Pov Valentina
Demencia, eso era exactamente el estado en el que me encuentro este momento en mi vida. No podía creer cómo pasé de tener la vida solucionada —en varios aspectos —a estar complicada hasta el punto de que iban a cortar mi cabeza.
Los empleados de mis padres están molestos, sí bien comprendían escasamente que no teníamos nada que ver con esta situación, querían seguir con sus condiciones laborales.
Pero nosotras nos encontramos en la misma encrucijada que ellos, sin ingresos, sin mi padre, solas y sin pedirlo. Les prometí que los emplearía de nuevo si todo mejoraba.
Era una gran mentira, nada mejoraba, por eso ahora me encontraba mirando a mi amiga que me daba los tips que tenía su trabajo, ella hablaba de costos, ropa, accesorios, modales.
— Es gente de plata, mucha, debes mantener tus modales como la chica de clase alta que eres —me repaso —, aunque tú prácticamente no dices malas palabras.
— No, no lo hago —tomé aire —, pero Ash, no creo tener lo que se necesita —me levanté —, o sea, mirame.
Sus ojos me repasaron por completo, no decía nada, solo me miraba en silencio. Comenzó a caminar a mi alrededor, toco mi hombro, mi rostro, me observó entera.
— Lo tienes, todo —sonrió —, ojos claros, cabello natural, eres pequeña, pero tienes buenas caderas y pechos firmes —sus manos fueron a mi busto para apretarlo —sí, está firme.
Abrí la boca y ella siguió.
— Por lo general se empieza con un salario básico de 31824 al año, cuando eres nueva —subí mis cejas —, eso puede aumentar rápido si eres agradable con los clientes, hablamos de que puedes llegar a cobrar 58360 al año.
— ¿En serio? —afirmó.
— Solo de básico, el contrato te explica los extras, pero tienes que hablarlo con ellos.
Moví mi rostro y ella siguió parloteando de lo que pagaban, al final me llevo a su casa, se había pedido el día. Me asombro porque nunca faltaba.
No obstante, ahora nos adentramos en una de las zonas más prestigiosas de la ciudad. Abrí mi boca y ella hizo una mueca.
— Te va bien —suspiro.
— Tengo un cliente fijo —hizo una mueca —, es con el único que me acuesto, pero no pasa más que eso, él no cree que valga la pena para una relación, como lo dijiste, soy una puta —suspiró.
— Ash —mi mano toco la suya y negó.
— Me regalo el departamento y el coche —señalo el artefacto —, sigo trabajando, no es que me lo dio porque fuera un canje —negó —, solo son regalos para mantenerme callada —hice una mueca.
— ¿Te gusta? —me miró.
— ¿Se nota? —afirmé —. Mierda, tendré que cortar con esto —suspiro.
Apenas bajamos Ashley comenzó a prepararme para la entrevista de mañana. Era a las nueve de la mañana, lo que me dejaba sin mis clases.
Estaba decidida a probar que pasaba, quería ver que ofrecían, como funcionaba todo y luego decidiría.
Ashley me hizo mascarillas, baños de crema, acondicionó mi cabello, depilo mi cuerpo entero, aunque me hacía la definitiva.
Ella necesitaba asegurarse que no tuviera un solo pelo fuera de lugar o en los lugares incorrectos. Me quede a dormir con ella, llame a la clínica antes de hacerlo para saber que todo estaba bien.
Cuando volví ella solo miraba el celular con la mirada llena de angustia.
— ¿Cómo se llama?
— ¿Cómo se llama quién? —comió un poco más de comida china.
— El señor que regalo esto —soltó un largo suspiro.
— Malik —me miró —Malik Brown —suspiró —, yo no soy nada que se permita en su vida y religión —mordió su labio —, solo la mujer con la que se acuesta antes de que llegue su esposa.
— Puedes ser su esposa, solo tienes que usar las teclas correctas —miré la casa.
— No lo creo Vale —miró el techo —, nadie quiere a las huérfanas, menos a las que venden su cuerpo.
Hice una mueca, no me gustaba que se viera así de apagada, que pensara eso, pero ella parecía convencida de eso. Nos mantuvimos en silencio, sin decir nada y luego nos fuimos directo a la cama.
A la mañana siguiente me desperté antes de que sonara la alarma, me bañé sin mojar mi cabello y cuando salí Ashley se encontraba en mi cuarto con una percha y botas.
— Todo entra primero por los ojos —lo dejo en la cama —, ponte esto, necesitas convencer a Alva y Elijah.
No iba a preguntar quiénes eran, solo me coloque el vestido azabache con mangas largas y las botas que llegaban a mis rodillas.
Espero lo justo para entrar en el cuarto y comenzar a arreglar mi rostro. Me maquillo, acomodo mi cabello y sonrió grande cuando termino de darle el toque que quería.
— Te ves grandiosa Valen —señalo el espejo a su espalda.
Mi cuerpo giró y abrí la boca grande, no podía creer lo que mis ojos veían, parecía mentira que esa era yo. Mis ojos brillaban más, mis labios se veían brillantes, carnosos y jugosos.
Ahora mi cintura estaba marcada y el cabello parecía recién salido de una peluquería. Entendía como era que Ashley siempre se veía bien.
— ¿Esta soy yo? —afirmó con una sonrisa.
— Eres tú y estas buenísima.
Solté una carcajada y ella marco el camino para salir, nos subimos de nuevo a su auto, su teléfono sonó, pero no contesto, solo corto y manejo, quería preguntarle quien era, pero no sabía si teníamos esa confianza.
