FRIDA
Odiaba verla sonreír. ¿Por qué debía existir? Odia verla estar en casa de Alex como si fuera la put*a ama. Solo era un trato, un acuerdo que se había hecho por pura suerte.
Me corrió.
Se había atrevido a correrme de ahí. Por fortuna no me iba a quedar de brazos cruzados viendo cómo está gozando la vida al lado de Alex. Suficiente había tenido de verla en todos los portales de noticias palgadas de fotos de su viajes a Bali. La muy maldita estaba disfrutando de una vida que no le correspondía.
Al menos le había restregado en la cara que me había besado con Alex. Él era otro dolor de cabeza. De un momento a otro me estaba comenzando a alejar, por dios, él y yo sentimos una atracción inminente y hasta los medios de comunicación estaban seguros de que seríamos la pareja del año. Ya
