Pov Demon
Que todos tenemos un precio, eso lo sabía muy bien, las personas se vendían al mejor postor, cada uno de ellos tenía algo por lo cual eran capaz de vender su alma al diablo.
Yo era el maldito diablo en esta historia.
Estaba seguro de que lo mío era una obsesión con ella, no lo iba a negar, porque para eso debía admitir que lo que ocurriría entre nosotros era a causa de un simple capricho mío, pero no era así, bueno quizás sí, pero todo era por el bien mayor.
Necesitaba tener la certeza de qué ganaría la presidencia, no confiaba en Félix lo suficiente como para dejarlo tener participación en ello.
El sujeto era un falto de ideas, lo que pensaba era insignificantes, al punto que rozaba lo absurdo.
Si hay algo que caracteriza mi trabajo era que tomaba medidas arriesgadas, me gustaban los retos, era algo que me salía bien y por eso quería este.
— Señor, tenemos los datos que me pidió.
Tomé la carpeta entre mis manos y la abrí con curiosidad, necesitaba saber qué posibilidades tenía de que esa chica entrará en mi terreno, como acomodar todo para que terminé aceptando el trabajo, quizás orillarla a tener que aceptar sí o sí la propuesta que le haga Ashley, porque no tiene de otra.
Había jodido la vida de personas en otras oportunidades, podía joder la de ella ahora sin problema, no se iba a enterar, yo claramente no le iba a decir.
Ella pensaría que estaba solucionando algunos asuntos con la oferta de trabajo y se estaría metiendo en otro mucho peor cuando terminara envuelta mis garras.
— Veamos que nos traes.
Observé la hoja en silencio.
Valentina González, 23 años, nació el 23 de septiembre del 2000. Libra. Estudiante de administración de empresa en Harvard, sus cursos extras eran de innovación emprendimientos y avances tecnológicos.
Su padre, Óscar González, acaba de fallecer, justo el mismo día que mi abuelo. Podríamos llamarlo destino o quizás conciencia, porque por alguna rara razón esta mujer se encontraba ahora en mi vida.
Todo apuntaba a que ella y su padre eran muy unidos, parecía que ambos tenían una relación muy estrecha pues la mayoría de las fotos salí a ambos juntos.
— Estará más difícil de lo que pensé.
Hable en voz baja. Esto era más complicado de lo que especulaba, la chica tenía plata, no se meterían un trabajo de mala muerte cómo prostituta para vivir. Su empresa les daba los ingresos que necesitaba.
Tenía que buscar otra forma de llegar a ella, quizás aparecer en su vida. Estudiaba, lo que indicaba que estaba parte de su día en la universidad, era un buen lugar.
Pero había complicaciones con eso. Las relaciones de los profesores con los alumnos estaban prohibidas, no te podías involucrar con tus alumnos, al menos que…
— ¿Quién es el director de la universidad?
Mi hombre entrecerró los ojos, seguramente se pregunta por qué tanta obsesión con la chica, pero no le importaba.
— Aiden Moore —sonreí de lado.
— Creo que tendré que ir a verlo —tenía mi entrada.
— Señor —seguí leyendo —¿Se puede saber que trama?
— Si supieras todo debería matarte Daniel —lo observé —¿Lo sabes?
Siendo sincero ya lo tendría que haber matado, porque sabía más de la cuenta, más que cualquiera, pero era fiel y se mantenía callado todo el tiempo.
— Me imagino que sí, pero —se sentó —, le pregunto por lo que sigue.
La confusión y curiosidad me invadieron mientras cambiaba de hoja, la foto de un chico llego, pero no estaba solo, sus manos se encontraban en las caderas de Valentina.
— ¿Quién mierda es este idiota?
Las palabras salieron cargadas de enojo, mi sangre hervía con mayor intensidad observando las imágenes.
— Tom Mills —saco otra carpeta —, todo un galán entre las mujeres. Estudia en Harvard, capitán del equipo de Soccer —abrí la carpeta —, han salido por un tiempo según el sujeto que cuida el edificio donde él vive —seguí leyendo —, al parecer así como sale con ella también lo hace con otras —relamí mis labio —, al menos hasta el mismo día que murió su padre, dice que ella llego y se fue a los minutos, llorando.
— ¿La dejo? —negué.
— Eso parece —no podía creerlo.
— ¿Será un problema? —miré a mi hombre.
— Creo que sí, ella parece muy enamorada de él —llevé la mano a mi mentón.
— Mantenla vigilada, quiero cada detalle de ella, pon alguien a que la siga y cuide —afirmó.
— Señor, los chicos hablan de que su padre está en la casa —tomé aire.
— ¿Quién lo dejo entrar? —subió sus hombros.
— No sabría decirle, pero puedo averiguarlo —se levantó —¿Quiere algo más?
— Habla con Aiden, dile que estoy interesado en dar algunas clases —afirmó.
— ¿Le informó de su relación con una alumna? —sonreí —, algo que quieren mantener en secreto para evitar problemas —levanté el dedo.
— Es por eso por lo que sigues aquí —bromee y afirmó.
— Necesita alguien confiable que haga el trabajo sucio —chasquee la lengua.
— Claro, es eso.
Guarde los papeles cuando escuche los pasos acercándose, debería tener esta charla, no importaba que no quisiera hablar con él, era obvio que no me dejaría en paz.
— Ese es el informe de hoy —hablo y la puerta se abrió de golpe —, señor Drake —saludo a mi padre —, jefe ¿Qué hago?
