—Ya te dije que esta vez sí va en serio. Kendall suelta una risa cargada de sarcasmo, ante su falta de credibilidad por mis palabras. Inflo los cachetes y resoplo, llenándome de paciencia ante la burlesca risa de mi mejor amiga. —¿Qué no me crees? Llevo ignorando sus mensajes y llamadas durante cuatro días. —Aja —dice mi amiga al tratar de controlarse—, ¿en serio has sido capaz de ignorar cada uno de sus mensajes? Presiono el móvil contra mi oído y me concentro en el esmalte que estoy colocando en las uñas de mis pies. Kendall vuelve a reír. —¡Lo sabía! ¡Sí le has contestado! Paso saliva y luego hago una mueca. —Tal vez solo dos o tres —acepto—, es que… si no le contestaba, amenazó que llegaría con los policías para comprobar que estaba viva; pero, te prometo que ya estoy poniendo di