— Es Malik —suspiró —, si te quedas trabajando aquí —dudo un momento —, ¿Crees que podamos vivir juntas en tu departamento?, creo que necesito cortar con esto.
Ella parecía sufrir por ello, más de lo que quería seguramente admitir y me estaba preguntando por qué no peleaba por estar juntos.
— Puedes vivir conmigo, claro —suspiro —, también puedes decirme que pasa —su labio tembló.
— Me enamoré y él no —oh, eso era mucho.
— Ashley — negó.
— Voy a estar bien, solo necesito tiempo —suspiro —, todavía no le digo nada, quiero ver que pasa contigo —toque su pierna.
— Aunque no quede, puedes vivir conmigo.
Un lago suspiro de alivio salió de sus labios y no volvió a hablar hasta que el imponente edificio se alzó frente a nosotras, mis manos temblaron y la miré con miedo.
No sabía que iba a salir de esto. No pensaba tener sexo con nadie, solo sería el adorno con el que salen, pediría pelucas o algo para que no me reconocieran tanto, porque me negaba a que algún socio de mi padre me reconociera.
— ¿Estas lista? —sacudí la cabeza.
— Ni un poco.
Soltó una carcajada y miré de nuevo.
El edificio por fuera es de construcción moderna, con varios pisos con grandes ventanales. Es bellísimo, no lo iba a negar. Tiene un diseño arquitectónico único con líneas horizontales y espacios abiertos en cada piso.
— Ostentoso ¿No? —Ash me mirá y hago una mueca.
— Un poco —seguí mirando —¿Por qué tanto?
— El dueño es un millonario, no viene nunca, solo lo maneja desde lejos —caminamos a la entrada —, pero ojo, sabe todo lo que pasa dentro.
Me detento en seco y elevo mi rostro. Hay árboles y plantas en algunos de los pisos que añaden un toque de verdor a la estructura.
La planta baja está hecha de paredes de cristal que dan una vista clara del interior, que parece ser un vestíbulo o una recepción.
— ¿Te arrepientes? —moví mi rostro.
— No, solo observó —sonreí —, es bellísimo —sus labios se curvaron mostrando sus dientes.
— Espera a ver dentro.
Su mano tiro la mía haciendo que entremos, no me equivocaba, lo primero que nos recibió fue una recepción. La chica que estaba sentada levantó la mirada y sonrió.
— Ash, tienes dos turnos —mi amiga movió el rostro.
— Claro —se acercó —, Laila, ella es Valentina —me señalo —, tiene una reunión con Elijah.
La chica de cabello castaño llevo sus ojos a mí, me detuve en ellos un momento, eran marrones, pero un marrón con tintes ocre hipnotizante.
Acababa de darme cuenta de que estaba embarazada y llevaba un anillo en la mano.
— Mucho gusto, espero verte seguido por aquí —sonreí —, lo que necesites, me avisas y —se inclinó —, cuidado con Alva, es una perra cizañera.
Ashley se rio y yo hice una mueca, no quería problemas, no donde trabajaba. No había forma en que eso sucediera.
Mi amiga me guio directo al segundo piso, el ascensor de grandes puertas metálicas se abrió, entramos en silencio para bajar en el último donde un hombre delgado nos recibió.
— Ashley —suspiro aliviado —, Malik te necesita para un evento el fin de semana —mire a mi amiga y ella a mí.
— Tengo otro compromiso, Eli —Elijah arrugo la nariz.
— ¿Sí? ¿Cuál? —Ash se removió —¿Pasa algo?
— No quiero volver a verlo —su voz salió desesperada —, creo que las cosas estan perdiendo su línea —movió el rostro.
Sus líneas, ella se estaba enamorando. Estaba enamorada.
— Entiendo, le diré que tenemos otras chicas —llevó sus ojos a mí —, oh, ella debe ser tu amiga —se acercó a mí.
— Hola, buen día —estire la mano, pero la ignoro —, me llamo Valentina —camino a mi alrededor.
— Me gusta, buenas caderas, lindos ojos —tomó mi rostro —una mezcla entre ángel y demonio —mordí mi labio —, eres perfecta cariño, anda pasa, firmaras el contrato.
— ¿Qué? —abrí mi boca —¿Así de fácil? —Ash me empujo y la miré con los ojos abiertos.
— Ve, deja el pánico, Eli solo come hombres —se rio y puse mis ojos en blanco.
— Tiene razón, todo el personal gusta de hombres —hablo —, el jefe tiene sus reglas —señalo la silla.
— ¿Reglas?
Lo mire completamente mareada, sus labios se curvaron y camino para sentarse frente a mí, no emitió ni una palabra, solo abrió el mueble frente a él, saco unos papeles y volvió su vista a mí.
— Reglas —estiro los papeles en mi dirección —, este es el acuerdo que vas a firmar.
Tome las hojas, pesaba, eran más de las que imaginaba y me parecía un poco exagerado, pero al parecer necesario.
— Antes de empezar, las reglas.
Se levantó y lo observé, ahora era una piedra, sus rasgos duros y no se veía nada de simpatía en ellos.
— ¿Reglas? —repetí.
— Reglas, cada lugar funciona con reglas —tomó aire —, no puedes tener novio, marido —pensó —, al menos que él sepa del trabajo.
— ¿Cómo?
— Los hombres hacen escenas de celos —movió la mano —, imagina que estes besándote con otro en un restaurante —me miró —, se volverá loco.
— ¿Besarme?
— No te explico que pasa si te acuestas con ellas —sacudió la cabeza —, nada de compromisos.
Joder, en que me había metido.