré nada suave. Te tendré en todas las superficies de mi departamento y te follaré de todas las formas posibles, ¿estás de acuerdo con eso?
Mi estómago se tensa y junto mis muslos cuando un cosquilleo se acumula en mi entrepierna y para mantener la humedad que empieza a filtrarse en mis bragas.
Como siempre, su juego se seducción previo me tiene deseando que haga cada cosa que me dice.
Sé que no importa cuántas veces me pregunte si estoy de acuerdo, mi respuesta siempre será la misma. Y creo que de eso sí debería preocuparme.
—Sí, Christian, estoy de acuerdo con eso —susurro, y sus labios se curvan en una sexy sonrisa antes de besarme duro por sólo unos segundos dejándome aturdida.
Entonces lo supe...
Estoy totalmente perdida por él.
Me estoy aferrando a algo que no sé si tenga futuro... pero me encanta.