ALEX No podía creer que algo así pudiera existir en el mundo real. Siempre había escuchado acerca de historias sobre adopciones donde, por lo general, a los niños los tratan como si fueran sirvientes, pero ésto era otro nivel y no sabía cómo reaccionar ante ello. Ver la ingenuidad de Vanessa, hasta cierto punto, por la gratitud que sentía hacia sus padres adoptivos por darle un techo era algo que por primera vez me había hecho sentir un nudo en el estómago por su situación y por ella. Decirle que la han adoptado con intenciones turbias sería alterarla y terminaría no creyéndome. — No te debes preocupar por tu hermana como te lo he dicho Vane. Ahora vamos a comer que ninguno de los dos lo ha hecho —le dije. Vi el desastre de maquillaje que traía por las lágrimas que había derramado. Su