CAPITULO 7

512 Words
Capítulo siete Olivia abre los ojos como platos y asiente de forma lenta, como si no pudiese creer que la vio cuando ella estaba segura que no la había visto. —Señorita Lambert —me apura. Camino detrás de él y paso primero cuando abre la puerta de su oficina para ambos. Nos adentramos y cuando él se sienta en su trono, me invita a sentarme en uno de los sillones frente a su escritorio. Lo hago y me dispongo a disculparme. —Señor Grey, antes que nada quiero agradecerle por la oportunidad y disculparme por... —Ahórreselo, Lambert; tenemos cosas más importantes que discutir sobre su puesto y sus deberes —me corta. Asiento y respiro profundo, controlándome—. Primero le daré un consejo: para que las disculpas no llenen su boca todo el tiempo, piense bien lo que dirá antes de hablar. El hecho de que sea prácticamente una adolescente no le dá el derecho de tratar a las personas como se le dé la gana. —«Y el que usted sea millonario, dueño de la empresa, y mi jefe, no le dá el derecho de tratarme así», pienso y me muerdo la lengua para no decirlo en voz alta, mientras asiento hacia él más tensa que una roca—. Bien, ese punto aclarado, podemos llevar la fiesta en paz, lo cual es muy bueno porque desde hoy tu eres una de mis sombras. Frunzo el ceño, sin saber a qué se refiere. —Quiero decir —continúa al notar mi confusión— que como mi nueva asistente personal, estarás donde yo esté. Me seguirás a todas partes. Estarás pendiente de las reuniones tanto como yo y estarás más pegada a mí que una lapa. Así que, señorita Lambert, ahora es una de mis sombras. Suelto un jadeo, pero asiento cuando me discutimos el p**o y el contrato. Es dinero suficiente para poder estudiar y el tiempo del contrato también es suficiente para poder terminar la carrera... el pensamiento pone una sonrisa en mi rostro. Y cuando miro el suyo su ceja está alzada mirando hacia mí. «Una de mis sombras...» —Señor Grey... —¿Hay algún problema? —pregunta mientras le tiendo el contrato ya firmado. —No, no, ninguna. Sólo una curiosidad... —La curiosidad mató al gato, señorita Lambert. —Sonríe. —Bueno... es que... ¿Cuántas sombras tiene? —pregunto ladeando la cabeza a un lado. Su sonrisa se vuelve amarga, irónica. —Cincuenta... —murmura. Abro los ojos enormemente. ¿Se está burlando de mí? ¿Tiene más AP's? No, Andrea dijo que no...—. Y eres la única sombra que no puedo sacar de mi cabeza —musita inaudible. Me pierdo a la mitad de la frase debido a lo bajo de su voz y no pregunto por miedo a enojarlo otra vez. Así que doy la vuelta y camino hacia la puerta. Las palabras «que no puedo sacar de mi cabeza» repitiéndose una y otra y otra vez en mi mente... ¿Quiso decir lo que creo que dijo?
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