Pov Valentina
Lo miraba, observaba al hombre frente a mí y entendía. Su cuerpo delgado estaba cubierto por camisa a rayas, pantalones caqui y zapatos puntiagudos.
No se veía mal, la combinación era perfecta, el sujeto movía su manos de un lado al otro y explicaba los puntos, pero había algo en su forma de hablar que dejaba en claro que no nos miraría nunca.
— No me voy a acostar con nadie —se calló.
— Bien, eso son tus decisiones —camino de nuevo a su lugar —, esto es simple… —calló abruptamente —¿Eres virgen?
— ¿Qué?
— Si eres virgen tienes otro precio, hablamos de que entras con otro monto de ingresos —abrí la boca —, a los hombres les gusta salir con mujeres inexpertas, verlas sonrojarse —movió la mano —, puedes después decidir si alguno de ellos es de tu agrado —miró la p
