Pov Valentina Escuchamos los gritos, no pude evitar levantarme y salir, Alva hizo exactamente lo mismo mientras todas las mujeres que trabajan dentro llenaban el lobby. — Señor Brown —Elijah se paró deteniendo su paso. — ¿Dónde está? —observé su rostro. — No puede entrar aquí. El porte del sujeto era intimidante, su mandíbula cuadrada tenía barba perfectamente recortada, algo que marcaba a la perfección sus rasgos árabes. Sus ojos claros eran tan penetrantes y profundos. Lo repase con la mirada, hombros anchos, cuerpo trabajado, al punto que las venas se le marcaban hasta en la mano. — Me importa una mierda —lo observó —, llamá al jefe, no me interesa hablar con él —Alva se tensó. — Señor, la señorita Simons ha pedido terminar el trato con usted —sus ojos brillaron. —