— Diles que la reunión es mañana a las ocho, no puedo luego —miré los papeles como si estuviese trabajando —, eso por ahora, que preparen algo liviano para esta noche, por favor.
— Le diré a las chicas.
Se disculpo con ambos y salió, mis ojos volvieron a los papeles. Sabía que mi padre esperaba que lo saludara, él era esa clase de persona que llega y espera que uno lo reciba como si nada.
Uno debía saludar y hacer todo.
— ¿No piensas saludar? —negué.
— Yo no soy quién llego, es mi casa —seguí revisando papeles.
— Tú abuelo se equivocó contigo, no tienes respeto —deje las cosas.
— Sí lo tengo, con quién lo merece —cruce mis brazos —¿A qué debo tu visita?
— ¿Qué se supone que haces aquí tan tranquilo? —tomé aire y dejé los papeles —, el cabrón de tu abuelo puso esa cláusula.
— No hables así de él —me incline —, porque te recuerdo que fue quién me crio mientras tú te paseabas de mujer en mujer —apreté mis dientes —¿Recuerdas eso?
— Él decidió que fuera así —ladee mi rostro.
— ¿Él decidió que no cumplas con tu rol de padre? —moví mi rostro —¿Cómo es eso? Digo, perdiste a tu mujer y te dijo yo lo crio.
— Tú la mataste —apreté mis dientes.
— Yo no la mate —las palabras salieron entre dientes —, tú debías estar con ella, no tenías que engañarla, de haberte comportado ella no habría tenido esa suba de presión, no hubiese ido al hospital de emergencia —me levante —, ella no hubiese muerto si tú no hicieras tantas mierdas —mis manos se apoyaron en el mueble.
— Hablo el hombre que puede mantener su bragueta cerrada —se paró —, no hagas como si fueras mejor ¿Qué vas a hacer? ¿Crees que una mujer te va a querer como su marido cuando se den cuenta que te acuestas con todas y las dejas? —se inclinó —, de tu sucios negocios.
Sus labios se curvaron en una sonrisa come mierda, mi padre era un cabrón, un jodido hijo de puta, andaba siempre metido con gente deshonesta, el abuelo no lo quería en su casa.
Me crie prácticamente con él, lo veía, pero siempre mantuve las distancia, hasta que nos encontramos una noche cuando iba a hacer negocios.
No sabía que eran sus amigos.
Desde ese momento ir al menos que sea necesario, tengo un representante, también investigo todo el ambiente de esa persona.
— Félix acaba de solicitar una reunión familiar para presentar a una chica —me reí.
— Eso es una farsa, él no tiene ninguna chica, nadie lo soporta —me senté.
— No importa, pero lo va a hacer, se presentará con el abogado, te ganara —apoyo las manos en mi escritorio y se levantó —, no has logrado lo que querías, tanto lamer sus zapatos ¿Para qué? —acomodó su ropa —, no obtendrás nada, te dejo sin nada.
— No tienes idea de mi vida Billy, tal vez por eso estás tan preocupado, no me conoces, no lo suficiente como para comprender que yo nunca pierdo.
— Eres una decepción, ahora ellos se quedarán con todo.
No respondí, no me interesaba hacerlo, él no me conocía, nunca lo había hecho, jamás se interesó lo suficiente en mí como para saber que me pasaba o como era.
— Si lo dijera alguien importante, seguramente me sentiría afectado, pero resulta que no es así —lo miré —, no me interesa lo que creas.
— Te interesara cuando necesites mi ayuda para no perder las cosas.
Giro su cuerpo y salió, golpeo la puerta como si fuera un jodido niño, de esos que necesitan llamar la atención. Cerré los ojos y apreté el puente de mi nariz.
Mi teléfono sonó y observé el nombre de Félix en la pantalla, apreté mis dientes un poco, solo era un mensaje, pero sabía que el cabrón me estaba picando para demostrar que se quedaría con todo.
Desbloqueé la pantalla y abrí el bendito mensaje.
Félix: Primo querido, estás cordialmente invitado a la presentación de mi novia a la familia, es la semana que viene, espero verte allí.
Este cabrón no me ganaría, no importaba que pensara que podía, no iba a suceder.
Demon: ¿Tú también harás las presentaciones?
Sonreí cuando vi que acababa de leerlo, sabía que no esperaba eso.
Félix: ¿Tú? ¿De novio? No me hagas reír, al único que eres capaz de querer es a ti mismo, eso no lo creerá nadie.
Demon: Lamento decepcionarte, pero resulta ser que pueden quererme.
Félix: Las putas no cuentan Demon.
Demon: No deberías referirte de esa manera cuando hablas de tu pareja.
Sonreí ladino y marque el comunicador, necesitaba saber quién era su novia, ir unos pasos más adelante que él o arruinaría todo.
Quería la mierda oculta dentro de su zapato, cada parte de ella, porque estaba seguro de que su nuevo noviazgo era una maldita farsa, nada más que eso.
Los golpes en la puerta me hicieron levantar mi rostro, Daniel entro tranquilo y se detuvo cuando lo miré.
— Félix va a presentar a su novia en una semana —su nariz se arrugo.
— ¿Novia? —afirmé.
— Averigua quien es, quiero todo de ella, para mañana —afirmó.
— Ya tiene su reunión.
— Perfecto, es hora de conocer a mi futura esposa —sonreí mirando la puerta.
— ¿Cree que acepte? —mis manos tomaron el bolígrafo del escritorio.
— Claro, no va a querer perder lo que ha conseguido hasta ahora.
Ella no dejaría su carrera en nada, lo sabía, solo debía tirar de los hilos correctos y ya.