—Apesta a manzana podrida.
—Creo… creo que es la niña…— respondo mientras la niña esta recargada en una de las patas de la silla rota de madera junto a ella.
—No han pasado ni dos días, ¿por qué huele tan mal?
Me encojo de hombros.
—No lo se, pero… ella no se ve muy bien.
—Claro que no, esta secuestrada, nadie se ve bien así, dale algo de agua.
—Pero ella dijo que necesitaba medicina.— trato de decir cuando veo el gesto de José de salir.
—Gianna dijo que no se la diéramos, eso presionará a Thorsen. Solo dale agua, mójale la cara o algo.
José sale del sótano dejándome de nuevo con la niña. Casi parece que lo hace adrede para asustarme sabiendo que la niña me perturba, desde que la secuestramos no ha rogado ni una vez por ver a mami o algo así solo se mantiene abrazada a si misma en
