CAPITULO 2

696 Words
Capítulo dos -Lo sentimos, pero necesitamos a alguien que tenga al menos dos años de experiencia laboral para tener garantías. Me dan ganas de decirle que si no me dan la jodida oportunidad en ninguna parte, ¿cómo se supone que obtenga experiencias? Suspiro, asiento y le doy las gracias por su tiempo, mientras estrecho su mano. Es la cuarta entrevista del día y ya estoy muy cansada; siempre me dicen lo mismo. Cuando voy a salir, su mano me detiene otra vez. Extrañada, lo miro. -Te voy a ayudar con algo, porque en realidad me pareces buena chica. -Acomoda su corbata, soltándome, y sus ojos caoba me observan con calidez. Es un señor de unos cincuenta y cinco años, de pelo n***o donde ya muestran partes blancas debido a su edad-. Aunque aquí no haya oportunidad para ti debido a las políticas de la empresa, te recomendaré una. Sus entrevistas son muy limitadas. La empresa que te voy a decir está funcionando desde hace unos tres años más o menos. Y ha subido rápidamente a la cúspide a pesar de su CEO. Cada vez crece y crece más, es ya reconocida a nivel nacional y está buscando expandir las alas, por así decirlo. -¿Qué intenta decirme? -Siempre están necesitando becarios y nuevos trabajadores con potencial. Sé que tú la tienes y si yo la vi en ti, te aseguro que Christian Grey tiene un mejor ojo para estas cosas a pesar de su edad. -Oh... muchas gracias. -Le sonrío sinceramente. La primera sonrisa sincera desde hace un buen tiempo... se siente extraño. -Te daré los datos y, cuando llames, consigue la cita para una entrevista. Le voy a hablar de ti al señor Grey. Rápidamente se pone a escribir escasos pero necesarios datos en una hoja de papel. Cuando me la entrega, le sonrío esperanzada; el hubiese sido un gran jefe. -Se lo agradezco mucho, señor Anderson. Conseguiré ese trabajo. No lo defraudaré. -Me pongo de pie y me despido nuevamente. -Por cierto, Grey House a veces tiende a que sus empleados viajen. ¿Tienes todos tus archivos en orden? Puedo ayudarte con eso. -Oh, no, no es necesario. Todo está en orden, muchas gracias. No sabe cuánto le agradezco esto. Él me sonríe. -No es nada. Que tengas suerte. Agradezco nuevamente y salgo. Suspiro cuando llego a la acera. Espero que el jefe de aquella empresa, sea un señor tan amable y agradable cómo este y no un viejo verde y amargado. Me dispongo a caminar cuando algo pesado cae sobre mí haciéndome perder la estabilidad y caer en bruses en medio de la acera frente a todo el mundo. Jadeo de la impresión y mis mejillas se calientan como calderas por la vergüenza. Noto algo pesado, un cuerpo pesado, encima de mí aún. Gimo adolorida y el peso desaparece. -Dios... lo lamento tanto. No te había visto. -Miro hacia arriba, hacia el chico que me tiende la mano, y frunzo el ceño hacia él. -¡¿Cuál es tu problema?! -siseo cuando tomo su mano para ponerme de pie. Una electricidad recorre todo mi cuerpo y él se suelta rápidamente. ¿La habrá sentido? -Ya te dije que lo siento. Venía distraído. ¿Estás lastimada? Su voz es linda. Muy linda y varonil. De hecho, todo en él es malditamente lindo. No sé si lindo sea la palabra correcta para describirlo. Parece uno de esos dioses griegos. Es algo cliché decir eso, pero no encuentro comparación; debieron haberlo hecho a mano. Tiene unos veinte y pocos. Y lleva traje... uno muy, muy bonito y caro. Debe ser un niño rico de papi y mami. -No me interesa si venía distraído, tiene que fijarse más. Además, aunque no estoy lastimada, pudo haberlo hecho ¿y entonces qué? -Te hubiera llevado al hospital. Duh... Ruedo los ojos y él entorna los suyos, grises y preciosos, hacia mí. -Vaya, eso parece muy caballeroso de su parte, gracias. -El sarcasmo gotea en mi voz. Él sonríe y una jodida sonrisa perfecta. -Señorita, no quiero problemas. Mucho menos con una adolescente petulante como usted. -Y con eso se aleja, dejándome boquiabierta. ¡Es un idiota!
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